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El padre de cinco niños heridos responsabiliza al petista Elías Salgado por el accidente

Rosendo Betancourt Radilla

Chilpancingo

Se llama Oliverio Alarcón Villegas y se encontraba trabajando como policía municipal en Buenavista de Cuéllar cuando se enteró de que el microbús en que viajaban sus cinco hijos, su esposa, su hermana, dos sobrinos y su cuñado se desbarrancó mientras se dirigía a un acto proselitista del Partido del Trabajo (PT).
Cual centinela, ayer esperaba en un hospital de Chilpancingo, en una silla a un lado de su hija de seis años, Sandra, a que ésta se recuperara y pudiera ser dada de alta; el resto de sus familiares fueron hospitalizados en Taxco e Iguala, y su hermana de 26 años falleció.
A su cuñado, esposo de la hermana que falleció, Ángel Flores Flores, le amputaron las piernas y está siendo atendido en Jojutla, Morelos, en calidad de detenido porque era quien manejaba el autobús que se desbarrancó y que al momento ha dejado 27 muertos, según cifras del gobierno del estado.
“Cuando me enteré del accidente ya sabía que era mi esposa con mis hijos los que se habían accidentado; cuando llegué al lugar (uniformado) me asusté, vi muchos muertos y vi a mis hijos debajo de la carretera, llenos de sangre, bajé y los subí a la carretera, lloraban mucho”, relata.
Uno a uno, da los nombres y edades de sus familiares; no se exalta, no cambia de ánimo en ningún momento, ni siquiera cuando acusa de las muertes al candidato del PT a la alcaldía, Elías Salgado Flores, “porque él andaba invitando a niños, jóvenes y adultos a que asistieran”.
Recuerda que el autobús hizo dos viajes, en el primero vio que la gente iba colgando afuera del vehículo, “unos iban sentados en las escaleritas, pero el segundo viaje ya no llegó”.
Su mujer le pidió permiso para poder llevar a sus hijos a la cabecera municipal, y él accedió pues iban con la promesa de que allá les darían de comer “y algunas cositas” de esas que se reparten en los actos proselitistas: playeras, gorras, algún traste de plástico.
Ahora le interesa que sus familiares se recuperen, que no sufran secuelas, que los hospitales en que están sus familiares no les cobren los gastos y que el gobierno del estado y el candidato lo indemnice por el hecho.
La indemnización que pide es “unas despensas y algo de dinero para poder llevarla”, porque como agente de la policía gana 2 mil 900 pesos a la quincena, y con eso tiene que dar casa, comida, vestido, calzado y educación a sus cinco hijos y a su esposa.
Luego del accidente, relató ayer, asistió a dar auxilio; después regresó a su trabajo en el ayuntamiento y le dieron permiso para ausentarse, y de inmediato se trasladó a Chilpancingo a cuidar de su hija.
Desde entonces no acude a su hogar en Coxcatlán, donde vivían todos los muertos en el accidente, sólo sabe que sus hijos se están recuperando por mensajes vía celular; se enteró también que han enterrado en el lugar a 30 personas y hay dos tumbas más, cavadas, esperando algún cuerpo.
El censo de los pobladores lanzó que, luego del accidente, 12 menores de edad se quedaron sin madre y sin padre, son huérfanos y los habitantes de la comunidad no saben quién o quienes se harán cargo de ellos.
Para el gobernador, Alarcón Villegas tiene una petición: “que nos dé despensas y algo de dinero”; y ante la pregunta dice que si recibe lo que pide no presentará denuncia penal ni contra el chofer ni contra el candidato del PT, al que responsabiliza.
“Hay que tener fe en Dios, que es el que hace todo”, dice finalmente.

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