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Se suman a los dolores de la chikungunya los malestares de la burocracia del sector salud

Zacarías Cervantes

El hombre llegó al área del laboratorio del hospital del IMSS en Chilpancingo con la sintomatología característica de la chikungunya; fiebre arriba de los 39 grados, intenso dolor muscular, de articulaciones y de columna lumbar. Un día antes su médico familiar lo había mandado a practicarse los estudios de laboratorio para confirmar o desechar la infección transmitida por la picadura de mosquito, similar al dengue, pero con sintomatología mucho más dolorosa.
Era viernes 3 de julio, y, al día siguiente, a pesar de sus dolencias que lo mantenían indispuesto para salir a la calle, el paciente se trasladó a la clínica hospital del IMSS para estar puntual en el laboratorio. Llegó las 6:30 de la mañana, porque su hoja autorizada por su médico decía que tenía que estar antes de las 7, sólo para que la joven que atendía, –que llegó a las 7:40– le dijera que regresara más tarde, o que esperara su turno porque antes debía de atender a unas 30 personas que habían llegado antes que él.
“Ni modo”, pensó resignado, y por las condiciones en que se encontraba (le dolía todo el cuerpo y tenía ganas de vomitar) decidió ir a reposar a su casa y regresar más tarde, ya cuando hubiera menos pacientes. El dolor de articulaciones era intenso.
Regresó dos horas después, pero entonces la misma empleada que atendía le dijo que el servicio para la aplicación de los exámenes de laboratorio era de 7 a 9 de la mañana, por lo que le reprogramó una nueva cita pero para este lunes 6 de julio, a la misma hora, “antes de las 7 de la mañana”.
El paciente se sintió desfallecer. Al malestar que sentía por esta moderna enfermedad viral transmitida al ser humano por mosquitos, se le sumó el malestar por la enfermedad de la burocracia con que atienden a los derechohabientes en instituciones del sector salud como el IMSS y además de los dolores en las articulaciones sintió rabia e impotencia.
Cuando salía de las instalaciones del IMSS, ubicadas en la céntrica avenida Alemán de la capital, el enfermo no se explicaba cómo si el área de laboratorio está abierto de 7 de la mañana a 3 de la tarde, por qué nomás de las 7 a las 9 de aplican los exámenes y se reciben las muestras. Tampoco entendía cómo si existe esta limitación de horario y burocrática el Seguro no permite al paciente que se practique el examen en un laboratorio privado.
Sin embargo, el paciente tuvo que esperar soportando sus dolores sábado y domingo para que este lunes vuelva al laboratorio, a ver si ahora sí, le practican los exámenes para confirmar o descartar si está infectado de chikungunya.
Pero la espera no terminará allí, dijo que el procedimiento es que los resultados de los estudios que le realicen son enviados por el laboratorio a su médico familiar y que el turno que le corresponde es el vespertino, por lo que tendrá que regresar después de las 2 de la tarde para solicitar una nueva cita para la consulta y entonces sí es posible que le receten algo para sus dolencias.
El de éste paciente del IMSS, es uno de las decenas de casos que son mal atendidos en el sector salud. En muchos de los centros hospitalarios, incluso, los empleados no sólo se niegan a atender a los pacientes, sino que les están asegurando que el chikungunya “es una enfermedad que no existe y que mejor se vayan a reposar a su casa”, sin proporcionarles medicamentos, como ocurrió con una paciente embarazada que la semana pasada acudió a la clínica del ISSSTE, también de Chilpancingo.
La mujer acudió el lunes 29 de junio a consulta a la clínica del ISSSTE y al principio le dijeron que tenía dengue pero que no le podían recetar nada hasta que se realizara unos estudios de laboratorio.
Al día siguiente, cuando fue a recoger sus resultados, le dijeron en el laboratorio que lo más probable es que estuviera infectada de chikungunya pero que regresara con su médico. Sin embargo, antes de que le autorizaran la consulta médica, los empleados le dijeron que no tenía nada; “que el chikungunya es una enfermedad que ha inventado el gobierno para distraer la atención, que mejor se fuera a su casa a reposar, que con eso se le quitarían sus dolencias”.
