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Entre basura rezagada y un dejo de abandono se reinventa la Condesa como playa gay

I will survive, himno de la comunidad, ambientaba la convivencia en la playa, de difícil transitar y también frecuentada por parejas heterosexuales

 

Karla Galarce Sosa

Decenas de familias caminaron entre montones de basura en playa Condesa, donde el tramo de la pequeña caleta que se forma con las rocas, era la única zona donde el mar no cubría la arena con desechos.
Zuleyma escribió sobre la arena, con la ayuda de una ramita: “Carlos te amo”. Luego de fotografiarlo con su celular, escribió su nombre al lado de esa frase y entrelazó dos corazones, cada uno llevaba los nombres de la pareja.
Antes, la joven originaria de la ciudad de México hizo a un lado la basura –corcholatas, taparroscas de botellas, plásticos, botellas, vasos y platos de unicel, ramas, pañales, mamilas, y hasta juguetes sexuales (un dildo entre ellos), restos de comida, fruta descompuesta y un sinnúmero de desechos inorgánicos. Después de hacer el dibujo, fue auxiliada por su amiga, para tomarse fotografías con el horizonte azul del mar como fondo y evitar el extenso tramo de basura que había frente a ellas.
La romántica escena se desarrolló justo detrás del restaurante Paradise Inn, donde apenas había dos palapas ocupadas.
En el acceso público a la emblemática playa gay, los paseantes deben descender por una escalera que, aunque con montones de basura en los escalones, ayer contó con una peculiar comitiva que ofreció una bienvenida con música y cartas de mariscos, servicio de bar “a su mesa” y “la mejor vista de la bahía” cerca de las olas.
Bajan por las escalinatas rumbo a la playa dos travestis. Uno de ellos profusamente maquillado, arreglado con una enorme peluca de cabello lacio negro y una balerina que cubría gran parte de su calvicie; llevaba unas larguísimas pestañas pegadas a sus párpados, sobre su voluptuoso cuerpo una ligera blusa holgada multicolor. Sobre las robustas piernas, unos pantalones entubados.
El otro personaje, un joven que no rebasaba los 25 años y quien se identificó como mesera, utilizaba además del delantal atado a su cintura, también pestañas postizas, tenía teñido de rojo su cabello y portaba un sombrero de playa, muy al estilo de los años 20; vestía mallones animal print de cebra y blusa roja sin mangas.
La emblemática playa homosexual recibió ayer a más familias heterosexuales que a grupos y parejas homosexuales o transgénero, quienes disfrutaban del sol, la brisa y del mar.
La familia Chona Santana, se disponía a volver a su hotel para la hora de comida, pasadas las 3 de la tarde, pues su hospedería, el hotel Romano Palace ldes ofreció un paquete “todo incluido” para los siete integrantes.
Desde la entrada por las escalinatas, se escuchaba I will survive, himno de la comunidad LGBTTTI (lésbico, gay, bisexual, trasngénero, transexual, travesti e intersexual) en voz de Gloria Gaynor; aunque ayer no se escuchó el coro que habitualmente grita ese gremio en los bares o discotecas.

También espacio para Mijares y Emmanuel

La bocina que ambientaba la pequeña caleta de la playa Condesa, cambiaba el ritmo de pop a cumbia, y en ocasiones se escuchaban melodías del salsero Marc Anthony y baladas románticas de Mijares o Emmanuel.
Mientras tanto en la zona de playa detrás de bares y discotecas de la emblemática zona Dorada de Acapulco, aún en la zona de La Condesa, los bañistas debían caminar entre plásticos basura orgánica pañales e infinidad de artículos que el mar arrastró pasado el mediodía en la franja de arena.
A pesar de la suciedad que hubo en la arena durante casi toda la mañana y pasadas las tres de la tarde, la basura no impidió que los vacacionistas disfrutarán de las actividades recreativas que les ofrecían prestadores de deportes acuáticos como el parachute, la banana, y los paseos en lancha.
Pasadas las 3 de la tarde, el tramo que va del restaurant Bambú al Paradise, aún no era limpiado por una cuadrilla conformada por cinco trabajadores de la Promotora y Administradora de Playas, pues la marea arrastraba de nueva cuenta la basura al mar.
Don Ilde Serrano, trabajador de la playa, quien barrió basura durante la pequeña charla que sostuvo con quien esto escribe, contó que además de la basura, el Mar de Fondo que ocurrió en mayo pasado, había empeorado las condiciones de trabajo de decenas de familias que viven exclusivamente de lo que les dejan los turistas.
Mostró las dos palapas que habían sido ocupadas por una familia, y señaló el contraste de las palapas vacías, unas 20 que había en la zona. Atribuyó a la gran cantidad de basura que había enfrente la huída de los turistas a otras playas.
Al salir de la playa por la misma escalera, los personajes que habían dado la bienvenida, habían sido sustituidos por dos jovencitos, quienes presurosos, preguntaban a los visitantes que se sentaban en la escalera para sacudir la arena de sus pies si llegaban “solo o acompañado”, información que después explicaron: “es para ofrecer camastros, o sombrillas familiares, unicolor o multicolor, pues la zona gay, se distingue por la colocación de una pequeña bandera que ondea entre las rocas de la playa Condesa. No obstante, todo tipo de familias llegan a disfrutar del calor, del sol y de las playas de la emblemática zona Dorada del puerto, el corazón de la vida nocturna de la ciudad.

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