Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

De sitios diversos, con violencia y amenazas, los 8 detenidos por federales el 7 de junio en Tlapa

*Cinco son maestros, dos mujeres y un menor de 16 años. No se conocían entre sí y ninguno estaba en el local de la CETEG. Uno es Pablo Abad Díaz, subdirector de la Normal Regional de La Montaña, que participaba en la campaña electoral del PRD

Carmen González Benicio y Antonia Ramírez

Tlapa
(Primera parte)

El 7 de junio, día de la jornada electoral, efectivos de la Policía Federal detuvieron de manera ilegal, sin órdenes de aprehensión, a ocho personas en la colonia El Tepeyac, primero se dijo que los sacaron de las instalaciones de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG). Se desató, una fuerte movilización de familiares, vecinos y profesores para exigir su liberación.
Como parte de esa movilización, los colonos detuvieron tres patrullas con una treintena de policías antimotines federales, que se estaban llevando con grúas dos camionetas que sacaron de las instalaciones de la CETEG, retenidas meses atrás, en el movimiento por la aparición con vida de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y su llamado a boicotear las elecciones.
Ese domingo, como a la una y media de la tarde fue incendiada una camioneta propiedad del Instituto Nacional Electoral (INE), en el puente del río Jale; la CETEG y el Movimiento Popular Guerrerense (MPG) (que hasta el lunes 1º de junio tuvieron tomado el Palacio Municipal) negaron su participación en este hecho.
Los policías federales retenidos por los colonos fueron trasladados a la capilla de la colonia El Tepeyec, como medida de presión para que fueran liberados los ocho detenidos.
La tensión entre policías federales y vecinos fue controlada como las 8 de la noche, cuando se acordó que las ocho personas detenidas serían liberadas y trasladadas a Tlapa para intercambiarlas por los 30 policías federales. Sin embargo ese acuerdo fue roto por otros policías federales y militares que entraron con gas lacrimógeno a rescatar a los efectivos retenidos y en esa acción resultó muerto de un balazo el activista del Movimiento Popular Guerrerense (MPG), Antonio Vivar Díaz.
Los detenidos son Juan Sánchez Gaspar, Pablo Abad Díaz, Raúl Sierra de Jesús, Francisco Ortega Vicente, Ángel Basurto Ortega, Agustina Luna Martínez, Herlinda Iturbide Pinzón y Julián Ayerdi Chavelas, éste de 16 años.
Entre cinco de ellos, la única relación que los unía, era su profesión: maestros, sin embargo no se conocían de nombre, ni a qué centro de trabajo pertenecen, son de distintas etnias, como se compone el sector magisterial en La Montaña. En la búsqueda de testimonios estas reporteras no pudieron contactar a Ángel Basurto.
De los otros tres sólo se sabe, por los profesores, que eran dos mujeres jóvenes y un menor de edad. “Iba un chavito, que dijo que estaba esperando la combi y se sentó en la banqueta de la Coordinadora, él iba llorando cuando lo agarraron”, y las dos mujeres dijeron que estaban cerca del lugar y corrieron al ver las patrullas.

Un civil con la cara tapada hizo señas a los federales para que arrestaran a Pablo Abad Díaz

Cuatro de los detenidos contaron la forma en que vivieron los hechos del 7 de junio en que fueron detenidos por policías federales y llevados al 93 Batallón de Infantería en esta ciudad, uno de ellos fue el profesor y subdirector administrativo de la Normal Regional de la Montaña “José Vasconcelos”, Pablo Abad Díaz, quien contó que ese día, desde temprana hora, se trasladó a la casa de campaña de la candidata a la alcaldía de Tlapa por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Silvia Vázquez Paz, en la colonia Las Mesas. No participó en el boicot a la elección al que llamaron los padres de Ayotzinapa.
Mencionó que coordinaba acciones en el movimiento por la aparición de los 43 estudiantes normalistas, pero cuando se definieron las candidaturas se alejó para apoyar a Vázquez Paz, de quien le tocó organizar su estructura electoral en el municipio, y el día de la jornada electoral estuvo toda la mañana en la casa de campaña y cerca de las 2 de la tarde salió hacia Atlamajac, su comunidad, a emitir su voto.
La casa de campaña está al oeste de la ciudad y Atlamajac al este, se tiene que atravesar toda la ciudad, en un lapso de media hora o más según el tráfico vehicular, por eso usó vías alternas y no pasó sobre el puente del río Jale, donde minutos antes fue incendiada una camioneta por personas desconocidas.
Recordó que conducía su Pointer gris y cerca del restaurante La Choza del Indio vio que salían unas patrullas a alta velocidad y se siguió tras de ellas, pasó la bodega donde fue la sede del 05 Consejo Distrital del Instituto Nacional Electoral (INE), a unos metros del módulo de Policía Municipal de su comunidad Atlamajac, y ahí fue interceptado por policías federales.
“Vi que estaba la Policía Federal, adelante iba una Combi y una camioneta de redilas, les hacían señas de paso y también me lo dieron, luego miré que estaba una persona vestida de civil, tapada de la cara, sólo se le veían los ojos e hizo una seña sobre mi carro”, recordó.
“A la señal escuché que los policías empezaron a decir en sus radios es positivo, es positivo y se me fueron encima cuatro policías, ellos mismos apagaron mi carro, tres me bajaron a jalones y me llevaron a una patrulla estacionada en una talachería donde estaban otras personas”.

