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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAIS

*Infamia de Zeferino Torreblanca contra su padre

En un video de dos minutos y medio que circula desde el martes pasado en las redes sociales y en el portal de Youtube, el empresario acapulqueño Luis Torreblanca González hizo público un conflicto que sostiene con su hijo el ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, a quien responsabiliza de lo que pueda pasarle a él o a su familia (se entiende que se refiere a su nueva familia).
La inusitada denuncia de Torreblanca González estuvo precedida de informaciones periodísticas fragmentarias, publicadas desde marzo pasado, sobre una demanda de carácter civil que interpuso contra su hijo por el delito de despojo y falsificación de su firma (expediente TAB/CAZ/04/0034/2015).
En esa demanda el empresario acusa también a sus otros tres hijos, presuntamente coludidos con Zeferino Torreblanca para consumar el despojo, de nombres Roxana, Alberto y Luis Torreblanca Galindo. No sería sorprendente confirmar que la demanda de Torreblanca González sea en realidad una contrademanda, por el litigio que presumiblemente hayan emprendido sus hijos en su contra para hacer aparecer como legal lo que por la vía de los hechos arrebataron ilegalmente a su padre.
Lo que Zeferino Torreblanca y sus hermanos le quitaron a su padre es la vieja empresa Lutogo, que dio fortuna a toda la familia y a Torreblanca González el crédito de pionero en el negocio de los abarrotes en Acapulco. La maniobra para el despojo la habrían urdido y ejecutado Zeferino Torreblanca y sus hermanos en julio del año pasado, con el argumento de que su padre había perdido sus facultades mentales.
En el video, titulado “Carta de Luis Torreblanca González dirigida a Zeferino Torreblanca”, el padre del ex gobernador le dice: “El que yo te haya regalado acciones de mi compañía Lutogo no te da derecho de despojarme y falsificar mi firma para llevar a cabo movimientos en la empresa; a ti más que nadie te consta que todo es mío. ¿Qué hijo le pide a su padre firmar la renuncia a los poderes y cargos a su empresa?”. Torreblanca González se refiere así a un documento que no firmó, pero en el cual renuncia a todos sus derechos a favor de sus hijos.
El dolido y duro testimonio de Luis Torreblanca –en el cual manifiesta estar en “pleno uso de mis facultades mentales”, lo que además es visible y del conocimiento público en Acapulco– no deja lugar a la duda sobre lo que sucedió, pues afirma que “todavía recuerdo tus cínicas palabras excusando tus acciones: ‘no es lo justo, pero es lo legal’. Me diste una puñalada al corazón”.
Le dice también el empresario a su hijo que lo ha mantenido “desde que estabas en el vientre de tu madre y te sigo manteniendo, no tienes vergüenza”. Según revela, lo anterior incluyó el financiamiento de las actividades políticas de Zeferino Torreblanca. Y concluye esa parte con la expresión “te lo he dado todo”.
El litigio jurídico entre Luis Torreblanca y su hijo el ex gobernador por el PRD y ex candidato del PAN a la alcaldía de Acapulco es materia del Poder Judicial, pero indiscutiblemente la denuncia de la víctima es materia de interés público.
Algo debe significar que en este documento su propio padre se exprese de Zeferino Torreblanca en los siguientes términos, por otra parte dolorosos para cualquier padre: “Por último, te voy a pedir que te quites el nombre y el apellido. Me da vergüenza que lleves el nombre de mi padre, quien fue una persona de honor y respeto”. No es todo, pues cierra el video de esta forma: “Te hago responsable si algo le sucede a mi familia. Ojalá encuentres un Dios verdadero para sanar tu alma”.
No es que realmente hiciera falta, pero esta nueva descripción del sustrato moral y ético de Zeferino Torreblanca destruye en definitiva la buena opinión que tiene de sí mismo el ex gobernador. Bajo el supuesto de que el mundo comparte esa buena opinión, Zeferino Torreblanca compitió con el PAN en las elecciones del 7 de junio por la presidencia municipal de Acapulco, y recibió en las urnas un mentís rotundo.
Un aspecto residual de esa aventura electoral de Zeferino Torreblanca es que mientras el PAN lo hacía candidato y él arrancaba su campaña, su padre llevaba a los tribunales el despojo del que fue víctima y, en un gesto paralelo de repudio a su hijo, brindaba públicamente su apoyo al candidato del PRI a la alcaldía acapulqueña.
No hay manera de justificar que cuando Zeferino Torreblanca consumaba el despojo contra su propio padre, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, Gustavo Madero, asegurara que su candidato en Acapulco tenía autoridad moral “para poner orden” en el ayuntamiento del puerto.
Por ese 25 de abril, cuando Madero hizo la declaración anterior, apenas se conocía la demanda del padre de Zeferino Torreblanca, y al aludir a la calidad moral de su candidato el dirigente panista se refería a los señalamientos que en agosto de 2014 se dirigieron contra el ex gobernador como autor intelectual del asesinato del diputado Armando Chavarría Barrera y como responsable del desvío de mil 300 millones de pesos que las autoridades estatales encontraron en las finanzas de su sexenio. En una democracia y en un sistema de partidos con sentido de la moral, cualquiera de los hechos mencionados habría bastado para que ningún partido hiciera candidato a un político con ese perfil. Es imposible creer que el presidente nacional del PAN ignorara la demanda interpuesta por Luis Torreblanca contra su hijo, y desde luego sus implicaciones, pero aun así respaldó la candidatura y defendió la integridad de Zeferino Torreblanca.
A la luz del testimonio de Luis Torreblanca, que se suma a los expedientes que carga el ex gobernador, quizás sea hora de preguntarse con más seriedad qué clase de individuo es Zeferino Torreblanca y cómo pudo haber sido gobernador de Guerrero. Y llevarlo ante la justicia.

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