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Playa Dominguillo, la pequeña plaza de pescadores, abandonada y sucia

Karla Galarce Sosa

La tradicional zona de pescadores del Acapulco Náutico, playa Dominguillo, lució abandonada ayer, medianamente limpia aunque con servicios, pero insuficientes tanto para turistas como para los prestadores de servicios turísticos e incluso, para los integrantes de cooperativas de pescadores.
En la desembocadura del río de Aguas Blancas, debajo de la Vía Rápida, se observa abandonado un rincón, donde los malos olores y la desembocadura de aguas residuales son evidentes, pues el sitio luce abandonado y sucio.
El panorama que originan los residuos y las pestilencias impiden la colocación de toldos y sombrillas donde los turistas puedan descansar, debido a que el escurrimiento constante de aguas residuales después de las lluvias genera olores nauseabundos que el viento arrastra hasta 500 metros de distancia, se quejó la señora Victoria Palma, quien ofrece la carta de un restaurante a los visitantes que llegan a la playa.
La zona federal ocupada por las cooperativas de pescadores de playa Dominguillo, están cubiertas por lanchas, cayucos, motores y redes de pesca; mientras tanto en el área donde venden pescado, la mayor actividad es entre los pescadores y las vendedoras del producto, quienes ofrecen diversas especies recién extraídas del mar.
A partir de la estatua del Narciso, pasando por la pequeña playa debajo del restaurante 100% Natural y su puente, hasta el área concesionada de los pescadores, los primeros toldos y sombrillas se ubican detrás de los restaurantes El Anzuelo y El Chinchorro, e incluye un pequeño parque localizado entre los baños públicos y un área destinada como bodega.
Alojadas bajo la sobra de las sombrillas, las personas no ocupaban ni una tercera parte del mobiliario playa.
Después del mediodía, la playa apenas comenzaba a recibir a los visitantes. Los integrantes de la familia Castro Enríquez, comentaron que llegaron a hospedarse a un pequeño hotel del centro de la ciudad, en el Zócalo. Don Manuel y su esposa Blanca junto con su hija Amalia y su yerno Josué, llegaron desde temprano a Dominguillo después de una caminata matutina, pasaron a comprar algunas bebidas en la Comercial Mexicana -ubicada frente a la playa donde fueron entrevistados- y decidieron pasar el resto de la mañana y parte de la tarde frente al mar.
Comentaron que el ambiente en la playa es distinto al que al menos hace diez años disfrutaron cuando su hija tenía 15, pues aún se observaba después del amanecer a los pescadores arrastrando el chinchorro.
“Ya no pudimos ver una buena pesca, tampoco el arrastre de un segundo chinchorro, ni más gente que disfrutará de la playa desde temprano como antes lo veíamos”, lamentó la joven Amalia Castro.
Añadió: “tampoco fue agradable ver que en algunos tramos de la playa hubiera heces fecales”.
Los prestadores de servicios náuticos de la zona dijeron que grupos de indigentes utilizan una parte de esa playa como baño público, a pesar de la limpieza que realizan los empleados de la promotora y administradora de playas y los trabajadores del ayuntamiento para las áreas verdes, aún persisten los malos olores y en ocasiones el abandono.
“Aquí hay viejos pescadores que viven dentro de las lanchas y hacen sus necesidades en cualquier parte, porque los baños públicos los abren a las 10 de la mañana y los cierran a las 5 de la tarde, no hay un servicio público para ese tipo de personas”, criticó el señor Martín Vargas, barrendero de playa.
Los pescadores criticaron que las autoridades no deben olvidar que el arrastre del chinchorro ha dado identidad al puerto como tal, de ahí que pidieran tener “al menos” baños portátiles y así se evitaría que haya una playa sucia.

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