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Padecen acapulqueños estrés similar al de una guerra por la lucha antinarco: CICA

 

Es urgente que en el puerto se funde un centro de capacitación sobre enfermedades mentales y adicciones, a fin de que los especialistas puedan atender ese tipo de padecimientos, coinciden participantes en el primer foro de la especialidad

Karla Galarce Sosa

Encargados de las áreas de atención psicológica y psiquiátrica de instituciones federales, estatales y educativas, así como el Centro de Investigaciones Contra las Adicciones (CICA), coincidieron en la necesidad de fundar un centro de capacitación sobre enfermedades mentales y adicciones, a fin de que los especialistas puedan atender ese tipo de padecimientos. Durante el primer foro de salud mental que se realizó ayer en el salón Jaguar, del hotel Playa Suites, el terapeuta Alejandro Oscos Alvarado –uno de nueve expositores que participaron– dijo que los acapulqueños atraviesan por un estrés equivalente al que viven quienes atestiguaron una guerra, situación originada por la lucha contra el crimen organizado que hizo frente el gobierno mediante la operación Guerrero Seguro. Oscos Alvarado mencionó que según datos de mandos militares, las ejecuciones en Acapulco se han reducido un 70 por ciento, sin embargo agregó que tal situación no garantiza la salud mental de los acapulqueños. El director del CICA, Juan José Dávila Ibarra, indicó que el foro convocó a representantes de instituciones como el DIF estatal, reclusorios, el Instituto Mexicano del Seguro Social e instituciones que trabajan con personas que tienen problemas de adicciones y violencia. Anunció que el 10 de diciembre habrá un resumen de propuestas de las instituciones que participaron. “Estamos concordando con el propósito del CICA y sabemos que Guerrero necesita un instituto de salud mental. Nos regalaron una situación de guerra, nos dejaron las víctimas, nos regalaron las víctimas, nos dejaron las familias huérfanas y no nos han dado una institución que se encargue de la enfermedad mental”, reclamó el psicoterapeuta en entrevista durante el foro, al cual acudieron también estudiantes de la Unidad Académica de Psicología de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Dávila Ibarra aclaró que se requiere de un instituto de alta especialización para ayudar a personas con secuelas de dolor ocasionadas por el crimen organizado y la lucha que el gobierno estableció para combatirlo. En el arranque del foro, Juan José Dávila mencionó que durante su campaña el gobernador Ángel Aguirre Rivero adoptó como parte de su plan de gobierno la fundación de un Instituto, sin embargo no hay nada aún. Indicó que existe una degradación biopsicosocial que ha reducido lo humano a “cosa”, además de que el proceso de auto exterminio por la guerra, la pérdida de los valores humanos, el desprecio por las clases dominantes y los nuevos mecanismos de tortura son temas de la salud mental no son atendidos por el sector salud. “Los matrimonios crean hijos escapistas, drogadictos, suicidas, anoréxicos, bulímicos, sicóticos y trastornados y ese también es un tema de la salud mental. Hablar de la salud mental es hablar de educación, de prevención y ha sido difícil hablar de un gobernante que tenga las agallas para invertir en ello. Nadie habla en las campañas del terror que vive la sociedad, como si con esto quisieran evitar una molestia al poderoso dinosaurio. Los profesionistas, trabajadores, estudiantes y nuestros hijos viven con la amenaza de perder su futuro”, señaló. Alejandro Oscos Alvarado expuso, en su ponencia denominada Teoría de la crisis y la intervención, que las guerras imponen un estado de estrés post traumático que se refleja por el miedo de salir a la calle. “El problema de salud mental se refleja en la ansiedad hasta la psicosis, atravesando por la psicopatía. Quienes no tienen sentimientos de culpa para matar a otro ser humano, ese es un problema serio de salud metal. En una encuesta dirigida a adolescentes de 15 años se les preguntaba qué querían ser de grandes y más de la mitad respondían que querían ser narcos porque tenían poder, esa persona que carece de conciencia moral o culpa, es decir que no se tienen castigos, temor a las leyes y a las autoridades”, explicó. Habló de que las alternativas que se tienen después de vivir sumergidos en una crisis es no tener una modificación significativa o permanecer en crisis y no recuperar el equilibrio inicial. “Esta última es la que hay que evitar mediante el combate a las drogas y establecer la vida sustentable”. Por su parte, la coordinadora delegacional de enfermería en atención y prevención a la salud en la delegación estatal del IMSS, Olivia Salinas Sandoval, indicó que 3 de cada 10 derechohabientes padecen depresión y señaló que los problemas de adicción se gestan en el núcleo familiar. En su participación, el subdirector médico del hospital General Acapulco del turno nocturno, Antonio Rosales Ibares, se refirió al origen de la neurobiología y su vinculación con la violencia. “El miedo creó la supervivencia del hombre. Tenemos la violencia innata, es inhibida por una parte del cerebro, pero afecta la calidad de vida de los seres humanos”, explicó. Dijo que los encargados de modular hechos noticiosos que generan un impacto negativo para quienes los miran son los gobernantes. Enseguida, la académica de la escuela de Psicología de la ÚAG, Patricia Quevedo Fuentes, habló sobre las toxicomanías como resultado de una serie de diferencias familiares. Participaron también la coordinadora del departamento de psicología del DIF estatal, Livier Poblete Gutiérrez; el responsable del programa de prevención de adicciones de la Jurisdicción Sanitaria 07, Conrado Basurto Casarrubias; la coordinadora del área de psicología del penal de Acapulco, Gladimira Ocampo Martínez; la coordinadora práctica clínica del Cica y académica de la escuela de Psicología de la ÚAG, Patricia Quevedo Fuentes; la terapeuta del Centro de Atención Múltiple 64V, Maritza Romero Arias; y la coordinadora del departamento de psicología del DIF Atoyac, Pilar Pérez Gutiérrez.

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