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El escape de El Chapo provoca reacomodos entre los grupos del crimen organizado, estiman especialistas

Agencia Reforma

Ciudad de México

El viernes 17 de julio, seis días después de la fuga de El Chapo Guzmán del penal del Altiplano, tres narco mantas aparecieron en la colonia 8 de octubre en La Paz, una ciudad que en los últimos meses ha sufrido como nunca antes la violencia vinculada al crimen organizado con decapitaciones, hallazgos de cuerpos torturados, balaceras y ejecuciones a plena luz de día.
“Agárrense, ya salió el papá de los pollitos y viene por lo que le robaron”, se leía en las mantas dirigidas a José René Bastidas Mercado, El 00, y Abraham Cervantes Escárcega, El Babay. Según medios locales, estos personajes querían apoderarse de “la plaza” que en algún momento controló el cártel de Sinaloa.
Y el sábado 18, una semana después de la fuga, once personas fueron emboscadas y asesinadas cuando se desplazaban por un camino de terracería que conduce del poblado Sapioriz a San José de Bacis, en el municipio de San Dimas, en Durango.
La semana pasada, en el municipio de Guadalupe y Calvo, en Chihuahua, ocho integrantes de una familia que custodiaban un plantío de droga fueron ejecutados. Fuentes extraoficiales dijeron que el multihomicidio estaba relacionado con los reacomodos de organizaciones criminales tras la fuga de El Chapo del penal federal del Altiplano.
Académicos especializados en temas de seguridad no descartan que la salida del líder de cártel de Sinaloa genere violencia en algunas zonas que la organización disputa con otros grupos criminales en Baja California o en el área de Juárez, donde las ejecuciones han repuntado tras un periodo de relativa calma.
Javier Oliva Posada, especialista en temas militares y de seguridad y profesor en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, consideró que Jalisco es la principal zona donde podrían darse hechos de violencia.
Y es que prevé que el cártel de Sinaloa trate de recuperar el control de la plaza que actualmente ocupa el cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Probablemente en Jalisco se dé una disputa, si es que no se arreglan, porque Nueva Generación es un desprendimiento del grupo de Joaquín Guzmán”, comentó el profesor.
Raúl Benítez Manaut, investigador de la UNAM y presidente del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), mencionó que el CJNG aprovechó la captura del El Chapo para independizarse y crecer en capacidad de fuerza y control de rutas de tráfico de drogas.
“Y a lo mejor El Chapo se las quiera cobrar, o también ellos, los del Cártel de Jalisco, viendo a El Chapo suelto otra vez, quieran negociar”, coincidió el académico.
En tanto, para Vanda Felbab-Brown, especialista en seguridad en México del Instituto Brooking, y Alejandro Madrazo Lajous, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la violencia podría darse pero debido a medidas tomadas por el Gobierno mexicano.
“La violencia es posible si el Gobierno mexicano decide que debe atacar cualquier ramificación o presencia del cártel de Sinaloa en cualquier lugar”, consideró Felbab-Brown.
Madrazo opinó que además podría haber violencia dentro del propio cártel si es que El Chapo debe realizar ajustes para retomar el control de su organización.
“Lo que a mí más me preocupa es que ante el evidente ridículo del Gobierno federal pretendan lavarse la cara tomando medidas drásticas pero que de poco ayudarían, como militarizar más la seguridad pública, y es que no saben hacer otra cosa”, agregó el investigador egresado de la Universidad de Yale.
Guillermo Garduño, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, previó que el cártel de Sinaloa buscará dominar toda la franja del Pacífico mexicano.
“Se esperan, entonces, días de violencia importante, por supuesto, y después vendrá un proceso de pacificación pero mediada por una fuerza superior, que sería el cártel de Sinaloa”, dijo en entrevista.

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