Con violencia, sacaron de su casa al profesor Juan Sánchez

El profesor Juan Sánchez contó que estaba en el patio de su casa, escribiendo un documento cuando vio que del segundo piso los federales traían a su sobrino a quien sacaron de su cuarto y pidió que le explicaran “les dije, soy el dueño de la casa, porque traen a mi sobrino, qué hizo, ellos respondieron que alguien se había brincado de la Coordinadora a mi casa y por eso se habían metido a detenerlo”.
Dijo que mientras intercambiaba palabras con los federales que tenían a su sobrino, otros entraron por el portón, eran como 15 elementos que se acercaron, lo rodearon y lo agarraron torciéndole el brazo sobre su espalda y lo pusieron sobre su coche, que estaba estacionado quebrándole el espejo.
Mencionó que su familia se alarmó al ver que los policías lo tenían sujetado y les gritaban que lo dejaran, y su hija de 16 años les dijo que estaban en su casa y reclamó los derechos de los ciudadanos, y como respuesta recibió: “¡cállate¡ tus derechos me valen madre”.
Dijo que ante la actitud de los federales pidió a su familia que se tranquilizara al ver a sus sobrinos e hijos que lloraban, “les dije cálmense, si ya me van a llevar dejen a mi familia, porque ya le querían pegar a mi esposa y mi hija, que fueron detenidas por policías para que no se metieran, uno era bravo”.
Agregó que ante eso sólo se lo llevaron a él, sacándolo de su casa a empujones y lo pusieron frente a la entrada de la puerta de la Coordinadora donde estaban varias patrullas.
Pidió a quienes lo cuidaban que le dejaran entregar a su familia sus llaves y mil pesos que llevaba en su camisa en efectivo y al decir esto le gritaron: “estas son las llaves de las camionetas que están adentro”, y él les respondió que eran de su Nissan, uno los tres carros que habían visto en su casa propiedad de su hermano y su hijo.
Uno de ellos accedió a que entregara las cosas y gritó: “háblenle a la chamaca”, y unos federales caminaron al portón de su casa para abrirlo, porque lo habían atrancado con el palo de una escoba, que quebraron, para evitar que la familia saliera.
Salió su hija a quien le entregó el celular, el dinero y las llaves que tenían pegada una memoria USB y al darse cuenta que llevaba este dispositivo los federales gritaron “quítale, la memoria, quítale la memoria”, pero ya no pudieron porque su hija entró de prisa a su casa.
Recordó que sus sobrinas gritaban asustadas y que una de ellas, de 12 años, estaba en la azotea dándole de comer a sus perros cuando un federal le gritó: “bájate chamaca o te disparo”, mientras le apuntaba con su arma, y la niña se bajó asustada y llorando.
Lo tuvieron frente a la Coordinadora hincado y un federal le puso su rodilla sobre la nuca para que no alzara la cabeza y finalmente lo subieron a la batea de la patrulla, de doble cabina, y ahí vio a Julián, el adolescente de 16 años.
Dijo que al arrancar la patrulla, su familia y vecinos cercanos ya se estaban agrupando y al doblar sobre la calle del Cendi, salieron gritando y pedían los motivos de su detención y ante la falta de respuesta aventaron piedras a la patrulla. El maestro pidió a los policías que lo dejaran levantarse y decir a su familia que se calmara.
“Me dejaron levantar la cabeza y decirle a mi familia que se tranquilizara, que regresaría, seguro iba a ir a declarar porque me estaban sacando de la casa”, y después lo volvieron a poner sobre el metal de la camioneta, que estaba caliente, hasta que llegaron a la talachería.
Al profesor Raúl Sierra lo amenazaban para que señalara quiénes son maestros o dónde viven

