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Restauran mural de presos en Lecumberri de la década de los 50 en peligro de desprenderse

*La obra Interpretación histórica se atribuye a Rolando Rueda de León, Franco Maugini Sallini y Cuauhtémoc Hernández Ochoa entonces presos, aunque se cree que intervinieron muchos más

Agencia Proceso

Ciudad de México

Un hallazgo insólito que guardó el Palacio de Lecumberri durante más de medio siglo, y que se encuentra en restauración debido a un riesgo de desprendimiento, es el mural Interpretación histórica, firmado por tres de sus entonces presos, aunque se cree que en la realización intervinieron muchos más.
Se trata de una pintura de acrílico sobre yeso de 22.76 metros de largo por 5.68 de altura situada en el antiguo Salón de Actos del penal, a un costado de la cafetería del hoy Archivo General de la Nación (AGN), que deja ver pasajes de la historia de México y su relación con las leyes y las luchas sociales, y está divido en cuatro partes:
Cruz, espada y pólvora, la ley es la ley, Génesis mestiza, México contra España e Independencia.
La obra fue mandada a pintar a finales de la década de los 50 por el entonces director, Martín del Campo, para decorar los muros de ese espacio. En la parte exterior del salón, hoy una ficha registra que tanto el mural como el recinto arquitectónico se encuentran en restauración con una inversión de 1.2 millones de pesos, y un tiempo de trabajo estimado en tres meses.
En el caso del salón se informa que la intervención consiste en: consolidación estructural de muros de mampostería de ladrillo, retiro de elementos discordantes, apertura de ventanas (hoy tapiadas) y permitir el paso de luz natural.
En el del mural: protección y consolidación de la pintura mural con riesgo de desprendimiento o pérdida total y restauración de la pintura, incluyendo los aplanados.
A tres autores se adjudica el mural Interpretación histórica, de 1959: Rolando Rueda de León, Franco Maugini Sallini y Cuauhtémoc Hernández Ochoa. De acuerdo a la edición Lecumberri, un palacio lleno de historia (1994), este último es mencionado como pintor, pero no se agrega ningún otro dato; en cambio, se dice de los dos restantes, a quienes se designa como proyectistas.
Rueda fue abogado y funcionario público que ejerció derecho tanto antes como después de ingresar a Lecumberri (entre julio de 1958 y agosto de 1959), y ocupó diversos cargos oficiales en el Distrito Federal, incluso su nombre está ligado a la promoción del Día del Abogado en nuestro país; escribió México, cuna del derecho en América (1971), y una obra teatral llamada El cochambres, la cual se escenificó en la prisión, con la dirección de, nada más y nada menos que el escritor Álvaro Mutis, quien como se sabe purgó una sentencia en el llamado Palacio Negro.
El segundo, Maugini, de origen italiano, compartió prisión con el muralista David Alfaro Siqueiros, quien le dedicó unas líneas en Me llamaban el coronelazo (1979), donde lo describe como un hombre seductor que hacía hasta lo imposible para obtener el dinero de su fianza (estaba acusado de fraude), y que tenía una esposa y una amante que lo visitaban en distintos momentos; sobre sus dotes artísticas menciona tan sólo un “le gustaba pintar”.
Desde la entrada, policías y recepcionistas advierten que el mural se encuentra cerrado por restauración. Primero se pasa por la Sala David Alfaro Siqueiros, la cual albergó una exposición sobre el escritor José Revueltas (también en Lecumberri por su participación en el movimiento estudiantil de 1968) y actualmente cerrada; luego sigue la Sala de Banderas, que tiene cuatro estandartes: réplicas de la del Ejército Trigarante, Juarista y Republicana, y la Bandera Nacional, así como facsímiles de documentos como el Acta de Independencia de México (1821), el Decreto de la Fundación del AGN (1823), y el original de la Constitución Mexicana (1917), entre muchos otros.
También en el centro de esa sala se encuentra una copia del acrílico sobre biombo que Siqueiros pintó durante el último periodo que estuvo recluso en Lecumberri (de 1960 a 1964) para la escenografía de la obra Licenciado no-te-apures, del preso Roberto Hernández Prado. El tríptico original –que representa a una patria desesperada por no poder alimentar a sus hijos, a la autoridad represiva y a una burguesía indiferente– estuvo expuesto ahí hasta hace unos meses, según el policía que resguarda esa sala y diversos trabajadores del AGN, quienes informaron que el Instituto Nacional de Bellas Artes se lo llevó para repararlo.
Cruzando esa sala se llega a la bóveda central, de donde parten hacia los lados siete galerías (en las cuales se distribuían los bloques de celdas, y que ahora resguardan el archivo general en su conjunto); por una de ellas se llega a la cafetería, y contiguo se ubica el antiguo Salón de Actos, desde cuya entrada principal sin puerta puede verse Interpretación histórica, donde cuatro especialistas trabajan en la restauración.

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