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Prevalece un ambiente de algarabía donde ayer se abatió a un hombre frente al hotel Krystal

Karla Galarce Sosa

Un ambiente de algarabía en la playa frente al hotel Krystal se observó ayer, muy cerca de donde la Gendarmería abatió a un hombre armado el jueves en la tarde y donde resultaron heridos un turista y un vendedor ambulante.
Las voces de los animadores de la hospedería –que lució repleta de turistas desde la calle hasta el lobby– se escuchaban en el área concesionada de la Cooperativa Bersanes, a unos 300 metros de su área concesionada.
En las albercas desarrollaban dinámicas entre turistas niños y adultos, ambientadas con música disco y alentadas por jóvenes animadores de agradables voces.
En la playa se observó en pocas ocasiones oleaje elevado que llegara hasta los toldos y las sombrillas instaladas, tanto por la hospedería como de la Promotora y Administradora de Playas.
La mayoría de los bañistas ayer eran familias alojadas en el hotel Krystal, como respondieron a quienes se les preguntaba. Aunque hubo dos parejas que se alejaron del bullicio y se dirigieron al Asta Bandera, frente a la zona de restaurantes, la mayoría de los huéspedes permanecieron frente a su hotel. El área de playa a partir del Parián al Asta Bandera se observó tranquila, aunque con un ligero tráfico que provocaron los turistas que esperaban su turno de registro al hotel Krystal Beach.
Desde el balcón de la terraza en la hospedería se pudo apreciar que las 48 palapas instaladas en su área concesionada de playa estaban ocupadas. La actividad se tornó intensa después del mediodía en la playa, cuando los huéspedes salían del restaurante y se instalaban en alguna palapa o en el área de las albercas, los chapoteaderos o simplemente se sentaban cerca del mar. El trabajo de dos meseros se observó con el acarreo de refrescos, piñas coladas y uno que otro cubetazo de cervezas.
El paso de los paseos de recreo, los yates y los paseos en lancha se observaban desde la playa e incluso los meseros ofrecían amablemente las cartas e invitaban a los peatones a probar sus platillos. Lo mismo fue para los vendedores ambulantes, quienes a veces se quedaban bajo la sombra de los árboles que refrescan también la franja de playa.
La fiesta en la alberca, la espera en el lobby o en el coche, los gritos de los niños en el tobogán y la música incitó durante 12 horas –que el servicio de la alberca queda abierto a los huéspedes– a la fiesta y contrastó la tensión que vivieron los prestadores de servicios turísticos en la playa, donde los policías abatieron a quien los agredió, dejando a un huésped del hotel Krystal herido.

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