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Encabeza México muertes por rayos en América Latina; suman aproximadamente 230 al año

*El gobierno no cuenta con un programa de prevención, critica investigadora de la UNAMAna Gabriela Rezc / Agencia Reforma

Ciudad de México

En el país se registran más muertes por rayos que en toda América Latina.
De acuerdo con un informe publicado por la Sociedad Meteorológica Americana, México tiene la peor tasa de mortalidad por descargas eléctricas, pues en promedio se registran 2.7 fatalidades registradas por millón de habitantes por año.
Es decir, cerca de 230 muertes ocurren anualmente a causa de este fenómeno.
Le siguen Colombia y Brasil, con 1.8 y 0.8 muertes por millón de habitantes por año, respectivamente.
Graciela Raga, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, indicó que esto responde al fracaso del gobierno mexicano por concientizar y poner en práctica estrategias que protejan a la población, sobre todo a la rural que resulta la más afectada.
“No hay ningún programa encaminado, la única forma de prevenir estos incidentes es a través de la educación”, precisó la especialista.
Casi dos tercios de las bajas se concentran en siete estados de la República que tienen altas tasas de pobreza extrema.
La mayoría de las víctimas son hombres, en especial jóvenes y niños, señaló Raga, quien el año pasado publicó un estudio sobre las víctimas de rayos en el país.
El Estado de México es el que presenta las cifras más altas de mortalidad, con el 24 por ciento de las fatalidades.
“Algunos municipios del sector poniente del Estado de México, donde vive poca gente, tienen entre 30 y 50 muertos por millón por año, o sea unos números altísimos.
“En general, en los países desarrollados es como 0.6 muertos por millón de habitante”, aseguró.
Raga explicó que en estas zonas existe una alta concentración de comunidades indígenas y de bajos niveles educativos, y que la mayor parte de la superficie está dedicada al cultivo.
“La gente está más expuesta porque está en los campos trabajando o incluso los niños jugando, y su vulnerabilidad aumenta si no hay lugares para refugiarse”.
Falta más conciencia sobre las medidas que se pueden tomar, agregó, pues los pobladores desconocen los riesgos a los que se enfrentan y atribuyen los incidentes a una cuestión sobrenatural.
“Son fenómenos que no se pueden pronosticar al ser de muy corta escala de tiempo, no se puede saber exactamente dónde van a caer, entonces la única forma de disminuir el número de muertos es que haya más educación.
“El fenómeno no tendría por qué matar a tanta gente”, enfatizó.

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