Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Exaltan en Taxco la novela El Príncipe de Florencia, de Salvador Aguilar

 

Realizan en la Casa Borda la segunda presentación-homenaje del libro del articulista de El Sur. Asistió la esposa del escritor, Sara Vargas, y su hija Frida Daniela; la velada fue ambientada con música renacentista interpretada por Vladimir Bendixen

Claudio Viveros

Taxco

En su segundo homenaje póstumo, el extinto escritor, analista e intelectual guerrerense, Jorge Salvador Aguilar, cosechó la noche del pasado viernes una amplia convocatoria en esta ciudad para la presentación de su obra que le llevó más de diez años: El Príncipe de Florencia; la invención del poder. Un público receptivo y participativo, conformado por amigos, familiares e invitados de diferentes estratos sociales e ideologías, llenó el auditorio del Centro Cultural Taxco-Casa Borda, anfitrión del acontecimiento, a dieciséis días del repentino deceso del también fundador de este diario. En los comentarios participaron el etnólogo taxqueño Roberto Díaz Portillo; el editor del libro, Virgilio Bermúdez Núñez; el subdirector editorial de El Sur, Tomás Tenorio Galindo, y el hermano del autor, Ublester Aguilar, quien llegó acompañado por la esposa de Jorge Salvador Aguilar, Sara Vargas, y por su hija Frida Daniela. Como moderador participó el promotor cultural taxqueño Sergio Lugo. De acuerdo con los preparativos que se habían hecho con el escritor días antes de su muerte el 12 de octubre, la ambientación musical, cantos y fragmentos poéticos de la época de Nicolás Maquiavelo estuvieron a cargo del violinista Vladimir Bendixen, quien interpretó música en vivo con un instrumento histórico conocido en el Renacimiento como fídula. La palabra de los participantes, la obra del guerrerense —originario de Zirándaro—, la música, la poesía, un público cautivado y atento, y, al final, un vino de honor sellaron la noche, tal y como se había concebido al conjuntar esfuerzos para fortalecer el desarrollo cultural y la necesidad de involucrar sensiblemente a los asistentes, que fue lo que se observó de principio a fin. Al inicio, la directora del Centro Cultural Taxco-Casa Borda, Rosario Cambray García, dio la bienvenida a todos los presentes y dijo que lejos de la ausencia física del autor, “sentimos que está con nosotros en esta reunión-homenaje para presentar su libro que, a decir verdad, puede llegar a convertirse en una lectura obligada”. Al citar uno de sus múltiples escritos que legó Jorge Salvador Aguilar, la promotora y gestora cultural expresó que “el anhelo nutre a todo individuo para superarse, para salir de la postración, para no dejarse abatir por la desesperanza, y estos sentimientos son los que han alimentado a la humanidad por generaciones y le han permitido vencer tragedias, desventuras y reveses a lo largo de la historia”. Dijo que Salvador Aguilar construyó su sueño, que trajo a la realidad con El Príncipe de Florencia, e invitó al público a iniciar el homenaje con un minuto de aplausos que se dejaron escuchar en el recinto histórico en proceso de remodelación. Luego vendría la música a través de sentidas notas interpretadas por Vladimir Bendixen, que parecieron transportar al auditorio al periodo del Renacimiento, periodo en el que se ambienta la novela. Personajes que cobran vida El etnólogo Roberto Díaz Portillo comentó en torno a la obra que “los personajes que aparecen van cobrando vida”, y luego de hacer una rápida revisión de ellos y Maquiavelo, dijo que la narrativa hace que estos años en los que se desarrolla El Príncipe de Florencia nos sitúen en el contexto e ilustren al lector. Por su parte, el editor y amigo cercano del autor, Virgilio Bermúdez, expuso que “no cabe duda que la muerte de nuestros amigos cercanos nos conduce a la reflexión, a recobrar nuestra conciencia de mortalidad (…) la vida es una moronita de tiempo que termina a veces sorpresiva, absurda e inexplicablemente como sucedió con el amigo común que hoy nos reúne en Taxco, la única Florencia posible de nuestro estado, una de las pasiones de Salvador Aguilar”. Mencionó que en estos tiempos de luto para el diarismo político, la columna “incómoda” de Chava en El Sur se extrañará más, para irreparable pena de sus lectores asiduos y beneficio de los políticos acomodaticios, convenencieros, dados al amasiato y en alianza con quien sea, vendedores de filosóficos políticos a cambio de prebendas de partidos ricos en dinero y pobres en ideología, a donde nos ha conducido la partidocracia. Bermúdez Núñez, añadió que en El Príncipe de Florencia lo más importante es la humanización de los personajes, ya que el extinto autor tenía por método de trabajo meterse en la psicología de los mismos, con lo que consiguió una lectura muy amable. Expresó que “el paralelismo de la vida de Salvador y Maquiavelo lo condujeron a convertirse en un no poco extraño émulo involuntario de su personaje central”, por eso hizo votos “porque alguna vez podamos reanudar nuestras acaloradas confrontaciones verbales, en el círculo del infierno (que citaba una y otra vez el autor) que