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El gobierno estatal amenaza con desalojarlos, acusan cooperativas de la playa Revolcadero

“Dicen que estamos irregulares, pero las autoridades nos pusieron ahí, nos construyeron una cabaña porque estábamos en área de playa”, señala el afectado Filiberto Zamora

Karla Galarce Sosa

Una decena de pilotes de acero es lo resta de lo que sería el muelle de la playa Revolcadero, proyecto impulsado desde hace cuatro años por la empresa Jar State.
No obstante, las tareas para su retiro obligaron al cierre de la calle conocida como Punto Muerto, donde los integrantes de la cooperativa Trece Estrellas mantienen un restaurante y ofrecían en renta, hasta el 30 de abril pasado, mobiliario de playa, masajes y paseos en cuatrimotos, limpieza, cuidado de carros y paseos a caballo.
El derribamiento de la estructura atrajo, ante las insinuaciones de la delegada de la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor (Profepa), Marisela Ruiz Massieu, rumores de que el establecimiento podría ser retirado pues se encuentra construido sobre un cauce pluvial.
La semana pasada los socios de la cooperativa, familiares, prestadores de servicios náuticos y turísticos se manifestaron en dos ocasiones en el acceso a la playa; una de ellas se realizó durante una visita de inspección de autoridades estatales y federales del ramo ambiental. En las protestas los cooperativistas e inconformes pidieron una indemnización por mantener el acceso cerrado. En la segunda encararon a la delegada Marisela Ruiz Massieu, quien señaló que el inmueble se encontraba sobre el cauce de un arroyo.
Al respecto, el señor Filiberto Zamora Palma manifestó que ninguna autoridad se ha reunido con ellos para conocer sus exigencias. “No hubo mesa de diálogo, nos han dicho que el municipio no cuenta con recursos económicos, queremos que la empresa nos indemnice por los meses que han estado trabajando, o una obra de beneficio a la comunidad”.
Denunció que el gobierno busca reprimirlos y ahora los amenazan con quitarlos del área que ocupan desde hace más de 20 años. “Dice que estamos irregulares, pero el gobierno del estado nos puso ahí, nos construyó una cabaña porque estábamos en área de playa”.
El integrante de la cooperativa Trece Estrellas informó que ayer estuvieron en el Ayuntamiento pues buscan una audiencia con el presidente municipal Luis Uruñuela Fey, sin embargo se quejó de que nadie les ofreció una opción para resolver su situación.
Los inconformes, agregó, “pedimos la intervención del Ayuntamiento aunque nos dijeron que las dependencias están pagando los gastos del desmantelamiento y no las autoridades”.
El viernes pasado por la tarde, el mismo día que representantes de Semarnat y Profepa, así como el gobernador Rogelio Ortega recorrieron la zona de trabajos, los cooperativistas se reunieron con Protur con el delegado de Segob federal, Erick Castro Ibarra, así como representantes de PC municipal y Zofemat, informó Zamora Ibarra.
“Creemos que tendremos represalias, pero nosotros estamos pagando el uso y goce de la zona federal desde que estamos en la playa, hemos solicitado la concesión, pagamos las licencias de funcionamiento, pero no nos han la concesión”, se quejó el cooperativista.
Destacó que los integrantes de la cooperativa, temen un desalojo pues en el pliego petitorio que ninguna autoridad les ha recibido, piden que no haya represalias.
Además de la indemnización por parte de la constructora o a la instancia gubernamental a la que corresponda, por los trabajos que mantienen cerrada la calle y también la concesión del área que están ocupando.
Otra demanda de los cooperativistas es que haya un fondo económico “por cualquier incidente” que ocurra, debido a que después del Mar de Fondo y el huracán Carlos el mar arrastró láminas que delimitaban la realización de los trabajos por el lado de la playa.
La cooperativa Trece Estrellas se fundó por 13 integrantes y en la actualidad hay nueve, sin embargo son alrededor de 100 personas que dependen del trabajo de playa en esa área.
Por separado, la cooperativista María Bello Radilla denunció que además de afectarlos económicamente, las olas arrancaron material y ante el aumento de la marea quedó en riesgo no sólo la integridad de los turistas, sino la de cualquier paseante.
“El mar está duro últimamente, no respeta, arrasa con todo, se llevó varias láminas al fondo, por ahí han de andar de aquí para allá, y eso es muy riesgoso”, advirtió.
Criticó que el gobierno no atienda la necesidad de al menos 200 personas, pues se desarrollan actividades las masajistas, los caballerangos y se rentan sombrillas y mobiliario de playa.

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