Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Humberto Musacchio

LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS

La OFUNAM va a Inglaterra

Como parte de las celebraciones del Año Dual México-Reino Unidos, del 5 al 9 de julio la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la batuta de su director artístico Jan Latham Koenig, se presentará en Ingla-terra con un programa que incluye la Chacona de Buxtehude-Chávez, el Danzón No. 2 y la Conga del fuego nuevo de Márquez, la Suite de El Sombrero de tres picos de Falla, Rapsodia en azul de Gershwin y Adiós Nonino, de Piazzolla, para cerrar obviamente con el ajonjolí de todos nuestros conciertos: el Huapango de Moncayo. Ya se sabe que los viajes ilustran y debemos felicitarnos porque los músicos de la OFUNAM se presenten en escenarios extranjeros, pero el gastazo que hace la Universidad en esta actividad no se justifica si le van a llevar a los británicos música de Gershwin, que conocen muy bien, de Manuel de Falla, que seguramente han escuchado infinidad de veces, o de Piazzolla que difícilmente será una novedad. Por supuesto, la música es el lenguaje universal, pero cuando hay ocasión de promover la música mexicana, no se entiende porqué interpretar obra de compositores de otros países, sobre todo si nos cuesta a los contribuyentes mexicanos.

Previo significa anterior

El boletín de prensa emitido por la UNAM para anunciar la gira de su conjunto orquestal dice: “Previo a su segunda gira por el viejo continente…” Se va haciendo costumbre emplear el adjetivo previo, que significa anterior, en vez del adverbio previamente, que equivale a antes, “con anticipación o antelación”, dice la Madre Academia. Además de un buen coscorrón al redactor del citado boletín, cabe hacer un llamado a los redactores y sobre todo a los cabeceros de los diarios, quienes se empeñan en emplear la palabreja “previo” sin enterarse previamente de lo que significa y cómo se emplea. Digo.

Expo de obras de Hacienda

El Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, situado en el ex Palacio del Arzobispado (en la calle de Moneda, a un costado del Palacio Nacional), festeja sus 20 años de vida con una exposición que incluye 53 dibujos al pastel de Francisco Toledo, “donados” (¿los donó o pagó impuestos con ellos?) por el artista a la Secretaría de Hacienda. También se expone una selección de obras de la colección de rescate patrimonial (así se llama), obras de arte con las cuales algunos potentados han pagado impuestos, y una sala muestra diez obras originales de Antonio Ruiz, El Corcito, conjunto que bien pudo llamarse “Los atracos del Fisco Kid”, pues este pintor fue víctima de la torpeza de David Alfaro Siqueiros, quien acompañado de varios creadores le pidió a Luis Echeverría que permitiera a los artistas pagar sus impuestos en especie, a lo que accedió el gran demagogo. Pero lo que parecía una gracia del príncipe en realidad era un robo, pues en ese tiempo los pintores estaban exentos de impuestos. Así se las gastaba el criminal tlatelolca.

Rojas y La revolución cubana

En coedición de Turner y El Co-legio de México, acaba de aparecer La revolución cubana, libro de Rafael Rojas (Santa Clara, Cuba, 1965), investigador del Centro de Investigación y Docencia Económi-cas. Se trata de una obra trabajada con un loable rigor crítico, pero también con la pasión de quien tiene razones para emocionarse con su objeto de estudio. Lo central es que el pequeño volumen de apenas 200 páginas echa por tierra tanto las versiones elaboradas desde el anticomunismo ciego como las oficiales, que reducen todo a una pugna entre santos y demonios y a una historia lineal, chata, sin matices. Lo que muestra el libro de Rafael Rojas es que la historia ha sido mucho más compleja, son varias las fuerzas que intervienen en el proceso y no pocas las tendencias centrífugas. El autor ha sabido poner cada cosa en su sitio y dejar fuera tanto las fobias contrarrevolucionarias como las tendencias a la hagiografía. En fin, un libro bien escrito y mejor pensado.

Algo sangra: homenaje al Tigre

Ediciones sin Nombre y el Seminario de Cultura Mexicana son los coeditores de Algo sangra. Aproximaciones críticas a Eduardo Lizalde, recopilación de textos realizada por Marco Antonio Campos y prologada por José María Espinasa, quien dice que la voz de Lizalde ocupa un lugar central en la poesía mexicana, o mejor sería decir un lugar en el centro, aunque nos hable desde los márgenes de esa tradición”. El volumen lo integran textos de Octavio Paz, Juan Gelman, Ramón Xirau, Tito Monterroso, Salvador Elizondo, Jaime Labastida, Francisco Her-nández, Evodio Escalante, Antonio Deltoro, Eduardo Hurtado, Adolfo Castañón, Rafael Vargas, Vicente Quirarte, Víctor Manuel Mendiola, Jorge von Ziegler, Juan Domingo Argüelles y, entre otros, Emilio García Riera, de quien se publica la reseña que escribió de la novela Siglo de un día. Nuestro gran crítico de cine concluyó su texto diciendo que “Lizalde podría pertenecer a un hipotético e internacional PID (Partido de la Izquierda Desenga-ñada), tan ajeno a la voracidad y a la mezquindad burguesas como a la irreflexión y la irresponsabilidad revolucionarias”.

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