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Eduardo Pérez Haro

Desde Grecia para el mundo

*Para Diana Dominique Vera Pérez, Yesenia Quiroz Alfaro, Olivia Alejandra Negrete Avilés, Mile Virginia Martín y Rubén Espinoza Becerril.

Hace dos semanas, el primer ministro de Grecia Alex Tsipras regresó a la mesa de negociaciones con la ahora llamada Cuadriga formada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el Mecanismo de Estabilidad (ME) (antes llamada troika) y su brazo operativo el Eurogrupo (integrado por los ministros de Finanzas de los 17 países involucrados de la Unión Europea), colocándose sobre la mesa un paquete de rescate del orden de 86 mil millones de euros y una ampliación del plazo de pagos.
Sobre esta base, con más o menos elementos en el esquema de negociación, el rechazo a las condicionantes de la cuadriga, que se recogía del referéndum del 5 de julio, se dejaba atrás para dirigirse a una resolución negociada pero en donde la cuadriga al final de cuentas, habría de hacer valer sus directrices en el tratamiento del problema de la deuda de la fastuosa república helénica.
Este 7 de agosto, no hace ni una semana, el esquema de negociación se endurecía y el monto de la discusión se bajaba a 50 mil millones de euros, en otras palabras, cuando se aflojó la presión social y política encabezada por el primer ministro, la cuadriga y específicamente el Eurogrupo, se regresó a una base de discusión que era la que estaba antes del referéndum de rechazo y más aún, agregó un rígido esquema de distribución del monto de ayuda, del que asignará un 50 por ciento para la recapitalización de la banca, un 25 por ciento para el pago de los servicios de la deuda dejando tan solo 25 por ciento para la inversión productiva.
Mas no conforme con el pequeño margen que deja para el fomento económico, el Eurogrupo ordena la incorporación de todos los bienes susceptibles de ser privatizados hasta el 2045 como empresas del Estado (puertos, aeropuertos, puertos deportivos, activos inmobiliarios, explotaciones mineras e hidrocarburos). Y aun así, el paquete de ayuda en cuestión no se ha firmado, presionan otros elementos como el régimen fiscal del agro y de las profesiones y las tasas de interés, los plazos, etc. que de no cerrarse pronto podría llevarse a tan sólo un crédito puente para solventar la liquidación de 3 mil 500 millones de euros al Banco Central Europeo cuyo vencimiento está fechado para el día 20 del mes en curso, amén de rigidizar las negociaciones pues del rechazo a las condiciones y la salida del euro o de la misma Unión Europea, etc.. Al final no queda nada.
El asunto está claro: independientemente de la aritmética de la negociación, con más o menos dinero de por medio, con más o menos intereses o plazos de pago, con más o menos privatizaciones, Grecia queda sometida a los dictados de la ex troika. El sistema financiero impone sus condiciones a los países deudores y la democracia electoral que llevó a Siryza (la coalición de la izquierda radical griega) al poder apenas al empezar el 2015 y la democracia social abierta que se expresó en el referéndum de principios de julio pasado quedan socavadas, doblegadas.
La voluntad ciudadana no manda, la democracia que emerge en los orígenes de Grecia hace más de 2 mil años, no es el conspicuo invento de la civilidad, acaso recurso de la retórica del poder, se disminuye como recurso del sistema incluyente de decisiones y de la gobernación y la convivencia. La democracia que pregonan los países desarrollados del capitalismo contemporáneo es sometida por ellos mismos, pues su verdadero régimen es el que se erige sobre la imposición como mecanismo. La democracia no vale, Grecia no importa.
Vaya lecciones las que se arrojan en el tiempo de la presente coyuntura, vaya las circunstancias del porvenir. La democracia no vale y sin embargo, tendremos que insistir, la democracia debe ser nuestro principal recurso para la transformación. Nadie, desde las bases de la sociedad, nadie desde el ímpetu por la transformación hacia un mundo mejor, está ante la disyuntiva de la revolución violenta, que ética y técnicamente ha sido desplazada por la historia. Pero la democracia tiene que ser revisada, su entramado, su trayectoria, su forma y contenido no pueden quedar atrapadas en los procesos electorales y el referéndum. Ahora el imaginario de los métodos y los mecanismos tiene que atraer los recursos de la era digit@l y de la información, la lucha en un solo país tiene que hacer parte de una ecuación de cambios supranacionales e institucionales y reconocerse en una trayectoria transgeneracional. Reblandecer los poderes de hecho, y hacer girar el poderío del sistema financiero para hacer renacer a la producción y la cultura como factores preminentes precisan de una tarea prolongada y de compleja ingeniería social, política y cultural, por decir lo menos.
