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Urge académica del INAH a detener el deterioro que sufre la escultura El Caballito

Yanireth Israde / Agencia Reforma

Ciudad de México

“Urge restaurar El Caballito, está sufriendo un deterioro que no debería”, apremia Jeannen Contreras, la académica del INAH que dictaminó, junto con siete especialistas del Instituto, daños irreversibles en la estatua ecuestre de Carlos IV tras una agresiva limpieza con ácido nítrico.
Contreras, quien la semana pasada propuso un foro abierto para examinar las mejores opciones de restauración del monumento, aboga por una colaboración que derive en un proyecto de los especialistas más competentes.
La propuesta, que la restauradora detalla en entrevista, se presenta a casi dos años del dictamen de daños y a más de uno de los estudios de diagnóstico emprendidos por el Fideicomiso del Centro Histórico (FCH) –cuyos resultados no se conocen– y ante la permanencia de nitratos que aceleran la corrosión en la obra del siglo XVIII.
Responde también a una sugerencia de intervención presentada por el arquitecto restaurador Marco Aurelio Maza, miembro del Comité Técnico Asesor del FCH, que la especialista juzga contraproducente. (Reforma 12/06/2015).
–El foro público –en algún espacio del FCH o del INAH, con transmisiones en línea– reuniría a especialistas provenientes principalmente del Instituto, donde trabajan los restauradores más experimentados, y a los expertos que colaboran con el Fideicomiso para construir un proyecto de restauración conjunto.
–Creo que la única forma de resolver esto y que salga todo el mundo bien –en primer lugar, la obra– es la colaboración. A mi gremio le ha costado trabajo colaborar con arquitectos y otros especialistas porque estamos acostumbrados a que nos pisen los callos, que hagan el trabajo que nos corresponde; eso generó algún tipo de animadversión entre las diferentes áreas en otras generaciones. A partir de la mía, y para acá con más ganas, hay mas posibilidades de trabajar en conjunto. Tal vez los arquitectos que están colaborando (con el FCH) no están acostumbrados a trabajar con restauradores, creen que nos vamos a estar peleando permanentemente, pero no. Eso cada vez pasa menos y ya no debe de pasar”, añade Contreras.
–Cuando el INAH efectuó la primera evaluación y determinó que los daños son irreversibles, ¿no se tomó ninguna medida para proteger la pieza?
–No se podía, no podíamos tocar el monumento porque estaba bajo una investigación judicial. Estábamos impedidos legalmente.
–¿Lo debió haber hecho el Fideicomiso?
–Una vez que se liberó la investigación judicial, era (necesario) haber limpiado de nitratos la superficie de El Caballito.
–¿El porcentaje de daños de 50 por ciento que se detectó en un principio ya es mayor?
–La mitad del monumento fue afectada, pero la corrosión que se está dando se mide en micropulgadas por año. Es algo muy pequeño, pero no tendría que estarse dando. El Caballito no se va a caer a pedazos, pero sí está sufriendo un daño que no tendría por qué. Es muy triste que se esté dando justo por una falta de restauración.
–Mientras realizan los estudios necesarios, ¿cómo se podría evitar la corrosión?
–Tendrían que hacerse los estudios a toda velocidad; inmediatamente después de realizados habría que lavar con agua destilada, agua desionizada para retirar la mayor cantidad de nitratos de la superficie, que son los que aceleran la corrosión.

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