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Turistas disfrutan de playa Caleta, pero son displicentes con la limpieza

Karla Galarce Sosa

“No limpies la playa pero te pedimos no la ensucies”, es la frase escrita en un pequeño letrero de madera en el acceso principal de playa Caleta que pende de las ramas de un enorme árbol de amate que da la bienvenida a los vacacionistas.
A pesar del anuncio, los bañistas no recogen sus desechos, pues a veces el viento los arrastra hacia otra parte y pocos los depositan en el único bote para basura que está cerca del acceso principal.
La dinámica en ese balneario es distinta a la que tradicionalmente se observa en la zona Diamante y en la Dorada, pues las familias multitudinarias, de hasta 15 integrantes, llegan y ocupan toldos y camastros para disfrutar de las olas.
La familia Vega Muñoz llegó a Acapulco el lunes pasado. Son huéspedes del hotel Copacabana y llegaron a bordo de una Urvan que dejaron estacionada cerca del Tribunal Superior de Justicia, en uno de los dos estacionamientos disponibles para recibir vehículos de mayores dimensiones a un coche.
El líder del grupo y chofer del vehículo, el señor Faustino Vega, comentó que el área tradicional de Acapulco es la favorita de sus parientes, pues cuenta con apacibles playas, diversidad de productos, de alimentos, opciones de diversión para sus hijos, nietos y para sus sobrinos, quienes “a veces” los acompañan.
La familia originaria del Estado de México, dispuso en forma de media luna 16 sillas frente al acceso de la playa, todas mirando a la playa, bajo la sombra de un amate. No fue necesario que pagaran un toldo o sombrillas, sin embargo tuvieron que pagar 20 pesos por cada silla.
Los niños en la playa construyeron pequeños castillos en la arena. Los adultos –dos parejas de jóvenes entre ellos– se tomaban de la mano y se preguntaba uno a otro si querrían ir a nadar; era evidente el cortejo de los jóvenes para con las muchachas, quienes se sonreían mutuamente.
Los visitantes coincidieron en qué a pesar del descuido que llega a presentar la zona, debido a la gran cantidad de visitantes, la tranquilidad del oleaje y el ambiente y servicios que se prestan hacen único al puerto de Acapulco.
La cantidad de visitantes en la playa era superior al que hubo en playa Papagayo, pues las tres hileras de sombrillas y la cuarta fila de toldos, estaban ocupados completamente; en contraste, se observaron dos hileras de sombrillas en playa Papagayo y no habían sido ocupadas todas ayer después de las 3 de la tarde.

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