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La noche con la que siempre soñó Súper Mario Balotelli

DPA

Varsovia

¿Qué pasa por la cabeza de Mario? La pregunta se la había hecho el miércoles Cesare Prandelli, y el seleccionador italiano tuvo ayer una de las respuestas posibles: en la cabeza de ese excéntrico e inimitable delantero de la azzurra hay gol, mucho gol.
“La carrera de Balotelli acaba de empezar”, dijo esta noche Prandelli tras el 2-1 sobre Alemania. El técnico sustituyó a Balotelli en el minuto 70: “Vi que venía sufriendo ya desde hacía siete u ocho minutos, tenía algo de calambres, un problema muscular”.
Pero Balotelli ya había hecho de sobra su trabajo. Podrá ser un dolor de cabeza, pero también puede ser Súper Mario, y no sólo porque ayer celebrara su primer gol quitándose la camiseta y tensando los músculos con una mirada pétrea y fiera que desconcertó a sus compañeros y atemorizó a los rivales.
Fue Súper Mario porque la visión y el toque genial llegaron en el Estadio Nacional de Varsovia de los pies de Antonio Cassano y, sorpresa, Riccardo Montolivo, pero la contundencia, la visión láser para el gol, fue suya. Así, Balotelli vivió a sus 21 años el momento más importante de una turbulenta carrera.
El domingo, en Kiev, el gigante del Manchester City se mostrará en la final de la Eurocopa ante España como eso que los de Vicente del Bosque vienen extrañando: un delantero feroz.
“No hay ningún problema con Mario”, repitieron entrenador y compañeros esta semana ante la insistente pregunta de qué pasaba con Balotelli. Y en el fondo tenían razón, al menos ayer, porque Mario les solucionó el partido, deprimió a una Alemania que comprobó que el trabajo duro y entusiasta no siempre trae réditos.
En el primer gol, a los 20, le sacó dos cabezas al central alemán Holger Badstuber para cabecear seco a las redes de Manuel Neuer tras un milimétrico centro desde la izquierda de Cassano. En el segundo, a los 36, tras recibir un delicioso pase de 40 metros de Montolivo, puso en el ángulo superior izquierdo de Neuer un derechazo más duro aún. En un cuarto de hora se había merendado a Alemania.
Ahora suma tres goles en Polonia/Ucrania 2012, pero sus compañeros en la cima de la tabla de anotadores –Mario Gómez, Mario Mandzukic, Alan Dzagoev y Cristiano Ronaldo– verán la final del domingo por televisión. La oportunidad que tiene es inmejorable, porque los españoles Cesc Fábregas, Fernando Torres y Xabi Alonso suman dos tantos.
“Mario, ¡contrólate!”, le pidió el capitán de su equipo, Gianluigi Buffon, antes del duelo del domingo pasado en Kiev ante Inglaterra. Ayer fue conciso y directo: “Mario estuvo perfecto”.
Aquel pedido de Buffon tenía razón de ser: durante la semana anterior Prandelli debió conversar con el delantero para aclarar el incidente que provocó el jugador tras convertir el 2-0 con el que Italia derrotó a Irlanda en el último partido de la fase de grupos.
Tras aquel gol Balotelli no sólo no mostró ninguna señal de alegría, sino que, por el contrario, miró furioso en dirección al banco, y comenzó a hablar mientras su compañero Leonardo Bonucci intentaba taparle la boca.
Hoy se notó que sus compañeros no sabían qué esperar tras el primer gol. ¿Otra vez un escándalo? La pose de fisicoculturista fue, por lo tanto, todo un alivio para los azzurri.
Prandelli, que asume por momentos el papel de padre de Balotelli, aseguró que tendría “paciencia infinita” con un jugador al que a sus 21 años ya han expulsado 11 veces.
En una reciente entrevista con France Football Balotelli se autodefinió como “genio”, “más inteligente que el resto” y “diferente”. Y en buena parte tiene razón, protagonista de una vida que comenzó dado en adopción por sus padres ghaneses e incluyó tres operaciones cuando era bebé.
Después hubo futbol, muchas polémicas e incontables leyendas urbanas que lo tienen como protagonista. Todo eso queda a un lado tras la noche de ayer, porque de lo único que se hablará es de si Balotelli cerrará la Eurocopa convertido en el definitivo Súper Mario de Kiev.

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