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Legítimo, cualquier esfuerzo para reducir la violencia, dice el vocero de la arquidiócesis

*Aprueba Jesús Mendoza el llamado del procurador a una tregua entre cárteles. Pide a candidatos poner a la violencia como tema prioritario

Mariana Labastida

El vocero de la Arquidiócesis de Acapulco, el padre Jesús Mendoza Zaragoza, dijo que la Iglesia católica considera que cualquier esfuerzo por disminuir la violencia es legítimo y bienvenido, en alusión a la tregua convocada por el procurador de Justicia, Alberto López Rosas, pero enfatizó que las autoridades deben de cumplir con sus responsabilidades para la reconstrucción de la paz.
Y dijo que “todos, autoridades, instituciones, organizaciones y sociedad llamamos a los delincuentes a dejar de generar violencia y que nos comprometamos a tener una sociedad justa, en paz y armonía”.
Asimismo, Mendoza convocó a los políticos interesados en ser candidatos en las elecciones de 2012 a tomar la violencia como punto prioritario de su agenda, y que no antepongan sus intereses de partido ante el llamado que hacen las personas en la calle que es la seguridad.En ausencia del arzobispo, Carlos Garfias Merlos, el padre Jesús Mendoza, encargado de la pastoral social, leyó el comunicado dominical en el cual se manifiesta la preocupación por la situación económica del municipio, la cual va ligada –según el texto– con la violencia que se vive.
Considera que es “la oportunidad para tocar los factores económicos de la violencia, que son estructurales, como la pobreza y la desigualdad, la insuficiencia de las reformas económicas, el desempleo y subempleo, de manera que se desactiven y se den condiciones para una economía más solidaria y justa, ya que la distribución desigual de la riqueza y el desempleo abonan a la delincuencia organizada”.
Jesús Mendoza expuso que aunque ha sido cuestionado el llamado del procurador de Justicia a los grupos criminales para pactar y con ello disminuir la violencia, la iglesia considera que cualquier esfuerzo que se haga es “legítimo y bienvenido”.
Agregó que se debe de buscar la manera de que los criminales se detengan, que dejen de ser un riesgo para la sociedad, pero insistió en que se deben de buscar soluciones a fondo para resolver el problema.
Alentó a las instituciones de procuración de justicia, ministerios públicos y policías ministeriales a cumplir cabalmente con sus responsabilidades en torno a la seguridad y a la investigación de casos denunciados para llevar a la justicia a los criminales y que sean castigados.
Al preguntarle si la Iglesia participará en la marcha que se realizará el próximo 10 de septiembre y que encabezará el poeta Javier Sicilia, Mendoza Zaragoza respondió que toda iniciativa ciudadana debe de reconocerse y apoyarse en un ambiente de miedo como en el que vive Acapulco y hacer algo al respecto.
“De parte de la ciudadanía viene esta iniciativa en el sentido de que tenemos que animar a los ciudadanos que no se dejen vencer por el miedo, que puedan realizar acciones que a partir de la realidad nuestra vayan en la construcción de la paz”, indicó el sacerdote.
Añadió que el miedo que se vive en el municipio ha provocado incluso a que parroquias modifiquen sus horarios de celebraciones como la Hora Santa o el Rosario, “por ejemplo en la Catedral se solicitó que fueran recorrido de las 8 de la noche a las 6 de la tarde y a nadie se le puede echar en cara su miedo, hay miedos que son muy razonables”, y lamentó que los ciudadanos se están acostumbrando a vivir en la zozobra, pero “no tiene que llevarnos a la resignación”.
Mendoza insistió en que se debe de trabajar en soluciones a largo plazo, además de las de corto plazo como la atención a víctimas de la violencia.
“Los que estamos aquí, los que no nos podemos ir, los que decidimos quedarnos por cualquier razón tendremos que buscar la forma de construir un Acapulco distinto, si ese fuera el fruto de todo esto que sucede de la organización para buscar salidas y alentar la esperanza”, indicó.
Agregó que llevar a Acapulco a un camino de paz es responsabilidad de todos, ya que los casos de extorsiones, secuestros, cobros de cuotas hablan de una profunda descomposición social, “que es una llamada de atención para darnos cuenta de la gravedad de las cosas”.
“Hay muchas cosas que tenemos que revisar en la sociedad y muchas cosas que las autoridades tienen que examinar si realmente quieren buscar el bien común y corrijan todo lo que haya facilitado las cosas a los criminales, desde acciones que la autoridad o la sociedad tengamos que revisar para modificar”, dijo.
El sacerdote resaltó que “la violencia la tenemos que ver como la oportunidad para actuar juntos” unirse para la construcción de la paz.

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