Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Pérez Aguirre

Violencia imparable

La “mariguana no es más peligrosa que el alcohol o tabaco”
Barack Obama

La violencia que se ha desatado en el estado de Guerrero lleva ya varios lustros de actuar y trastocar las actividades de esta entidad puesto que en lugar de disminuir, todo indica que ha aumentado exponencialmente, observándose que las publicaciones y los informativos reportan solo un pequeño porcentaje de los hechos violentos que suceden en el día a día, pero la necia realidad de la difusión colectiva ciudadana, nos indica que esta delincuencia criminal se extiende y diversifica.
Con base en estadísticas delincuenciales, la entidad está situada entre las más violentas del país. Y esto es decir mucho, porque, en el resto de la nación se observa un fenómeno similar, solo baste recordar que dos de las primeras tres ciudades del país han sufrido esta realidad terrible: Monterrey hace pocos años se cimbró con bloqueos, atentados e incendios y la delincuencia sigue ahí. Guadalajara y varios pueblos de Jalisco, Colima y Guanajuato recientemente fueron escenario de enfrentamientos masivos.
De las grandes ciudades del país, solo el Distrito Federal ha logrado mantener una tranquilidad que sorprende en medio de la violencia al alza en todo México. Las grandes capitales de los estados de Nuevo León y Jalisco, con sus altos ingresos, industrialización, desarrollo y por ende consolidados cuerpos de seguridad enfrentan un enorme problema de corrupción en sus cuerpos administrativos, policiacos y por ende delincuencia imparable a la que ya no logran, ya no digamos erradicar, sino por lo menos controlar.
Así, el Estado de México, Morelos, Veracruz, Colima y Michoacán, solo por mencionar aquellos cercanos a Guerrero, presentan este flagelo. Cabe entonces preguntarnos cómo podrían los pequeños estados, dependientes en buena parte del presupuesto que la federación radica, enfrentar la violencia.
Los nuevos gobiernos estatales y municipales tendrán esta obligación, pero sabemos de antemano que muchos de ellos están señalados por ligas o acuerdos, incluso el PRD basa su petición de nulidad de lla elección a gobernador en supuestos vínculos en la campaña de Héctor Astudillo.
Pero más allá de estas corruptelas políticas que afectan a toda la sociedad, por qué nos hacen, en sus acuerdos vergonzantes y obtusos, víctimas y rehenes de la delincuencia mediante el secuestro, extorsión, asesinato, etc.
Y parece imparable esta guerra en donde se desangran miles de jóvenes, se desangra el país y es imparable por que interviene el comercio de miles de millones de dólares, producto del tráfico de drogas, el cual está asentado en nuestro país desde la primera guerra mundial. Entonces nos cuestionamos la razón de ser de una hipócrita guerra contra aquellos que producen y comercializan drogas, cuando el presidente de Estados Unidos hace apología de ellas; además existen 21 estados estadunidenses en los que se permite el uso de la mariguana “medicinal” y en algunos como California, Colorado, Washington, Florida la línea que separa el consumo terapéutico del “recreativo” es difusa, y en otras tantas entidades de ese mismo país su cultivo limitado y controlado es permitido.
Pero el costo para erradicarlas según sus datos asciende a 25 mil 600 millones de dólares. En México el costo económico para su “combate” es estratosférico, el costo político, en soberanía y de dependencia es enorme y el costo en vidas es incuantificable.
Las secuelas de corrupción, penetración del estado, perdida de gobernabilidad y vulneración a la población es dramático. Luego entonces por qué no los señores diputados con análisis serios discuten algunas leyes, observando lo sucedido en Uruguay, Estados Unidos y otros países, respecto de la producción y comercialización controlada de algunos enervantes medicinales.
No solo terminarían con una importante porción de actividades delincuenciales e ilícitas, permitirían también el flujo de recursos lícitos a algunas regiones de las más empobrecidas del país. El idioma de las armas y el delito deben parar ya.

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