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Héctor Manuel Popoca Boone

Centenario del genocidio armenio

Para el doctor Pablo Sandoval Cruz, por su trayectoria de vida inclaudicable.

En el Museo Memoria y Tolerancia de la ciudad de México, hay una exposición temporal de carácter documental y fotográfico, conmemorativa del centenario del genocidio que hicieron los turcos sobre el pueblo armenio.
La Convención sobre Genocidio de la ONU lo define como el conjunto de acciones llevadas a cabo con la intención de “destruir, total o parcialmente, una nación, una etnia, raza o grupo religioso”.
El genocidio de armenios es el primero del siglo XX. Hace 100 años. Fue contra el pueblo que habita lo que hoy es la República de Armenia, en el suroeste de Asia. Hecho histórico horrendo a manos de los turcos que eran la cabeza de dominación del imperio otomano. El pueblo armenio es cristiano y sufría en aquel entonces una acentuada discriminación política, económica y social a manos de los turcos musulmanes.
En 2015 se conmemora el centenario del genocidio armenio. Iniciado el 24 de abril de 1915. Fue muerte extrema continua que duró hasta 1927. Dio comienzo cuando las autoridades otomanas asesinaron a 835 miembros de la intelectualidad armenia. Posteriormente, una orden del gobierno central decretó la deportación de toda la población armenia.
El método de exterminio que padeció el pueblo armenio (niños, mujeres y hombres) consistió en obligarlos a caminar cientos de kilómetros, a marchas forzadas, por el desierto de Siria; mediante deportaciones en condiciones extremas que buscaban la mortandad colectiva. Los sobrevivientes, mujeres y niños, eran robados y violados, por los soldados turcos a lo largo del trayecto. Muchas veces en contubernio con bandas de asesinos y ladrones que merodeaban el desierto. La mayor parte de los deportados pereció víctima de hambre, sed, vejaciones, privaciones inenarrables y agotamiento físico.
Este aniquilamiento masivo a sangre fría, fue ordenado por los capitostes militares turcos, so pretexto de aplacar una supuesta sublevación armenia contra el imperio otomano. Se estima que el genocidio ascendió aproximadamente a un millón y medio de seres humanos.
Aunque la República de Turquía, sucesora del Imperio otomano, no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieron, no admite a la fecha que se trató de un genocidio. Arguye que las muertes acaecieron por las luchas interétnicas, religiosas, a intentos independentistas, a enfermedades y al hambre durante el periodo de la Primera Guerra Mundial.
Como documento fehaciente que da cuenta del genocidio está La Carta de Instrucción a las unidades del ejército turco encargadas de realizar las deportaciones de los armenios. Transcribo algunos artículos de ese infame documento:
“Artículo 1.- Se deben cerrar todas las asociaciones de armenios… arrestar a todos los miembros que se oponen al gobierno… y matarlos sobre la ruta de las deportaciones o una vez que lleguen al destino final.
“Artículo 5.- Aplicar medidas de aniquilamiento a los maestros de las escuelas y especialmente a los hombres menores de 50 años. Dejar con vida a las mujeres y niños para que sean convertidos al islam.
“Artículo 7.- Licenciar a todos los oficiales armenios de los puestos gubernamentales y demás rubros, bajo la acusación de espionaje.
“Artículo 8.- Aniquilar a los hombres armenios en servicio en el ejército, bajo una manera apropiada.
“Artículo 10.- Mantener esta Carta de Instrucción en la más completa privacidad y que sea conocida lo máximo posible entre una o dos personas.”
Hasta hoy, sólo 26 países han reconocido oficialmente el genocidio. Estados Unidos no lo ha hecho. México tampoco. El Papa Francisco habló recientemente del genocidio, mencionándolo con todas sus letras.
PD1. El economista Jorge Faljo dice: “Grecia debe interesarnos porque estamos siguiendo su mismo camino: alto endeudamiento financiero sin crecimiento económico, con destrucción de capacidades internas, desempleo y desnacionalización del aparato productivo”.
PD2. La crisis financiera del gobierno estatal es producto de una añeja y reiterada indisciplina programático-presupuestal del gasto público.

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