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Un sueño y la excomunión de una católica provocaron el conflicto religioso

Zacarías Cervantes

Atliaca, Tixtla

El conflicto religioso que se vive en Atliaca surgió desde hace casi dos años, cuando un grupo de feligreses encabezado por Inés Zárate Juárez, quien fue excomulgada el 18 de junio por el obispo Alejo Zavala Castro, promovió la expulsión de esta localidad del sacerdote Carlos Cristino Luna. De él se inconformó porque obligaba a asistir a pláticas y retiros a quienes solicitaban bautismos o matrimonios, y también porque organizaba pláticas con los jóvenes.
Uno de los feligreses cuenta que un día de septiembre del 2013 doña Inés corrió la versión por el pueblo de que tuvo un sueño en el que Dios le dijo: “Ya estoy cansado del padre Carlos Cristino, me está dando muchos problemas y si no lo sacan de Atliaca se les va a caer el cerro Amuchtepec (ubicado al poniente de esta localidad).
Días después, (el 13, 14 y 15 de septiembre) azotaron al estado la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid, provocaron derrumbes en los cerros cercanos, lo que aumentó la creencia en su versión y el temor entre algunos de los feligreses que se sumaron al movimiento de la líder en contra del clérigo impugnado, hasta que fue echado de la localidad. Fue entonces que se comenzaron a llamar “tradicionalistas”.
El obispado designó al sacerdote Humberto Cervantes Santos, a quien también corrieron por los mismos motivos que el anterior pero ya entonces, según los feligreses del grupo adversario, los “tradicionalistas” eran más radicales pues se apostaban en la entrada de la iglesia desde donde gritaban: “escuchen lo que está diciendo satanás”.
Además se manifestaron en desacuerdo porque este sacerdote organizó coros para las celebraciones religiosas. Los “tradicionalistas” argumentaron que eso no le gusta a dios “porque él no quiere ruido”.
Presionado, el sacerdote Cervantes se fue del pueblo a mediados del 2014 y entonces los “tradicionalistas” comenzaron a traer de Apango, pueblo que se encuentra a unos 10 minutos, a sacerdotes de los llamados “cismáticos”, uno de ellos el ex alcalde de Mártir de Cuilapan y ex panista, Crisóforo Nava Barrios.
A partir de entonces, el otro grupo de los llamados católicos cristianos comenzó a asistir a las celebraciones religiosas a otra iglesia del mismo pueblo en la que ofician sacerdotes católicos que vienen de Tixtla o de Chilpancingo, pero esto molestó a los “tradicionalistas”, quienes para boicotearles las misas hacían repicar durante todo el tiempo que durara la celebración las campanas de la parroquia Señor Divino Salvador, que mantienen en su poder.
Vecinos que están al margen de los dos grupos revelan que esta pudo haber sido la causa de que los católicos cristianos hayan robado el badajo de la campana de la iglesia principal, “porque la verdad si era molesto escuchar durante casi una hora los fuertes repiques”, dijo un comerciante del centro de la localidad.
Sin embargo los acusados lo niegan y argumentan que la iglesia está tomada, controlada y vigilada día y noche por los “tradicionalistas” y que no es posible que alguien haya entrado a robar la bola de metal.
Pero el grupo de los tradicionalistas, para allegarse de más adeptos ha corrido la versión de que el robo a la iglesia es la causa de que en la actual temporada no llueva, y dice que serán los católicos cristianos los responsables de que no haya cosechas este año.
Sin embargo, sus adversarios les responden que no existe tal robo, y que ellos mismos hicieron perdidizo el badajo para crear un movimiento con el cual puedan presionar al gobierno del estado y al federal a que se desista de varias averiguaciones previas que existen en contra de algunos de ellos, por delitos que han cometido desde hace dos años que comenzaron con su movimiento.
Mientras tanto, el obispo en retiro de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Alejo Zavala Castro excomulgó a la líder del grupo de los “tradicionalistas” Inés Zárate Juárez por haber incurrido en “cisma”.
En el oficio con fecha 18 de junio dirigido a Zárate Juárez, el obispo le dice que “quienes incurren en cisma, es decir en el rechazo a la sujeción del Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la iglesia a él sometidos, incurren en excomunión, por lo que me veo obligado a declararla ante los fieles de esta Iglesia Particular y en especial a la Comunidad Parroquial de San Salvador, Atliaca, excomulgada”, dice el escrito.
Con ello se dice en el documento, Zárate Duarte queda “privada de todos sus derechos como católica”.
Sin embargo ella permanece en poder de las instalaciones de la Iglesia en donde hasta ayer mantenían retenidas a 11 personas, a quienes acusa del robo del badajo de la campana.

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