Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Un lunes de vacaciones familiares en una no muy concurrida playa de Puerto Marqués

*Desde hace 17 años la familia Esquivel Garfias visita el puerto, y pese a las noticias de violencia y protestas sociales, se vuelven a “enamorar” del mar guerrerense

Abel Salgado

En Puerto Marqués los turistas llegan más temprano que en otras playas, para aprovechar el oleaje tranquilo, aseguró la matriarca de la familia Esquivel Garfias, Leticia Garfias, quien desde hace 17 años ha venido con los cinco integrantes de su familia y ahora que todos son mayores de edad, se volvió a “enamorar” de Acapulco.
Desde el Estado de México, la familia Esquivel Garfias busca las cálidas aguas de este “paraíso”, como llaman a la bahía flanqueada de casas y hoteles de lujo, y un reciente, para ellos, embarcadero que rompía con la fotografía que año con año tomaban allí.
Este lunes, que el oleaje era bajo y tranquilo, además de aguas cristalinas en la franja de playa, los Esquivel Garfias bajaban de la banana. La menor de ellos se aferraba a tocar el objeto flotante jalado por una lancha.
Pataleos y una mirada traviesa, la niña de tres años se despedía de su primer encuentro con las emociones fuertes y efímeras.
La niña que traían en brazos, repetía “banana”, como mantra para invocar la felicidad que le provocó ese vehículo.
El padre de los Esquivel Garfias se retiraba con la mayor de sus hijas y madre de la niña, para entregar sus chalecos.
La señora Leticia se quedó en la playa, donde contó sus memorias de madre y vicisitudes propias de un paseo en el mar, y montar en un atractivo turístico que pocas veces se había atrevido a vivir.
La madre de dos hijos, de 17 y 19 años, prefirió guardar en secreto la edad de su hija, que llevaba en los brazos a su nieta, de “esas cosas no se le preguntan a una mujer”. Iba acompañada como hacía más de 20 años con su esposo.
Conocedores de las playas que ofrece Acapulco, la matriarca de la familia presumía que Puerto Marqués tiene un “toque” diferente a otras playas. El domingo visitaron Revolcadero, pero no era la misma experiencia de entrar a un mar “revuelto”, como llamó al mar abierto.
La familia de seis integrantes, que se bajaba de la banana, veía con gracia cómo la menor seguía el objeto, “mi nieta ni se quiere soltar, viene impresionada, yo me subí varias veces con mis hijos, pero la nieta lo disfruta de una manera diferente a los grandes”, relató la señora Leticia.
Compartió que en su máximo punto que llegó la banana, su nieta veía con asombro la inmensidad y apariencia de un borde del mar, además de lo alejado que estaban de la arena “le digo a ella ‘allá hay un tiburón’, y ¡aaay! Se me aprieta. También le digo, ‘ve hasta donde termina el mar, donde lo ves ahí empieza y ahí termina’”.
Recordó que hace seis años, cuando sus hijos tenían 13 y 11 años, “¡ay tenía que andarlos cuidando!”, confesaba mientras su familia se alejaba. Agregó que la vivencia como madre de adolescentes era otra, porque antes le preocupaba que sus hijos se metieran al mar, o se tiraran un clavado, “que se asome la cabecita, ya sabes uno de mamá, pero ahora no”.
Leticia recordó que tenía varios años que no se subían a la banana, pero ahora con su nieta, sus hijos la animaron, “ellos querían revivirlo, pero ahora lo disfrutaron de manera diferente”, contó que uno de sus hijos le confesó antes de subirse “ahora no tengo miedo y hasta me puedo bajar de la banana y hace seis años temblaba”. En ese momento, uno de sus dos hijos que se había acercado, al escuchar a su madre exhibir uno de sus miedos infantiles marinos se volteó y regresó lentamente.
Este año, como todos los años en julio que venían, celebraban al menor de sus hijos, a quien ya no le agradaba tanto la idea de festejar su cumpleaños en Acapulco. Leticia se dijo consciente del hartazgo de su hijo, pero justificaba que coincidía con las vacaciones.
La madre de tres hijos y asidua visitante, se dijo sorprendida de que el viernes, cuando llegó a Acapulco, veía menos turismo en las calles y carretera, “vi poca gente, no como otras veces, del Acapulco tan extraordinario”.
Consciente e informada de los hechos de violencia que han ocurrido en el último año, como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la señora recordó las marchas y bloqueos en la carretera, pero decidió venir, “me pregunté, ¿cómo estará realmente? Y me decidí venir y no, no hay nada de eso”.
Caminando hacia el restaurante donde ya estaban sus hijos, esposo y nieta, volteó a ver de punta a punta Puerto Marqués y asentó con la cabeza: “Sí, hay menos gente aquí, eh, se extraña ese Acapulco lleno”.

Ocupación hotelera

Este lunes, la renta de habitaciones disminuyó en Acapulco en 16 puntos porcentuales. De acuerdo con la Secretaría de Fomento Turístico, la ocupación hotelera en el municipio llegó a los 65.6 por ciento, cuando el sábado obtuvo 80.8.
Para el Triángulo del Sol la ocupación fue de 64.6, 15.5 puntos abajo que el domingo.
Por su parte, la Policía Federal reportó en la tarde un ingreso de un máximo de 10 vehículos que entraban por minuto, por 10 que salían por la Autopista del Sol.
La Sefotur informó que la ocupación en la zona Diamante de Acapulco fue de 65.6 por ciento, la Dorada 75.3 y la Tradicional 39.9 por ciento.
En Ixtapa-Zihuatanejo alcanzó el 69.4 por ciento, el destino turístico de Taxco fue el que mayor descendió, al registrar 18.7, 55.9 puntos menos que el domingo, que tuvo el 74.6 por ciento.

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