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En la playa Icacos, los jóvenes prefieren tomarse selfies con sus smartphones que nadar en el mar

En la playa Icacos, que cuenta con el distintivo Blue Flag por su limpieza y cuidado ambiental, varios turistas que descansaban allí ayer prefirieron usar sus smartphone que nadar en las playas.
Un grupo de jóvenes que descansaba adentro de la zona delimitada como Blue Flag, más que platicar o beber cervezas que tenían en sus mesas, preferían tomarse selfies y usar sus teléfonos inteligentes para escribirse.
De los ocho jóvenes ninguno se metió a la playa, a pesar de que ya llevaban dos horas en el lugar y era su primer día en Acapulco.
Se observó que el mesero de un restaurante de la playa regañó a un vendedor ambulante de quesadillas que apenas se había sentado en una silla.
El empleado le increpó que “ellos” (los vendedores ambulantes) tiraban su basura en la arena cuando ya sabían que no deben de hacerlo. El joven que reposaba por el intenso calor bajo la sombra de un toldo, apenas tomó aire para responderle que no sabía de lo que hablaba, mientras que otro de los camareros recogió una bolsa que era llevada por el viento.
Al ver la reprimenda, uno de los turistas que estaba una silla adelante se disculpó y dijo que a él se le soltó la basura.
El ambulante siguió descansando y minutos después retomó su camino con dirección a la playa Condesa a seguir su venta. El hecho, del que fueron testigos otros visitantes, soltó bromas entre los demás: “wey no se te caiga la chela porque te van a castigar los meseros”, reían algunos jóvenes.
Los vendedores ambulantes que transitaban por la playa Icacos ofrecían sus productos y aprovechaban para descansar en las sillas que no estaban ocupadas.
También se vio a dos trabajadores de la Profepa caminar en la playa y tomar apuntes. Ellos dijeron que estaban haciendo un recorrido de rutina, sin ahondar en detalles.
Pasando la zona delimitada, en una cuerda que sobresalía de la arena se veía un trabajador de uno de los hoteles que con un cepillo en mano la limpiaba para quitar las algas que le crecían y la sumergía para enjuagarla en el mar.
Dijo que sus jefes le habían ordenado quitarle “lo verdoso al lazo” amarillo que estaba en contacto con el mar porque luego a los chilangos les dan asco las algas”.
La playa, con el distintivo otorgado por la asociación civil Pronatura, cuenta con 804 metros de franja de arena, la cual, de acuerdo con la ONG, debe de cumplir con criterios basados en la calidad de agua, gestión ambiental, sustentabilidad ecológica, así como seguridad.
La playa, que tiene accesos limpios, baños y rampas para discapacitados, comprende desde el club de playa La Playita, los hoteles Elcano y Copacabana, y los condominios Velero y Galeón.
Frente al parque acuático El Rollo ya el ambiente era otro. Allí los turistas se hacían trenzas o recibian un masaje como “pruebita”. Quien quería el “tratamiento completo” podía acostarse en los camastros portátiles que llevaban otras señoras, que, aseguraron, daban atención de “spa”.(Abel Salgado).

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