Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Celebra Maldita Vecindad sus 30 años entre ska y consignas contra la violencia

*Durante el concierto de tres horas en el Palacio de los Deportes y ante 15 mil seguidores recordaron el movimiento zapatista, a los miles de muertos por la violencia en México y exigieron justicia por los desaparecidos, entre ellos los normalistas de Ayotzinapa

Fidel Orantes / Agencia Reforma

Ciudad de México

Para celebrar sus 30 años de carrera ante 15 mil fans, la Maldita Vecindad llegó el sábado al Palacio de los Deportes en un taxi cocodrilo que metieron casi hasta el escenario.
Su llegada apagó la rechifla de los inquietos seguidores, que ya esperaban ansiosos el festín de la banda de ska, y la transformó en euforia.
Lo que la Maldita tenía preparado fue un concierto de 3 horas donde el baile, la música y varias consignas sociales fueron los protagonistas de la velada que arrancó a las 21 horas.
No fue una indicación, pero con el puro sonido de las canciones de la agrupación, la mayoría de la banda que estaba de pie frente al escenario comenzó a bailar, brincar y armar el slam.
El olor a cigarro se sentía por algunos rincones del Domo de Hierro, vasos de cartón salían volando y uno que otro hombre también saltaba por los aires.
Solín, Bailando y Apañón fueron los primeros tres temas de la noche, de los más de 30 que el grupo preparó.
Pidieron no más violencia hacia las mujeres, brindaron su apoyo a los migrantes y defendieron a las comunidades indígenas.
Recordaron el movimiento zapatista, a los miles de muertos por la violencia en México y exigieron justicia por los desaparecidos, entre ellos los normalistas de Ayotzinapa.
En medio del concierto, Roco Pachukote, el vocalista, tomó una manta del público con la leyenda “Justicia para México”.
“En cada canción vamos a dejar claro que estamos unidos, que no vamos a dejar que las injusticias y las muertes sean más”, dijo el intérprete a una multitud que se mostraba ferviente y ansiosa por seguir escuchando al grupo.
Tras una hora con 20 minutos de concierto, la banda tomó un descanso para regresar con un set acústico que tranquilizó los ánimos fiesteros.
Durante el set, dedicaron Ojos negros a todos los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.
Luego llegaron canciones como Mojado, Morenaza, Tatuaje y Rafael, la cual dedicaron a todos aquellos que sin importar el sexo luchan por el amor.
“A todos los que deciden el amor más allá de cualquier otro prejuicio”, resaltó Roco.
La velada había bajado de tono, la gente reunida en el Domo de Hierro se notaba calmada, ya no había tanto alboroto sobre la pista. Pero todo cambió cuando las primeras notas de Pachuco sonaron en el lugar.
Lo que parecía un concierto casi terminado, volvió a ser una gran fiesta de celebración. La gente se movía sin control, cantaban y se alborotaban entre ellos.
Para infortunio de los seguidores, pasada la medianoche, a las 00:05 del domingo, el grupo se despidió con Kumbala.
.

468 ad