El profesor  Raúl Sierra de Jesús contó que la noche del sábado y madrugada del domingo  acompañó a su esposa al ISSSTE porque tenía fiebre. Al otro día se fue tarde a entregar  documentación de su escuela que forma parte del programa de Escuelas de Tiempo Completo.
Dijo que su superior vive en la colonia Tepeyac, como a tres cuadras de las instalaciones de la CETEG. “Fui a revisión porque es mucha documentación y luego se tiene que comprobar el recurso para que entre nuevamente el siguiente ciclo; ella no tiene horario, nos atiende”, dijo.
Agregó que estuvieron ordenando la  información y se dieron cuenta que faltaba el oficio para el programa de Alimentación de su escuela, y buscó un ciber, pero como era domingo los cercanos estaban cerrados y subió a la papelería y ciber que se encuentra a un lado de la CETEG; era el único lugar abierto.
Al llegar pidió a quien atendía que le  imprimiera el documento, pero tardaba en hacerlo, y se salió y esperó en la banqueta y vio que la puerta de la Coordinadora estaba cerrada, “no había gente porque estaba en silencio el lugar”, recordó.
Señaló que serían más de las 2:00 de la tarde cuando “llegaron esos hombres en sus patrullas, pensé que eran municipales no hice nada hasta que sentí que me agarraron y ya estaba tirado en el suelo, se oía que pateaban  una puerta, ruidos fuertes, gritos”.
Los federales que lo tenían sometido le gritaban que les entregara las llaves de los carros,  “yo pregunté qué llaves, sólo tengo las de mi vochito viejo”. Le respondieron con mentadas de madre y en tres ocasiones le dijeron: “te vamos a desaparecer, te va llevar la chingada, te vamos a matar, mientras me golpeaban las costillas y pusieron los pies sobre mi cabeza para que no la levantara e insistían mucho con las llaves de las camionetas”.
Dijo que ahí vio a otra persona en la misma situación que él, iba en short, playera y huaraches, “éramos dos tirados en la calle y con los pies de los policías sobre la nuca”.
Así los tuvieron mientras seguían escuchando ruidos, golpes de una puerta, mentadas de madre y otras groserías.
Tiempo después lo levantaron y le amarraron las manos con un plástico (cinta de amarre), lo metieron por la fuerza a la cabina de la camioneta, lo obligaron a mantener la cabeza baja,  “te vamos a matar”, recordó que le dijeron.
Contó que la patrulla arrancó e inició un recorrido por las calles aledañas a la Coordinadora, en la colonia Tepeyac y le decían que alzara la cabeza para que señalara las casas de profesores o si los que caminaban por ahí lo eran.
“Les dije que no conocía a nadie, que sólo había ido a entregar papeles con una maestra, porque era mucha papelería la que pedían, me gritaban, insultaban y picaban las costillas para que dijera quienes eran maestros y donde vivían para ir por ellos, y yo insistía que no conocía a nadie, porque era la verdad”.
Dijo que logró ver que pasaron por la escuela primaria Adolfo López Mateos y subían nuevamente por la calle Lázaro Cárdenas, que los llevaba de vuelta a la Coordinadora, pero retrocedieron cerca de una tortillería al ver que en la calle había varias personas que al verlos les comenzaron a gritar y tiraron piedras para que liberaran a los detenidos.
Vio que las patrullas salieron por la calle del restaurante La Choza del Indio, donde más tarde se supo que estaban replegados los policías federales.

El maestro Francisco Ortega dijo que era albañil, por eso no lo llevaron a señalar profesores

El profesor na savi Francisco Ortega Vicente narró que el 7 de junio salió de su casa, en la colonia Loma Bonita, después del almuerzo,  hacia las instalaciones de la delegación regional de los Servicios Educativos de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) que está en la colonia Tepeyac, donde acostumbra ir a jugar basquetbol los domingos, porque no hay gente y aprovecha para visitar a su mamá y familiares.
Dijo que se fue en bermudas, playera y huaraches. Estuvo jugando unas horas en la cancha y al concluir tuvo sed y se salió en busca de una tienda, las de enfrente estaban cerradas, caminó y llegó a un costado de la Coordinadora y a una cuadra de la Delegación, era la papelería y ciber propiedad de la familia de Juan Sánchez.
Al llegar saludó a un profesor, porque es común que los profesores estén en ese lugar al ir a entregar documentación y atender asuntos sindicales, y entró a la tienda para pedir su agua, pero no vio a nadie y al voltear hacia la puerta miró a lo lejos a patrullas y policías, y en cuestión de minutos ya estaba tirado sobre la calle “creo que gritaron tírate al suelo o te va llevar tu madre y pues me tiré al piso y un policía me vigilaba”.
“Me dieron una patada y me interrogaron, qué era yo, les dije que albañil por la presión que sentía en ese momento y creo que ayudó  a que no me hicieran mucho caso, más que andaba en bermudas”, y por eso se alegró de que no lo interrogaran ni llevaran a reconocer a profesores como le contaron los demás.
“A mí no me llevaron, me tuvieron tirado en la calle en lo que fueron a capturar más gentes porque escuchaba gritos de niños, de señoras les decían ¡cállense! porque los vamos a matar ustedes son perros, nadie va a reclamar por ustedes”, recordó que decían.
Después de unos 20 minutos lo levantaron y  se lo llevaron a una camioneta donde estaban otras personas y varias cosas “eso ya estaba cuando a mí me subieron, no supe de dónde lo sacaron, porque nadie podía ver ya que  nos ordenaron estar agachados y ni un movimiento a los lados, mientras me amarraban las manos con unos plásticos”.
Lo subieron a la patrulla y salieron del lugar y pararon cerca de Atlamajac.
Las formas en que fueron detenidas no los situó dentro de las instalaciones de la coordinadora y mucho menos realizando actividades de boicot o delincuencia como fueron señalados para justificar su detención arbitraria por la supuesta intención de boicotear  la jornada electoral.

468 ad