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“Señales de alarma” para la democracia, el secuestro de ecologistas y el asesinato de estudiantes: Alvarez Icaza

Con escasa asistencia se realizó ayer en Acapulco el Foro Académico por la Paz

Con escasos asistentes se llevó a cabo ayer el Foro Académico por la Paz en Acapulco, en que los expositores convocaron a los ciudadanos a defender los movimientos sociales en pro de los derechos humanos y a generar nuevas capacidades sociales que sirvan para contrarrestar la violencia y la inseguridad. El foro fue dedicado a Marcial Bautista Valle y Eva Alarcón Ortiz, dijo el coordinador de los foros de Diálogos por la Paz y la Convivencia, Javier Morlet Macho. Clara Jusidman, especialista en derechos humanos, indicó que se debe impulsar el tejido social y eso se logrará con actividades colectivas, y si la gente se encierra en sus casas por miedo o por apatía, entonces se tiene que reconstruir la confianza. Emilio Álvarez Icaza dijo que para recuperar el tejido social se debe generar confianza en las corporaciones policiacas, y por eso lo ocurrido con Marcial Bautista, Eva Alarcón y los dos normalistas asesinados es “muy crítico”. El salón Cabaret del Grand Hotel de Acapulco fue habilitado para reunir a unas 160 personas, pero inició con unos 60 asistentes. Sobre el enorme vacío, el coordinador de los foros, Javier Morlet Macho, dijo que la convocatoria fue abierta y que “las sillas vacías son la representación de la apatía o del miedo, la apatía y el miedo que permite y da espacio para que las autoridades actúen a discreción, sin miramientos, sin transparencia”. Al final del foro, Morlet Macho destacó la presencia de las 45 personas que se quedaron al desarrollo de todo el foro y dijo que eso demuestra que “son gente metida de lleno” en el problema de la violencia y la inseguridad. Indicó que los asistentes deben ser la semilla de una nueva conciencia para Acapulco. Comparó que en Tlapa, municipio al que demoró en llegar seis horas, asistieron unas 400 personas, mientras que en Acapulco, en hotel de lujo, de fácil acceso, hubo poca asistencia. En su intervención el consultor en derechos humanos Emilio Álvarez Icaza dijo que en Guerrero hay “señales de alarma” para la democracia, la primera es la desaparición el pasado martes seis de diciembre de los dirigentes de la Organización de campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, Marcial Bautista Valle y Eva Alarcón Ortíz, y el asesinato de dos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Dijo que la desaparición de Eva Alarcón y Marcial Bautista indigna porque es una pésima señal para México, y señaló que con el asesinato de los dos estudiantes en la Autopista del Sol se echan por tierra los esfuerzos que hace el gobierno en recuperar el turismo con costosas campañas de promoción, pues “si eso pasa en la Autopista del Sol qué no pasará en el último pueblo perdido en la sierra”. Agregó que se puede o no estar de acuerdo en los métodos de protesta de los normalistas, pero es “inaceptable” el uso de las armas de fuego para reprimir una protesta de estudiantes, porque se trata de un “hecho criminal”. Indicó que el asesinato de los dos estudiantes por la fuerza pública “complica más” el escenario en Guerrero, porque los ciudadanos además de cuidarse de los delincuentes ahora tienen que cuidarse de las corporaciones de seguridad pública. “El dilema es muy jodido”, expresó. Álvarez Icaza dijo a los asistentes que para enfrentar la violencia no deben dejar de moverse, y recordó que eso le dijo su padre cuando lo metió al mar y él sentía miedo, “está bien que tengas miedo, pero no te dejes de mover porque te vas a ahogar”. Añadió que el problema de la violencia es porque en Guerrero y en México se dejaron pasar muchas cosas, como la violencia estructural, la corrupción y la impunidad, y refirió que el pensamiento era “la droga no es para nosotros, es para los turistas, la violencia no es para nosotros, es para los campesinos, la desigualdad no es para nosotros, es para otros”, y con esa visión es que las afectaciones a los derechos no se asumieron como propios hasta que se convirtieron en víctimas. Dijo que se debe apelar a un modelo distinto de seguridad que incluya la seguridad de las personas. Planteó que el caso de Marcial Bautista, Eva Alarcón y los normalistas asesinados, además del dolor que representan son una oportunidad para rediseñar y entender que lo público es propio, porque si los ciudadanos se encierran en sus casas se invierte la ecuación, en la que los criminales son los que deben estar encerrados. Clara Jusidman informó que la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) desarrolla un diagnóstico sobre las causas sociales, económicas y culturales de la violencia en Acapulco y Chilpancingo, para identificar las necesidades de las colonias de estos dos municipios. Informó que son 170 los municipios del país donde se trabaja en la elaboración de estos diagnósticos para prevenir la violencia. “En este caso de Acapulco y Chilpancingo, donde ya tienen casos de violencia grave, cómo se pueden desarrollar programas y políticas que mitiguen (la violencia)”, planteó. Indicó que en el caso de Acapulco y Chilpancingo serán medidas para mitigar los efectos de la violencia, porque en estos dos municipios ya hay personas muertas, discapacitados por heridas de armas de fuego y hay un enorme dolor, y por eso se deben impulsar programas para atender a las víctimas, desde cómo reparar el daño hasta el acceso a la justicia y la prevención para evitar que los jóvenes sean levantados por el crimen organizado. Expuso que sería conveniente que una vez que la UAG concluya el diagnóstico lo dé a conocer, para que los ciudadanos conozcan el entorno de esos municipios. Explicó que en el caso de Ciudad Juárez, Chihuahua, se encontró que con la instalación de las maquiladoras, que privilegiaron la contratación de mujeres, se les dio un empoderamiento pero la mayoría eran migrantes que estaban lejos de sus familias para que las apoyaran, y construyeron hogares en los que dejaban a los niños solos en casa, porque las colonias donde se asentaron a vivir no contaban con escuelas y estancias infantiles, por lo que los niños se criaron solos. Propuso un diálogo con el gobierno en el que se hagan propuestas de cómo deben ser la seguridad pública, cómo deben ser las policías y cómo debe mejorar la impartición de justicia. También la protección y acompañamiento a organizaciones que contribuyen a generar capacidades para la contención de la violencia, y puso como ejemplo la “experiencia maravillosa” de la Policía Comunitaria, la cual dijo se puede enseñar a todo el país, e instó a los asistentes a proteger a la Policía Comunitaria igual que las organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan. Entre los asistentes estuvieron las hijas de Eva Alarcón y Marcial Bautista, Coral Rojas y Victoria Bautista; la ex secretaria de la Mujer, Rosa María Gómez; el presidente de la Federación Médica, Roberto Martínez de Pinillos, y la regidora priísta Eloína López Cano. (Redacción)

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