nos deparen nuestros merecimientos”. Hizo público su orgullo por la colección editorial Canto a mi Tierra, por haber contribuido a recoger para la posteridad la obra de un zirandarense de talla superior, y anunció que “si alguna vez logramos reactivar la revista “Voces de Tierra Caliente”, crearemos en ella un espacio para rescatar lo inédito de Salvador, que estoy seguro no es poco”. En su turno, el periodista y subdirector editorial de este medio, Tomás Tenorio Galindo, puntualizó que en una especie de “manifiesto de autor”, El Príncipe de Florencia traslada a un plano literario los trabajos y las preocupaciones que el autor desarrolló durante décadas en el terreno del análisis político y la crítica del poder. Aunque la historia se halla situada en la Italia del Renacimiento, dijo, “nos facilita una fuente luminosa para entender acontecimientos del México moderno, las terribles disputas por el poder y el arcaísmo que domina a la clase política nacional (…), pues el libro rompe con el localismo y propone una visión universal”. Añadió que el libro es una guía casi didáctica para comprender los signos, las complejidades y las desmesuras del poder, “y me parece que es en la descripción de las pasiones más perversas donde El Príncipe de Florencia cobra su mayor fuerza, especialmente en aquellos pasajes en los que aparece la desquiciada familia Borgia”. Sostuvo que en la obra “está contenido un paralelismo sutil, colocado entre líneas, una crítica a las deformaciones y distorsiones del poder en México. Para eso fue escrito, pues para eso escribía Salvador, para criticar de una manera insobornable”. Dijo que salvadas las distancias de tiempo y lugar, la recreación de las intrigas de la Italia del siglo XVI, en las que no había escrúpulos ni límites, en el contexto actual sirve como un recordatorio del estancamiento ético y moral que sufre la vida pública de nuestro país. Dijo que Guerrero “ha sido particularmente golpeado por esas deformaciones y por el desbordamiento de las pasiones y los intereses políticos ilegítimos, que lo condenan a un estado perpetuo de pobreza e injusticia”. Como muestra de ello, por solo recordar hechos emblemáticos, dijo que “sigue sin ser resuelto el homicidio del líder del Congreso (Armando Chavarría Barrera) y de decenas de líderes sociales, y hace un mes fue asesinado un diputado federal con la participación de empleados del gobierno”, en referencia a la intervención de un agente de la Policía Ministerial en el crimen. Tenorio Galindo expresó que “la súbita muerte de Salvador Aguilar truncó una carrera en su punto de mayor brillo. Es indiscutible que la aparición de El Príncipe de Florencia significó su consolidación como escritor, como intelectual y como crítico del poder”. Correspondencia con Maquiavelo Para finalizar, Ublester Aguilar, hermano del escritor, dijo que convivió mucho con él, y dio lectura a una carta que escribió su hermano Salvador, como parte de la correspondencia que tenía con Maquiavelo: “Les escribo esta carta desde el séptimo círculo del infierno, de que Dante tanto nos habló en su famoso libro. Claro yo no me encuentro aquí, yo estoy en otro lado muy diferente, aquí vine a ver a los que son violentos en contra de la sociedad y que la dañaron por mucho tiempo, creo que el destino de muchos de nuestros políticos y gobernantes se encuentra en este lugar, concretamente en el tercer recinto de este círculo. Les traje a presentar mi libro para que vieran y reflexionaran, aunque ya es un poco tarde, acerca de los errores que tuvieron en vida”. En su misiva, consideró que su muerte inesperada, por algo sucedió, “quizá ya había cumplido mi misión en la tierra, escribir un libro que sirviera de reflexión para todos aquellos que se dedican a hacer política y a cambiar un poco la falsa percepción que se tenía acerca de Nicolás Maquiavelo”. Sin embargo, acotó que la vida sigue, no se detiene con la muerte de nadie, y en estos momentos de pragmatismo la partida de uno no puede detener la lucha de los demás, por lograr que la concepción de la política se transforme, y que sea la ciencia regia como lo establecía Platón en La República, donde el político esté al servicio del pueblo y sirva a los intereses de éste y no a los intereses de los partidos o los de las sectas o tribus que los conforman. Con este homenaje y las participaciones, incluso del público, la música del periodo del Renacimiento enalteció la presentación de El Príncipe de Florencia, en la que el violinista invitado, a manera de un programa diverso, recitó un poema de Girolamo Savanarola, personaje incluido en la obra: “Dicen que no comprendo tu existencia, que el fuego de réprobos me quema; y que mi lengua sin cesar blasfema y que no entiendo la palabra Dios”, mismo que finaliza con “Yo sé que existes ¡Inmutable! ¡Grande!/yo en tus bondades infinitas creo, porque en la tierra y en los cielos veo resplandecer esta palabra: ¡Dios!” Como cierre, hubo participaciones del público que acudió puntualmente a la cita. Siguió la venta de libros, incluso adquiridos por turistas, y al final un vino de honor y bocadillos.

468 ad