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Carlos Toledo Manzur

Hacer una oposición de izquierda

Aunque aún no está concluido el proceso de dictaminación de las impugnaciones ingresadas por el PRD con relación al proceso electoral reciente para la elección de la gubernatura del estado, la izquierda guerrerense debe llevar a cabo una profunda reflexión que la lleve a realizar cambios importantes en sus formas de organización y actuación, a fin de enfrentar con éxito el periodo político que se vivirá en los próximos años. En efecto, tanto la tragedia de Iguala, como los resultados de la jornada electoral demandan que las fuerzas políticas izquierdistas realicen profundos ajustes que les lleven a estar a la altura de lo que la coyuntura demanda. Un tema fundamental en este cambio debe ser revisar la relación entre las prácticas de los políticos y los partidos de esta corriente ideológica, con el bienestar de la población, especialmente de quienes padecen situaciones de marginación y pobreza. Es decir, se debe reconocer que el principal objetivo de las fuerzas progresistas debe ser el logro de mejoras efectivas en el bienestar de los ciudadanos a través de sus propuestas políticas transformadoras.
La situación del estado de Guerrero se ha agravado fuertemente en los últimos años con relación a la seguridad mientras que la pobreza y la marginación se mantienen y agudizan con el paso del tiempo, a pesar de la alternancia en el poder, por solo mencionar dos aspectos fundamentales del bienestar público. Es verdad que en descargo de los gobiernos perredistas se puede argumentar que en realidad quienes los encabezaron no eran realmente dirigentes izquierdistas, sino que fueron candidatos de otras visiones ideológicas que al calor de la necesidad de la transición política y atendiendo a un realismo pragmático fueron postulados por los partidos izquierdistas para lograr ganar las elecciones. Sin embargo, las experiencias de ambas administraciones hicieron evidente que el PRD y partidos afines no contaban con claridad con un proyecto alternativo para el desarrollo del estado y mostraron su incapacidad por vigilar que los dirigentes a quienes llevaron al poder gobernaran siguiendo los lineamientos ideológicos de los partidos que los apoyaron. La capacidad de ejercer una real crítica al poder debe ser uno de los rasgos fundamentales de una visión izquierdista como la que deberían tener estas agrupaciones políticas.
Una línea fundamental de cambio para la izquierda guerrerense es la necesidad de contar con una visión ideológica y programática clara que se traduzca en políticas públicas que se desarrollen desde los gobiernos que se ganan, o que se pueda utilizar como elemento de crítica y seguimiento hacia gobiernos de los adversarios de otras corrientes ideológicas. Por ello resulta muy importante que en el periodo que se avecina, el PRD y los demás partidos de izquierda honren a esa mayoría de los ciudadanos que les dieron su voto, y construyan junto con ellos una política efectiva de oposición, que consolide esa fuerza electoral y la proyecte para recuperar la mayoría de posiciones en las elecciones intermedias y logre el poder del gobierno del estado en la siguiente contienda.
Hacer una política real y efectiva de oposición implica varios retos. En primer lugar lograr desarrollar la capacidad para vigilar, criticar, proponer alternativas y presionar políticamente, en todos y cada uno de los ámbitos de la vida social, política y económica de la sociedad guerrerense, y por ende en las áreas respectivas de la administración pública estatal. Esto implica en principio un esfuerzo de carácter técnico e intelectual, pero no solamente, porque no sería muy útil si se queda solo en ese ámbito; se requiere que el ejercicio de una oposición crítica se haga también con una fuerte participación de las fuerzas civiles y sociales, por lo que además implica un esfuerzo de organización y empoderamiento ciudadano. La lucha por la apertura de espacios de participación ciudadana en el gobierno y por contar con la información precisa acerca de las acciones gubernamentales constituyen aspectos también importantes en este proceso de crítica opositora. La creación de un observatorio de las políticas públicas podría ser un importante instrumento en este propósito.
Un segundo reto, también de gran relevancia, es el desarrollo de gobiernos realmente diferentes y efectivos en los municipios que la izquierda ganó, especialmente en el caso de Acapulco. Una propuesta alternativa de gobierno, debe pasar por ser mostrada con claridad en el nivel de los gobiernos municipales. Aunque el margen de maniobra de los presidentes es mucho menor, el desempeño de los alcaldes izquierdistas y sus cabildos, deben hacer evidente a la población las ventajas de un proyecto de izquierda para el estado. Esto desde luego es especialmente cierto para el caso de Acapulco, ya que es claro que dada la importancia del puerto, el futuro político del estado va a depender fuertemente de lo que logre el gobierno perredista de Evodio Velázquez para enfrentar con éxito los complejos problemas que ahí existen.
Un tercer reto lo será la política que la izquierda desarrolle en el Congreso; aunque los diputados alineados con esa corriente ideológica serán una minoría, será esencial su papel en la discusión acerca del futuro del estado y su participación en las decisiones que en ese ámbito se tomen. Sería importante que su actuación fuera parte de una estrategia general coordinada con los partidos, ayuntamientos así como los actores sociales y ciudadanos.
Finalmente, también será importante el papel que jueguen los regidores de izquierda en los municipios gobernados por otros partidos, que requieren de un apoyo decidido para que sean portavoces reales de una visión crítica y no ocurra que se vean disminuidos e incorporados sin objeción a las políticas decididas por los presidentes.

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