Lo que ahora ha sucedido en Greacia, da cuenta de que la reestructuración mundi@l abierta por la nueva era tecnológic@ y que entre sus numerosos y considerables resultados y productos dio lugar a la emergencia del bloque asiático representado por China, Rusia y la India aun no alcanza las condiciones para respaldar un vuelco a la historia de la globalización neoliberal en curso, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, aun inmersos en grandes dificultades económicas, mantienen la primacía del sistema financiero, y éste su supremacía sobre los estados nacionales incluidos los de sus propios países. Y, militarmente, ni qué decir, ahí están los Estados Unidos y la OTAN (La Organización del Tratado del Atlántico Norte, alianza militar intergubernamental basada en el Tratado de Washington firmado el 4 de abril de1949, que constituye el sistema de defensa conjunta, en la cual los Estados miembros acuerdan defender a cualquiera de sus miembros si son atacados por una facción externa).
Nadie debe de asustarse de hacer referencia a estas condiciones, Irak o Ucrania son clara muestra de los límites de la disputa económica y la diplomacia y la disposición de las potencias a tensar los predominios con el uso de las armas y el mecanismo de la guerra. Grecia no reúne las condiciones geoeconómicas y políticas para inscribirse en una circunstancia que disponga a las potencias asiáticas en una tensión bélica o confrontación abierta pero no está descartado que de continuarse la escalada del sistema financiero puedan desbordarse diversos frentes en el orbe, mas en ello, no hay sino sólo riegos fatídicos para el mundo y por tanto, es claro que las expectativas de cambio no radican ahí. Conscientes de que ello es un riesgo latente del que hay que tomar distancias todo se enfila en la procuración de la transformación por las vías de la democracia, donde puede crearse, obligarse, negociarse, acordarse, una ecuación civilizatoria, bajo un gradual proceso de reformas progresivas en el mediano y largo plazos.
En España, el partido político Podemos y sus potenciales aliados, se dirigen a desplazar al partido conservados en el poder y ser relevo del PSOE en la sucesión por venir, pero les ha afectado el desenlace que Alex Tsipras y Grecia están teniendo, las poblaciones exigen congruencia en los cambios y viabilidad de resultados, Grecia da cuenta de las limitaciones para satisfacer esa expectativa social, ¿qué harán para remontar esa exigencia y enfilar una vía verdaderamente alternativa?, la lección es que ser poseedor de la denuncia de las rapacidad del sistema financiero y de los gobiernos subordinados no es suficiente pero tampoco alcanza la pretensión distributiva y ganar las elecciones si fuera el caso. En Brasil por ejemplo, pero igual podría decirse de otros gobiernos como en Bolivia, Ecuador o Chile, llevar a un personaje dotado de perfil de izquierdas o Partidos del mismo signo no es suficiente.
En la actualidad estos (y los demás todos) gobiernos están impedidos y desgastados, se inscriben en el contexto de una depresión de los precios de las materias primas y los hidrocarburos y la natural presión del mismo sistema financiero que por si fuera poca cosa, ahora, desde Estados Unidos, advierte un incremento de las tasas de interés y la consecuente contracción del crédito con el que se acrecentarán los pasivos del principal y los intereses de las deudas de las diversas naciones pero a todo ello se le suman las presiones de las sociedades de base que no aguantan la pérdida de dinamismo en sus economías, la eventual recesión y el creciente desempleo y encarecimiento del costo de la vida. Los gobiernos de izquierda, progresistas o no, Están siendo cuestionados por las poblaciones con todo derecho y razón, y los gobiernos no traen la fuerza suficiente para frenar la violencia legal del sistema financiero so pena de ser aislados o golpeados como sucedió en décadas pasadas.
Me reitero al decir, que la idea de un mundo mejor está entrando a un sinuoso camino agobiado por las dificultades de la economía mundial (ahora de oriente y occidente) y el agotamiento de las sociedades de base, que no es un dilema simple de ricos vs pobres sino de países fuertes vs países fuertes, de ricos muy ricos vs ricos, de empresarios financieros vs empresarios productivos, del resquebrajamiento de sectores medios y la depauperización y desesperanza de los pobres. No trato de pintar un cuadro apocalíptico pero no puedo evitar el realce y los contrastes de los hechos como un recurso no sólo literario para abreviar explicaciones sino como un método para reconocer los hechos por detrás del maquillaje de los medios informativos y de comunicación política del que se encargan los políticos profesionales y panegiristas.
Existe una asimetría desproporcionada entre el predominio y los mecanismos villanos del sistema financiero, que se amortiguan con la complicidad de los Estados nacionales de diverso color y tono, la simpleza y cavernosidad de las ideas alternativas de cambio, los volátiles movimientos sociales y la debilidad del entramado y despliegue de las democracias en ciernes. ¿Cuál es el contenido de lo que hay que conocer y discutir?, ¿cuál el contenido y forma de las estrategias de transformación?, y ¿cuáles las respuestas que habrá que encontrar e instrumentar en el caso de México? Esa es tarea urgente que habrá que dilucidar con calma y desplegar con prontitud y velocidad.

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