Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Julio Moguel

Lo nuevo en el tablero político nacional

(Parte 1)

Las ganancias políticas del PRI

Quienes pensaron que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tendría un derrumbe en sus porcentajes electorales cometieron un error que vale la pena ponderar, pues tiene consecuencias decisivas en lo que se viene y se despliega hacia las elecciones federales de 2018: correlacionar o ligar de manera directa la caída vertical de la popularidad de la figura presidencial –resontante, como sabemos, en el plano nacional e internacional– con las inclinaciones de voto hacia el partido institucional. Olvidaron con ello que el PRI se ha construido-reconstruido como un cuerpo nacional de múltiples cabezas coaligadas, y subestimaron la estrategia política de ese partido que, a sabiendas de dicha impopularidad, desligó al vapuleado presidente de todo vínculo directo o indirecto con su campaña electoral.
En la lectura que tenemos en este punto (lunes, 8 de junio), con datos electorales que ya establecen los parámetros básicos del asunto, el PRI se lleva entre el 29.83 y el 30.85% de los votos para el Congreso federal, con un amplio margen frente al PAN (del 21.47 al 22.20%), y, no se diga, contra el PRD (entre el 11.14 y el 11.81% de los votos). El panorama favorable a la presencia del PRI en la Cámara de Diputados se abona con los porcentajes obtenidos por sus íntimos aliados (o satélites, para ser más precisos): el PVEM, entre el 7.15 y el 7.55%; y Nueva Alianza, entre el 3.88 y el 4.14%).
Más allá de esa lectura de nivel nacional, algunos de los resultados estatales dan razón de esta particular naturaleza del PRI de ser-actuar desde varias cabezas coaligadas –con suficiente fuerza propia y autonomía frente al poder presidencial–, como en el caso de Sonora, donde ganó con más de medio cuerpo la candidata a la gubernatura (Claudia Pavlovich Arellano) de Manlio Fabio Beltrones. Con un elemento extra que hasta ahora era difícil ponderar: la propia debilidad de la figura presidencial abrió campos de mayor autonomía relativa a las “otras” corrientes políticas del PRI, fortaleciendo sus posibilidades de triunfo como en el caso ya mencionado de Sonora.
¿Y qué decir de otros triunfos políticos del PRI, como el que Héctor Astudillo rubricó en Guerrero? Gran paradoja de la vida: entró por la rendija que le abrió un PRD tempranamente vencido por su propia manera de brillar.

Las ganancias políticas de Morena

Todo es relativo. Y acaso el Movimiento de Regeneración Nacional comandado por Andrés Manuel López Obrador no pueda ser considerado, en sentido estricto, como el segundo gran ganador de la contienda electoral. Pero creo que nadie puede negar que su presencia y su peso en preferencias políticas (del 8.8 al 9.15%) es un elemento que marca un cambio tajante o radical a la circunstancia política que se vive y lleva hacia el 2018.
Primer punto a considerar en el ámbito de los ganancias: a sólo dos o tres puntos porcentuales del PRD en el conteo que se lleva para la integración del Congreso federal, se medirá prácticamente en un “tú a tú” con los perredistas y, en sus condiciones de emergencia, tendrá ventajas políticas que los amarillos no tendrán posibilidades de capitalizar. Más aún si se contabilizan las conquistas de Morena en el Distrito Federal, con gran peso en la Asamblea Legislativa y con el gane en las delegaciones de Azcapotzalco, Tláhuac, Tlalpan, Xochimilco y Cuauhtémoc.
Si pensamos en lo que ello proyecta hacia el 2018, tendremos a un Morena con capacidad de competir, más allá de lo que finalmente se defina con respecto a la candidatura presidencial (¿alcanzará AMLO a ser nuevamente candidato?), con sobrada solvencia para la Jefatura del Distrito Federal (Ricardo Monreal y Claudia Sheimbaun tienen con qué).

