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Rubén Aguilar Valenzuela

La comunicación de López Obrador

El cambio de estrategia en la manera de comunicarse de Andrés Manuel López Obrador, el candidato de las izquierdas, es real y ha sido ya muy comentado. Obedece a una nueva tendencia mundial de cómo deben articularse las campañas electorales. Los asesores a nivel internacional, ya decíamos que México no es la excepción, recomiendan dejar atrás las campañas negras o negativas y optar por las propositivas. Son más difíciles, pero ahora rinden mejores frutos. El acto que da arranque a esta estrategia fue un encuentro con 400 empresarios en Monterrey, pero sobre todo, ese es el verdadero inicio, la entrevista en el noticiero estrella de Televisa, que conduce Joaquín López Dóriga. En los 10 minutos que duró ésta, un amplio e inusual espacio, López Obrador delineó, con su actitud y discurso, los elementos centrales de la nueva estrategia. Ahí dijo que era partidario de la reconciliación y que no era hombre de odios y rencores. El candidato de las izquierdas tiene un conocimiento amplio de cómo funciona la publicidad y los medios. Él siempre los ha sabido utilizar y no es accidental que hoy sea el político más conocido del país con niveles de recordación del 97 por ciento. En el arranque de la nueva estrategia posicionó una frase: “La república del amor”. En la entrevista López Dóriga le pregunta sobre el sentido de la misma y López Obrador responde que cada vez debemos ser mas humanos y “tenemos que ser amorosos… diríamos fraternos”. Lo más seguro es que a lo largo de los próximos meses y durante la campaña López Obrador, con su gran habilidad publicitaria, seguirá articulando frases que lo sitúen en los medios y lo hagan ver como una conciliador y lejano a la figura del político rijoso y golpeador. El candidato de las izquierdas y sus asesores conocen bien cómo Lula y Ollanta Humala pasaron de un discurso radical y polarizante a uno conciliador que llamaba a todos los sectores. Esa “conversión”, después de sonados fracasos electorales, los llevó al triunfo. La estrategia de la propuesta y la no confrontación ha demostrado su rentabilidad en muy diversos países. El seguirla va a dar buenos resultados a López Obrador, aunque no asegura que necesariamente lo conduzca al triunfo en la elección del 2012. El nuevo discurso se enfrenta a dos problemas: que los políticos de la izquierda desentonen de él, tienen altas posibilidades de ser así, y que López Obrador se salga del libreto. Las dos son posibles de resolver y al final dependen sólo del propio candidato de las izquierdas. La mayor dificultad estriba en que el electorado al que va dirigida el nuevo discurso lo asume y lo crea. Ese es el gran reto para López Obrador. En el caso de Lula y Humala los electores les compraron la estrategia. Hay que ver si lo mismo ocurre en México. (Próximo: La estrategia de Peña Nieto).

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