La paciente, con siete meses de embarazo y con los fuertes dolores en las articulaciones y alta temperatura, tuvo que acudir el miércoles 1 de junio al centro de salud de la colonia Indeco, en donde sólo le recetaron paracetamol para el dolor.
El 11 de mayo pasado, trabajadores de la Secretaría de Salud denunciaron en conferencia de prensa que a pesar de que Guerrero ocupa desde enero pasado el primer lugar enb el país de pacientes con chikungunya, el gobierno estatal no había tomado, hasta entonces, las medidas preventivas correspondientes, y tampoco había aportado la contraparte que le corresponde para enfrentar el problema, por lo que en Guerrero solo se estaba aplicando el presupuesto que envió el gobierno federal para el rubro de vectores que es de 24 millones de pesos, recursos que resultaban insuficientes.
En la conferencia, encabezada por el subdirector de Salud Pública de la Secretaría de Salud Estatal, Cipriano Gutiérrez Castro, se informó que el primer caso de infectado por chikungunya se detectó el 16 de diciembre de 2014 y que en cinco meses Guerrero ya ocupaba el primer lugar con más de 6 mil casos “sospechosos” de personas infectadas por el mosquito.
Sin embargo, los trabajadores reconocieron que hay muchos casos que no son registrados y según los trabajadores para entonces el número real era mucho mayor.
Gutiérrez Gaspar consideró entonces que el problema de salud es muy grave en el estado, pero que la negligencia del gobierno es tan grande que los empleados de vectores de la Secretaría de Salud estatal, encargados de la aplicación de medidas preventivas, carecen de vehículos, equipo adecuado y hasta de gasolina para movilizarse.
El funcionario mostró en la conferencia de prensa un legajo de oficios, solicitudes y diagnósticos del problema que no han sido atendidos por el gobierno estatal. Citó que en una ocasión personalmente habló con el gobernador sustituto, Rogelio Ortega Martínez, a quien le habló de la gravedad del problema, pero que simplemente no tuvo respuesta.
Recordó que también envió un oficio al presidente de la república, Enrique Peña Nieto, contándole el problema y la falta de recursos en el estado para atenderlo, pero que lo que se ganó fue una reprimenda de sus superiores “por andarse metiendo en asuntos que no le corresponden”.
Informó que de acuerdo con un diagnóstico que realizaron, en la dependencia existe un déficit de 51 millones de pesos para el rubro de vectores y sólo para vehículos el déficit es de 5 millones 700 mil pesos.
Detalló que en enero los trabajadores plantearon que cuando menos fueran autorizados 600 mil pesos para combustible, petición que tampoco fue atendida, pero para mayo no habían recibido respuesta.
Reconoció en esa ocasión que por la insuficiencia de los recursos para los gastos de operación las acciones preventivas para atender ese problema de salud han sido insuficientes y que el problema iba en crecimiento.
Mientras tanto, al 4 de junio, la dirección de Información Epidemiológica de la Secretaría de Salud federal, informó que en el último reporte del 23 de mayo, en Guerrero se habían registrado 698 casos de chikungunya, lo que, reconoció, ubica a la entidad en el primer lugar en el país.
Detalló que de los casos registrados en el país, cuatro de cada cinco casos de chikungunya ocurrieron en Guerrero. En Oaxaca sumaron 250 casos y en Chiapas 241.
Reportó que hasta la semana 20 que va del 17 al 23 de mayo, de acuerdo al boletín informativo de la dependencia del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (Indre) en el país se tienen contabilizados mil 218 casos, de los cuales, el estado de Guerrero tiene el 57.3 por ciento con 698 casos.
Sin embargo, de parte de la Secretaría de Salud estatal, no existen reportes oficiales que precisen la gravedad del caso.
El secretario de Salud en el estado, Edmundo Escobar Habeica, sólo informó el mes pasado que había un aproximado de 700 casos, pero los trabajadores tanto de los centros de salud de esa dependencia como del IMSS y el ISSSTE, han reconocido que la mayoría de los casos no se reportan porque así se lo indican sus superiores o para evitarse los “engorrosos trámites”, pues tienen que hacer el rellenado de formularios y después llevarlos personalmente a la jurisdicción sanitaria correspondiente. (Chilpancingo).

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