Las ganancias políticas de Movimiento Ciudadano

Vilipendiado por unos, considerado por otros como un partido prácticamente en extinción, Movimiento Ciudadano (MC) fue otra de las grandes sorpresas del proceso, al colocarse en un rango de votos que, hasta donde apuntan las cifras del PREP este lunes 8 de junio, se mueve entre el 6.31 y el 7.43 por ciento.
Varias jugadas permitieron a MC alcanzar esta privilegiada posición en el tablero. Pero hay una que conviene señalar: la irrupción en la escena del “fenómeno” Enrique Alfaro, candidato prestigiado a la candidatura del Ayuntamiento de Guadalajara, que arrasó con alrededor de 30 puntos de diferencia frente al más cercano de sus competidores.
Lo destacable de Enrique Alfaro, independientemente de las simpatías o rechazos que a algunos les genere, es su trayectoria de crecimiento político desde que fue alcalde de Tlajomulco. Candidato perdedor en las pasadas elecciones a la gubernatura de Jalisco, tiene todas consigo para ganar la gubernatura en el futuro.
En el complejo equilibrio de fuerzas o de competencia política que se establecerá en los planos nacionales entre el PRD y Morena (los dos platos de la balanza), Movimiento Ciudadano tendrá hacia el 2018 una ventaja táctica decisiva: se inclinará hacia una u otra de las partes marcando así la diferencia.
La mala noticia para MC es la caída vertical de quien era hasta ahora su mejor cuadro político, a saber, Luis Walton, ex presidente municipal de Acapulco, quien, después de haber tenido un arranque brioso en las preferencias electorales, terminó por desplomarse frente a la pujanza de las candidaturas del PRI y del PRD. Pero su presencia activa hasta el final de la campaña tuvo la virtud de aportar un buen número de votos para hacer posible el abultado 6.31-7.43 % del que hablábamos.

Las ganancias-derrotas del PRD

La ganancia neta del perredismo es el triunfo de Silvano Aureoles en Michoacán. Única plaza que merece considerarse como una victoria relevante, dejando de lado para otro nivel de análisis sus triunfos en la Cámara de Diputados y en el Distrito Federal (sus diputados a la Asamblea Legislativa; las delegaciones Gustavo Madero, Iztacalco, Venustiano Carranza, Iztapalapa y Álvaro Obregón).
Pero queda claro para todos que Silvano ganó desde un posicionamiento que tuvo al perredismo sólo o fundamentalmente como su plataforma-base de lanzamiento, pues es el político más “libre” –para bien o para mal– de ese partido (en el sentido en el que se utiliza lo de “libre” dentro de la jerga beisbolera), con alas para volar por cuenta propia en el complejo escenario político nacional. (¿Con proyección presidencial, por ejemplo?).
Pero todos parecen coincidir que el PRD fue el “más grande perdedor” de la contienda político-electoral. Veamos.
La derrota perredista en el estado de Guerrero cuenta más y con mayores grados de elocuencia que cualquiera de sus derrotas estatales o locales, pues, a diferencia de Michoacán, es una entidad que gobernaba desde hace 10 años. Visto el asunto con la suficiente frialdad y perspectiva, podría decirse, así sea aquí de manera esquemática, que fue el propio perredismo el que generó las diferenciales porcentuales del desastre. Destacada y muy recientemente con los des-gobiernos del señor Ángel Aguirre, y con los aún más recientes desatinos del gobernador provisional Rogelio Ortega. Con algo más que no es secreto para nadie: con terreno abonado, en la caída, por la desaparición forzada de los “43”, tema que, “haiga sido como haiga sido”, marcó profundamente al perredismo en la entidad.
Con todo –alguien me dirá–, el PRD mantendrá importantes áreas de poder político en el Congreso federal, en la Asamblea Legislativa y en las delegaciones políticas del DF antes mencionadas. Pero –yo responderé– en una circunstancia en la que, en sentido estricto, ya no será más “tercera fuerza”, condición que seguramente profundizará la crisis en la que actualmente se debate.

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