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Hasta ocho horas de fila bajo el sol hacen beneficiarias del programa Prospera

Madres de familia que reciben apoyo económico del programa Prospera señalaron que tenían que esperar hasta ocho horas para cobrar.
Ayer en el Zócalo, una fila de mujeres, que alcanzaba los 120 metros, rodeaba un edificio que alberga varios negocios, a fin de entrar a la sucursal del Banco Del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi).
Visiblemente cansadas y otras acompañadas por familiares, unas 200 mujeres se turnaban en la fila para recibir el apoyo del programa de la Sedesol federal para madres solteras.
Algunas de las beneficiarias dijeron que estaban desde las 6 de la mañana haciendo fila para recibir una ficha y entrar a recibir el recurso económico que se entrega cada bimestre pero no quisieron decir cuánto reciben.
Las mujeres, que evitaban dar sus nombres, indicaron que la fila se debía a que la tarjeta de débito con la que cobraban ya había vencido y por eso la espera.
Mencionaron que ayer también se realizó el trámite para la renovación del plástico e iniciaban por orden alfabético del apellido paterno.
Una señora contó que este año era la primera vez que recibía su cobro en Acapulco. La beneficiaria, que se recogía el cabello constantemente por el calor de 31 grados a la sombra, contó que era de Tierra Colorada y que se salió de su lugar natal después de que “los malos” amenazaron a su único hijo varón: “le pusieron el arma aquí”, explicó simulando con su mano derecha una pistola que elevó a la cabeza, en la sien.
Después de ese incidente agregó que decidió salirse con sus tres hijas, una de ellas menor de edad y por la que recibe el programa Prospera. “Mi hijo se fue de Guerrero” y de las otras hijas se desplazaron con ella a Acapulco para evitar los hechos de violencia que ocurren en Tierra Colorada.
La señora, que estaba recargada en el corredor que se construyó como parte de la renovación de la imagen del Zócalo, dijo que la acompañaban sus hijas a la entrega del dinero, pero que no podía estar formada en la fila porque el sol le afectaba debido a que iba “saliendo de la chikungunya”. Ella llegó a las 7 de la mañana, una ahora antes de que empleadas de Bansefi les entregaran las fichas.
Al salir, las mujeres, en su mayoría acompañadas por otras mujeres o niños en brazos, evitaban hablar y sólo indicaban que eran apenas dos personas las que atendían en el banco y por eso la lentitud.
A la 1:30 de la tarde todavía la fila que llegaba a la sucursal de Bancomer. (Abel Salgado).

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