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La violencia en Tlapa la propició un retraso del gobierno estatal, coinciden la Codehum y Tlachinollan

El gobernador Rogelio Ortega pidió reunirse con los ocho presuntos maestros detenidos en la irrupción de la PF, en lugar de que fueran liberados a cambio de los agentes retenidos, según los recuentos de los organismos y un boletín oficial

 

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Informes de la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos (Codehum) y del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, coinciden en que la irrupción violenta de la Policía Federal en la colonia Tepeyac de Tlapa, el 7 de junio, para rescatar a sus compañeros retenidos y en donde fue asesinado el activista Antonio Vivar Díaz, fue consecuencia de que el gobernador Rogelio Ortega Martínez retrasó el regreso a Tlapa de los que se piensa son maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG) que habían sido detenidos, por tomarse la foto en el Palacio de Gobierno.
Por su parte, la fuente de la Coddehum explicó que efectivamente la situación implicaba riesgos graves, y que urgía que los ocho maestros fueran regresados a Tlapa para entregarlos al movimiento que los reclamaba y éstos, a su vez, entregaran a los policías para evitar la confrontación violenta, por lo que el presidente del organismo, Ramón Navarrete Magdaleno solicitó a las instancias federales que fueran regresados nuevamente en helicópteros desde Acapulco.
En un recuento, Tlachinollan recuerda que el domingo 7 de junio, alrededor de las 2:30 de la tarde las patrullas de la PF marcadas con los números 1699 y 1566 llegaron a la colonia Tepeyac, y al menos 24 agentes allanaron las oficinas de la CETEG, que está a un costado de la delegación regional de Servicios Educativos de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), en Tlapa.
Ahí los policías detuvieron a seis hombres, al parecer maestros: un menor de edad, Juan Sánchez Gaspar, Pablo Abad Díaz, Julián Ayerdi Chavelas, Raúl Sierra de Jesús, Francisco Ortega Vicente, Ángel Basurto Ortega, y a dos mujeres: Agustina Luna Martínez y Herlinda Iturbide Pinzón, ninguno de ellos tenía orden de aprehensión.
Posteriormente al menos 35 policías federales ingresaron nuevamente a bordo de tres patrullas, catearon las instalaciones de la CETEG y se llevaron dos camionetas, con dos grúas de Tránsito Estatal.
El altercado escaló y ante el cateo de las oficinas de la CETEG de donde se llevaron a algunos activistas, los pobladores de la colonia impidieron la salida de 35 policías federales, y advirtieron que no los dejarían ir hasta que fueran liberados los detenidos.
Como respuesta a la retención, alrededor de las 3:30 de la tarde, la Policía Federal movilizó a cientos de agentes que mantuvieron asediada a la población alrededor de dos horas, y a las 6:30 de la tarde los policías retenidos fueron ingresados a la capilla de la colonia Tepeyac con el objetivo de resguardarlos de grupos ajenos a la colonia.
El organismo de derechos humanos asegura que dentro de la capilla se encontraban mujeres, jóvenes y niños en espera de acuerdos entre la CETEG y las autoridades federales.
Explica que en la aparatosa operación el Ejército apoyó el traslado en dos helicópteros de los ocho detenidos a la ciudad de México.
A su vez, el informe de la Codehum establece que los detenidos fueron trasladados primero al puerto de Acapulco, para de allí llevárselos vía aérea a la ciudad de México.
Según la información de la Codehum, los maestros detenidos a las 8 de la noche todavía se encontraban en el puerto de Acapulco porque para entonces, a petición de Tlachinollan, había intervenido ante las autoridades federales, concretamente ante la Comisión Nacional de Seguridad y ante la Secretaría de Gobernación, para que los maestros fueran liberados y se destensara la situación en Tlapa, concretamente en la colonia Tepeyac.
El recuento de Tlachinollan agrega que, a esa hora (8 de la noche), efectivos de la Policía Federal irrumpieron nuevamente en la colonia Tepeyac, esta vez utilizando armas de fuego y gases lacrimógenos para rescatar a sus compañeros, a pesar de que este organismo y la Codehum ya habían negociado la liberación de los 8 detenidos, y los activistas del Movimiento Popular Guerrerense (MPG), maestros de la CETEG y habitantes de la colonia Tepeyac y circunvecinas sólo esperaban que llegaran para entregar a los policías federales que mantenían retenidos en la capilla de la colonia.
Por su parte, la fuente de la Coddehum explicó que efectivamente la situación implicaba riesgos graves, y que urgía que los ocho maestros fueran regresados a Tlapa para entregarlos al movimiento que los reclamaba y éstos, a su vez, entregaran a los policías para evitar la confrontación violenta, por lo que el presidente del organismo, Ramón Navarrete Magdaleno solicitó a las instancias federales que fueran regresados nuevamente en helicópteros desde Acapulco.
Durante la espera, los policías retenidos fueron ingresados a la Capilla de la colonia Tepeyac con el objetivo de resguardarlos y asegurar que no se escaparían. Dentro de la Capilla se encontraban, mujeres, jóvenes y niños haciendo guardia, mientras tanto se negociaba con las autoridades federales el traslado quienes proponían que fuera por vía terrestre.
Entonces intervino el gobernador Rogelio Ortega, quien todavía pidió reunirse con los ocho presuntos maestros en el Palacio de Gobierno, por lo que fueron trasladados de Acapulco a Chilpancingo, como se comprobó con una fotografía difundida por el gobierno estatal el 9 de junio, en la que el gobernador aparece sonriente saludando a los detenidos.
Este encuentro habría ocurrido entre 9 y 9:30 de la noche del 8 de junio, mientras en Tlapa la irrupción de los agentes federales a la colonia Tepeyac era cruenta, a golpes, disparos de armas de fuego y de gases.
La reunión entre el gobernador y los profesores duró aproximadamente media hora y posteriormente regresaron por tierra a Tlapa, a donde llegaron alrededor de las 2 de la madrugada del 9 de junio.
La fuente de la Codehum relató que el retraso del regreso a Tlapa de los maestros detenidos fue la causa de la irrupción de los agentes a la colonia Tepeyac para rescatar a sus compañeros, “porque tenían informes de que había gente de los activistas que estaban proponiendo prenderles fuego o agredirlos, por lo que cuando supieron a las 8 de la noche que los detenidos todavía serían trasladados a esa hora a Chilpancingo para reunirse con el gobernador decidieron no esperar más y entrar a rescatar a sus compañeros”.
El informe de Tlachinollan coincide en que a esa hora, “los policías irrumpieron en casas, amedrentaron a familias de la colonia y les arrojaron gases lacrimógenos, lo que generó un número indeterminado de heridos y personas en estado de shock”.
Denuncia que al menos cuatro personas fueron heridas de gravedad, una de ellas, Antonio Vivar Díaz, estudiante de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en la Unidad 12-D de Tlapa, quien falleció al llegar al hospital.
“Fue tan contundente su acción que no les importó respetar los procedimientos jurídicos que exigen este tipo de detenciones”, dice Tlachinollan en su documento.

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