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Una familia de turistas, la única visita de ayer por la mañana en la playa Bonfil

*En ese balneario los daños por el Mar de Fondo son evidentes en la mayoría de los restaurantes, e incluso los dueños no colocaron sillas, mesas o camastros para recibir a los visitantes pues el mar aún está sobre sus negocios y no hay una franja de arena

Karla Galarce Sosa

Medio vacía lució la playa Bonfil en el tercer miércoles de la temporada vacacional más larga del año.
Una solitaria familia frente al restaurante Paraíso, ubicado entre la Costera Benito Juárez y la calle Vicente Guerrero, se entretuvo la mayor parte de la mañana jugando con sus perros: un labrador golden y un bóxer que perseguían a María, visitante de la ciudad de México y que lleva en Acapulco una semana.
“Venimos aquí con mi madre y mis hermanos para jugar un poco con mis perros, les encanta el agua”, comentó la turista mientras se dirigía a la playa con los canes detrás de ella.
Las olas no impedían que los perros la siguieran a cualquier parte de la playa, pues sólo asomaban sus naricitas para seguir flotando a pesar de que un par de olas los arrastraron.
A lo lejos, antes de la zona rompiente de las olas, se observaban asomando sus cabezas a la espera de una buena ola al grupo de Salvavidas Voluntarios, que en sus tablas para surfear mantuvieron el equilibrio cuando la enorme ola llegó. Los jóvenes uno a uno se deslizaron sobre sus tablas en el agua y el espectáculo que ofrecían era único, pues muhos de ellos eran también alumnos de la escuela de surf que hay en la playa Bonfil.
Los daños por el Mar de Fondo son evidentes en la mayoría de los restaurantes de la playa, pues no hay uno solo al que el mar no haya arrebatado mesas, toldos, palapas y haya arrancado los cimientos de alberca o regaderas en la zona de playa.
Incluso, los dueños de los locales no colocaron sillas, mesas o camastros para recibir a los turistas, pues el mar aún está sobre sus negocios y, a diferencia de la playa Revolcadero, no hay una franja de arena donde instalarlos.
El trabajo que realizaba un trascabo entre el restaurante Mocambo y la zona Federal, comentaron los restauranteros, forma parte de los trabajos de limpieza que aplicó el Ayuntamiento y que encabezó el martes pasado el alcalde Luis Uruñuela Fey en ese poblado.
Karla y Dylan son los hijos de la cocinera del restaurante Paraíso. Eran los únicos niños que jugaban con la resaca y la espuma que originaba el rompimiento de las olas, pues el agua llegaba hasta las escaleras del humilde local.
Los gritos de los pequeños y a veces el ladrido de los perros eran lo único que indicaba la presencia de personas en la playa después del mediodía, pues la mayor cantidad de los visitantes comenzaron a llegar para la hora de comida, pasadas las 3 de la tarde, muchos de ellos mojados y llenos de arena que llevaban de otras playas como la del Princess, Revolcadero e incluso Puerto Marqués.
Tres jóvenes salvavidas observaban las actividades que realizaban los alumnos de la escuela de surf. Uno de ellos, Yahir, de 19 años, dijo que es salvavidas voluntario desde hace cuatro años. Lo acompañaban dos adolescentes más.
Yahir explicó que la labor de vigilancia de los salvavidas voluntarios abarca desde playa La Gloria, donde se ubica la residencia que alguna vez fue del cantante Luis Miguel, hasta San Vicente, cerca del área de condominios que anuncian el comienzo de la zona residencial de la zona Diamante. Es apenas una decena de salvavidas que resguardan la playa, mantienen vigilancia para la seguridad de los turistas y, sólo reciben propinas como recompensa por los rescates.
Aunque las cinco torres salvavidas con las que contaban para el avistamiento de los bañistas fueron arrastradas por las marejadas de mayo pasado, ahora utilizan las terrazas de los restaurantes para mantener la vigilancia. Allí fue donde se desarrolló la plática que este medio sostuvo con los tres jóvenes.
Adán Canales Santiago, representante del restaurante bar Alejo de la playa Bonfil, dijo que la falta de una franja de arena no sólo disminuye la presencia de bañistas, sino que también se reducen las fuentes de empleo pues en el caso de ese negocio mantiene a 18 personas, mientras que en temporadas como la invernal o en Semana Santa llegan a contar con más de 30 personas.
“Ahora que no hay playa se mantiene el mismo personal que tenemos en un fin de semana normal en temporada baja, y no puedo decir que es una buena temporada porque le tengo que dar dos o tres días de descanso a dos personas a la semana”, lamentó el empresario.
Señaló que a pesar de las peticiones que han hecho al Ayuntamiento y de la limpieza que se realiza, éste “se quedó rezagado” porque “nos dicen que sí, pero no nos dicen cuándo, es tardado el gobierno municipal en ese tipo de respuestas”.
Al final dijo que la playa Bonfil no puede quedar con los servicios que los restauranteros y los salvavidas ofrecen, pues la creciente zona de condominios y el tipo de turismo que llega a esa zona exige más y mejores atenciones.

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