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Se recupera la playa Revolcadero del frustrado intento de construir un muelle

*En lugar de la estructura ahora se observa una amplia franja de arena delimitada por tubos de PVC o bastones de madera blanquecinos que señalan áreas concesionadas de los condominios y hoteles de lujo

Karla Galarce Sosa

Rocas, escombros y pequeños trozos de metal son los indicios de que hubo una gran estructura de metal en playa Revolcadero, a escasos 200 metros de la playa donde ondean banderas rojas –que señalan marea alta– y donde no ondea la bandera Blue flag, distintivo que certifica como balneario limpio y con programas de educación ambiental.
En lugar de la estructura, ahora se observa una amplia franja de arena delimitada por tubos de PVC o bastones de madera blanquecinos que señalan áreas concesionadas de los condominios y hoteles de lujo, a donde llegan las familias con mayor poder adquisitivo en Acapulco.
A pesar de que la mañana estuvo nublada, la actividad en la playa comenzó después de las 2 de la tarde para los bañistas, pues los corredores, los deportistas y los surfistas mantuvieron presencia prácticamente durante todo el día.
Ya sea a pie, en bicicleta, a bordo de cuatrimotos –vehículo de llegada más común entre los adolescentes a la playa–, coches particulares o en transporte público, los paseantes, la mayoría dueños de condominios de la zona, coincidieron en que “las escaleras feas” y los “fierros oxidados” daban una mala imagen a la playa.
Sobre la banqueta del bulevar Las Palmas, adelante del llamado Punto Muerto, acceso más amplio de la zona y por donde entran los vehículos motorizados, se observa un letrero que indica que hay una “playa certificada”.
Son 526 metros de playa que abarca los condominios Marinthos a Las Olas, donde el único acceso a esa playa, aún luce destruido por las marejadas de mayo pasado, los contenedores de desechos están atiborrados de basura, y donde el módulo de información está vacío.
El olor de la entrada a la flamante playa con la distinción internacional, huele a materia fecal y a basura, aún se observan los tubos de escurrimientos pluviales que salen de uno de los condominios.
A pesar de lo insalubre que llega a ser el aspecto del pequeño acceso, sobre la franja de arena se percibe una total tranquilidad. Los paseantes caminaban de un extremo a otro en el tramo de Revolcadero en la zona más exclusiva del puerto de Acapulco.
Oprinsa, empresa contratada por la Secretaría de Marina que fue la encargada de retirar la superestructura, en el sitio donde sería construido el muelle por la empresa Jar Estate Corp, entre los condominios Marena y Costa Bamboo, en la zona más exclusiva de Acapulco, en la zona Diamante, retiró por completo el relleno que necesitaba para desenterrar los pilotes y ahora la vista es únicamente de playa, bikinis, cuerpos atléticos (unos jóvenes, otros con celulitis o con abultados abdómenes), y de una gran tranquilidad que sólo es interrumpida por los gritos de quienes conducen las cuatrimotos y ofrecen sus paseos “gratis”.
A partir del condominio Marena, donde alguna vez estuvieron los pilotes de acero de lo que sería el muelle de Revolcadero había escasos bañistas, no obstante la actividad en el área de las albercas de los condominios era visible.
Los integrantes de la Cooperativa Trece Estrellas, que responsabilizan a la empresa Oprinsa, a la Marina, a Profepa y a la Semarnat de las pérdidas que tuvieron durante tres meses que se mantuvieron los trabajos para retirar el muelle, colocaron ayer sólo cuatro sombrillas con mesas y sillas en la playa, ahora sin muelle, y que después de la 1 de la tarde ocupó sólo una pareja.
En el área donde fue retirada la estructura de acero, los condominios Costa Bamboo y Marena no forman parte del área certificada como Blue Flag y están frente a donde fue retirado el escombro y los restos de la estructura de Jar Estate Corp.
A pesar de que el día y la mayor parte de la mañana estuvieron nublados, los vacacionistas salieron a la playa, dejaron sus condominios y hoteles a pesar de que el sol se mantuvo oculto tras las nubes hasta las 2 de la tarde.
Las banderas rojas que advertían de la presencia de marea alta fueron izadas en los condominios que abarca los 526 metros de playa Revolcadero certificada como la más limpia y con un sistema de auto sustentabilidad según Pronatura.
El tránsito de vehículos en la playa aumentó conforme los nubarrones se dispersan. Fue el mismo caso de los paseantes que en grupo, en pareja, o con los niños, salían a caminar en la playa.
Las consecuencias que dejaron las marejadas de mayo pasado y el fuerte oleaje que ha amenazado las costas de la entidad en los últimos meses, obligó a los administradores de los condominios a establecer trabajos de mantenimiento: una cuadrilla de trabajadores del condominio Aquarela acarreaban con carretillas la arena de la playa, para reducir el nivel que las olas dejaron en la zona concesionada de edificio.
En tanto que pequeños grupos de hasta cinco personas no mantienen una estancia en la playa durante más de 20 minutos, pues sólo se sumergían por pequeños momentos en el mar.
La mayoría se toman fotografías y nuevamente regresan a las zonas de alberca de sus condominios.
Los escasos turistas que decidieron pasar la hora de comida frente al mar, ocupaban alguna sombrilla que muy distantes de los condominios, ofrecen prestadores de servicios turísticos por 100 pesos para todo el día.
Quienes decidieron salir de sus edificios para tomar un poco de sol, lo hicieron cubiertos con sombreros, gorras, lentes y con un toque de bronceador, cuyo aroma desprendían en su paso muy cerca de quienes los observaban en su andar.
La infaltable venta de artículos de playa, era parte de los paseos y las caminatas sobre la franja de arena, pero ahora, una nueva modalidad de venta muy cerca de los vacacionistas la estableció un vendedor de Casas Geo, quien ofrecía a diferentes precios, casas de segunda residencia en la zona Diamante del puerto, donde hace casi dos años, la tormenta Manuel provocó estragos en las casas construidas en la zona más exclusiva del puerto.
Los teléfonos inteligentes, las tablets y los ipads fueron los aparatos que los jóvenes bañistas utilizaron ayer como un accesorio más en la playa; no obstante los visitantes de mayor edad aprovecharon la sombra de los toldos, instalados en los terrenos concesionados de sus condominios, para realizar juegos de mesa, leer algún libro, o simplemente para observar el movimiento de las olas acostado sobre un camastro.
En la zona no había un gran número de toldos, sombrillas, camastros y sillas en renta, pero sí un creciente número de vehículos particulares que transitan en ocasiones a velocidades que ponen en riesgo a los peatones.
Sin embargo, los bañistas, disfrutan de la tranquilidad de una playa donde no abundan los vendedores, ni tampoco los gritos de los niños en una concurrida playa, pues la extensión de la franja de arena, es tanto o más amplia como sus condominios altos.

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