Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos García Jiménez

BAJO EL ALA DEL SOMBRERO

* Milpa agroecológica

Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. José Martí

En la época anterior a la llegada de la agricultura moderna en el campo mexicano prevalecía un sistema de producción campesino ancestral que permitía cosechar tanto alimentos sanos y balanceados, como insumos y subproductos necesarios para sobrevivir y trabajar de manera autosuficiente. Este sistema, denominado milpa, con el tiempo se fue degradando debido a la invasión de insumos externos, y las políticas gubernamentales promotoras de la llamada modernidad.
En Guerrero, en virtud de su diversidad agroclimática y cultural, aproximadamente 200 mil campesinos tienen al cultivo del maíz como su principal fuente de alimentación e ingresos; y de éstos, el 70 por ciento siguen haciendo milpa en coexistencia con las prácticas tecnológicas de la llamada “agricultura moderna”. Sin embargo, este sistema productivo está en peligro de extinción; sobrevive con sus componentes esenciales en las comunidades rurales ubicadas en las zonas más abruptas y pobres, en parcelas menores de 2 hectáreas.
Hoy día, en tiempos modernos, para cultivar en el campo los pobladores esperan a que lleguen los subsidios gubernamentales: semillas híbridas, herbicidas, fertilizante químico, asistencia técnica, Procampo, entre otros. A mitad del temporal de lluvias, todavía esperan a que éstas se establezcan en forma para poder sembrar. Si algo cosechan de sus parcelas es solamente un producto: maíz o frijol o café o jamaica o plátano o ganado; mismos que esperan vender a un precio justo en el incierto mercado. Y con los ingresos así logrados, otra vez esperan resolver sus diversas necesidades de consumo. La agricultura, pues, se ha convertido en una triste espera.

Las bondades del sistema milpa

La milpa es un sistema de policultivo en donde el maíz, como cultivo principal, cohabita de manera simbiótica con otros cultivos como la calabaza y el frijol, así como con una diversidad de hierbas y arbustos comestibles, medicinales y frutales. Es el espacio territorial biodiverso en donde se cultivan satisfactores humanos sin afectar los recursos naturales y el medio ambiente. Por sí misma, la milpa condensa un sistema de conocimientos, tecnologías y prácticas culturales que datan de la época en que se establecieron las diversas culturas mesoamericanas, miles de años antes de la conquista española en México. El nombre milpa deriva del náhuatl milli: parcela sembrada; y pan: encima, en. Literalmente: “lo que se siembra encima de la parcela”.
“La milpa es, entonces, tanto el espacio físico (la tierra o la parcela) como las especies vegetales y la diversidad productiva que sobre ella crece. Es también el reflejo de los conocimientos, la tecnología y las prácticas agrícolas necesarias para obtener de la tierra y del trabajo humano los productos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de la familia campesina”. (Arturo Warman).
Antes, los milperos que sembraban semillas nativas en buena tierra, con el ritmo de la luna y el ciclo de la lluvia, en distintos momentos cosechaban diversos productos y subproductos. En julio y agosto ya podían cosechar elotes de maíz conejo o cuarenteño, calabacita tempranera, ejotes de frijol colorado, sandía, pepino, melón, quelites, chipile, chiles, jumiles, chapulines y gusanos comestibles. En septiembre y octubre, cosechaban maíz camagua para tortillas, elotes de maíz grande, frijol negro, hongos de huitlacoche, la hoja de la planta del maíz para los becerros. En noviembre y diciembre: flor de cempasúchil, semilla de calabaza, jícama, camotes, hoja del maíz para tamales, maíz en grano, ajonjolí, jamaica. Y en toda la época seca (de enero a mayo), de la milpa se usaban los rastrojos para el ganado o para reincorporarlos en la siembra del ciclo subsiguiente.
Era pues la milpa una forma de vida; una especie de refrigerador natural, con una abundancia de alimentos altamente nutritivos y balanceados; una bodega a cielo abierto de donde se sacaban esquilmos y semillas para el ganado, o empalizadas y leña para el hogar.
No obstante las bondades de este sistema productivo, don Pedro Valente de Lomas del Aire, Acapulco, se lamenta: “Hoy en los pueblos cada vez hay más campesinillos que solo siembran maíz con híbridos, agroquímicos, peones, créditos; y siempre están esperando el apoyo del gobierno. Yo no soy de esos campesinillos, soy campesino original porque en mi milpa siembro y cosecho cada año: maíz, frijol, calabaza, chile, pipisa, pepino, sandía, estropajo, y muchas cosas más. Sin usar químicos ni semillas híbridas siempre cosecho algo; y en estos meses de julio y agosto siempre invito a mis amigos a los elotes y a las sandías…”
Como lo demuestran los campesinos que todavía hacen milpa, este sistema de producción es más productivo (porque permite cosechar una diversidad de productos por unidad de superficie) que un campo de maíz cultivado en monocultivo extensivo e intensivo. Además, la milpa produce una diversidad de plantas a lo largo del año que son alimentos para animales domésticos y silvestres que son parte de la cadena alimenticia.

Haciendo milpa agroecológica

Frente a las políticas productivistas promotoras del maíz como monocultivo, en muchas comunidades temporaleras, pobres y minifundistas de Costa Grande, Costa Chica y Montaña se han venido generando iniciativas para rescatar el sistema milpa incorporando tecnologías agroecológicas, tales como obras de conservación de suelos y agua, labranza de conservación, uso de semillas nativas seleccionadas, abonos verdes, abonos orgánicos, biofertilizantes, control biológico de plagas, control manual de malezas, desespigue de plantas indeseables, entre otras. De esta manera es como ha venido cobrando fuerza el concepto de Milpa Agroecológica.
En este sentido, la Red de Campesinos Guardianes del Maíz Nativo (Regmaiz), una pequeña organización cuya influencia se extiende a poco más de 40 localidades del municipio de Coyuca de Benítez y Acapulco desde hace cuatro años ha venido impulsando esta forma de producción agroecológica. Y desde esta visión y experiencia productiva ha venido proponiendo la alineación de los distintos programas públicos enfocados al sector maicero. En esta vertiente se encuentran los programas de Incentivos para Productores de Maíz y Frijol (Pimaf), el de Agrooincentivos, el de Fertilizante Subsidiado, el Procampo, el de Empleo Temporal, entre otros.
¿Qué pasaría si dichos programas se alinearan y concurrieran para fortalecer el sistema Milpa Agroecológica? Seguramente, los actores involucrados estaríamos abriendo brecha en el verdadero combate del hambre, la pobreza y el desempleo en el que se encuentra hundido el campo guerrerense desde hace más de cinco décadas.
A pleno sol… celebrará el FPDG su primer aniversario este miércoles 5 de agosto en Chilpancingo. El acto iniciará a las 10 horas con una marcha-caravana del Congreso del Estado al Palacio de Gobierno. En el auditorio José Joaquín de Herrera sesionará para evaluar logros y elaborar su plataforma de acciones para los siguientes meses de este 2015. Se espera la presencia de mil 500 representantes de organizaciones sociales de las ocho regiones de la entidad, así como de los titulares del Ejecutivo estatal y del Congreso del Estado.

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