Carlos Pérez Aguirre

Resurgen la intolerancia y los barruntos de represión

Tal parece que los actuales gobernantes federales nada aprendieron del pasado y que hoy, en una afanosa búsqueda de legitimidad y gobernabilidad perdida, redescubren los viejos y peligrosos caminos de la represión indiscriminada contra los inconformes por la actual situación. Por ello la alerta es necesaria, debiendo recordar las causas y las acciones que estas autoridades absurdas han entretejido, para generar los actuales niveles de insatisfacción respecto de las acciones de gobierno.
Aquí solo registrare algunos cuantos puntos de esta historia. Pero antes, para que no perdamos de vista los cimientos en los que se ha fundado la actual clase gobernante, solo recordaremos lo que es de sobra conocido.
1.- Que está marcada por la incapacidad para resolver los problemas económicos y financieros –devaluación e inflación como constante que nos ha llevado a perder la cuarta parte del valor de nuestra moneda, el peso– y no se diga su incapacidad para crecer y generar nuevos empleos para los sectores de jóvenes que se incorporan.
2. -Un enorme cinismo por que no pasa día en que surjan nuevos señalamientos y fundamentos –casas blancas y contratos– de la gran corrupción imperante.
3.- No obstante los grandes despliegues escenográficos donde desfilan enormes contingentes de policías-soldados-marinos, etc, etc pero que en la realidad son poco efectivos y solo han servido para detener y reprimir lideres sociales, mientras los asesinatos, secuestros, asaltos, extorsiones siguen al alza, ya no digamos fugas espectaculares. Denotando una gran incapacidad para por lo menos contener la delincuencia, pero eso si con un millonario gasto en sueldos, equipo, instalaciones.
4.- Un fortalecimiento del autoritarismo y la falta de democracia. Aquí los ejemplos sobran, el caso del despido de la brillante y objetiva periodista Carmen Aristegui instigada según trascendió por autoridades del mas alto nivel, irritados por la informaciones que esta comunicadora mostraba a la sociedad, un alto índice de periodísticas críticos, amenazados y asesinados. Si esto fuera poco, los procesos electorales han, de nueva cuenta, sucumbido a un férreo control de mafias, con órganos poco trasparentes y mucho muy cuestionados, caso emblemático es la actuación del Partido Verde, que transgredió todas las leyes a nivel federal y estatal acarreando sin ningún pudor, los votos que le hacían falta al PRI –extrañamente con una contabilidad casi exacta de votos complementarios.
Lo anterior entonces, es resumen de los agravios que el grupo en el poder, sin contar las lesivas reformas, o cuentas pendientes tiene con la sociedad.
Pero ahora ante la inconformidad de la sociedad, contra sus torpezas y corruptelas, empieza a echar mano de un instrumento más lesivo y peligroso, la represión. Se anuncia por un represor cesado por esas causas, Emilio Chayufet, la desaparición del organismo de Educación del estado de Oaxaca, como una clara y evidente provocación no solo al magisterio oaxaqueño sino y sobre todo a la población de esa entidad, mandando también una advertencia a toda la nación.
El eliminar de golpe un organismo –por que no solo cambia de nombre– como estrategia para golpear a la sección sindical de la CNTE que más se ha movilizado contra la reforma educativa, es un evento que le afectará directamente al proceso educativo de esa entidad y que generará protestas multitudinarias, de eso no queda duda.
Pero la amenaza de la represión indiscriminada está latente, el cuestionado gobierno federal, se equivoca y esperemos no se equivoque más provocando una represión multitudinaria cuyas consecuencias serían funestas. Recordemos solamente la nefasta acción del 2 de octubre de 1968, cuando las armas se cubrieron de vergüenza.
Las torpezas que cometen los políticos, luego estos mismos torpes quieren que las cometan las instituciones armadas, recordemos que estas existen, según la constitución, para proteger a la patria y la patria es su población.

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