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Critica la Iglesia la reforma que puso a la Segob al frente de la seguridad pública

*Confunde a un organismo político con un aparato policial, censura. Con la fuga del Chapo “la supersecretaría vino a ser minisecretaría”, concluye el texto de la Arquidiócesis de México en su semanario Desde la fe

Emily Corona / Agencia Reforma

Ciudad de México

La fuga de Joaquín El Chapo Guzmán pone en tela de juicio la reforma que en 2012 decidió concentrar todas las funciones de seguridad pública en la Secretaría de Gobernación (Segob), de acuerdo a la Arquidiócesis de México.
“La competencia de la Secretaría de Gobernación fue jurídicamente desnaturalizada para imponer criterios ineficaces que confunden a un organismo político como aparato policial. La supersecretaría muestra ineficacia en sus acciones de seguridad pública y la efectividad del sistema de inteligencia”, criticó la Iglesia en el semanario Desde la fe.
“Hace unos días, la supersecretaría vino a ser minisecretaría”, concluyó el texto refiriéndose a la fuga del capo del penal del Altiplano.
En la editorial titulada Supersecretaría, la Arquidiócesis recordó que en noviembre de 2012 la Cámara de Diputados reformó la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para extinguir la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) –esta última obra de la alternancia del año 2000–, y concentrar nuevamente todas sus funciones en la Segob.
“Los motivos fueron dudosos, pero finalmente se logró poner todas las instancias administrativas de seguridad pública, seguridad nacional, vigilancia fronteriza y migratoria e inteligencia bajo esta dependencia”, contextualizó.
La Iglesia también cuestionó la decisión de concentrar en una entidad política, la Segob, competencias diversas, incompatibles y dispares, y en un largo párrafo enlistó algunas de las responsabilidades actuales de la dependencia, como es coordinar a los secretarios de Estado, compilar la normatividad nacional, fijar el calendario oficial o guardar las efemérides.
La Secretaría también tiene la responsabilidad de registrar firmas oficiales de funcionarios, publicar el Diario Oficial, censurar algunas publicaciones, registrar a la población del País, expulsar extranjeros “indeseables”, dirigir la política migratoria, promover el desarrollo municipal, vigilar casinos, juegos y sorteos, administrar el patrimonio insular, regular el uso del escudo, la bandera y el himno nacionales y coordinar el sistema de protección civil, entre otras, indicó el texto.
“Vigilar a las asociaciones religiosas y culto público (por cierto, esta subsecretaría se encuentra vacante desde hace seis meses, una muestra más del gigantismo inoperante) hasta las de seguridad pública, de seguridad nacional e inteligencia”, agregó.
La editorial de la Arquidiócesis de México adjudicó los cambios de legislación a una “subjetividad populista” que aseguró que la sociedad mexicana exigía emprender acciones para proveer tranquilidad y seguridad en todo el territorio nacional.

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