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Rubén Aguilar Valenzuela

Nicaragua: dictadura familiar

Managua. El padre Ernesto Cardenal (1925), fue ministro de Cultura en el primer gobierno sandinista, y a los 90 años notablemente lúcido, asegura, con la fuerza y contundencia de un profeta bíblico, no de un analista político, que “Nicaragua está gobernada por una dictadura familiar integrada por Daniel Ortega, su mujer Rosario Murillo y sus hijos”.
Me recibe en su casa, acaba de terminar de leer el periódico. Hablamos de nuestros conocidos. Me recomienda que lea un artículo sobre la policía sandinista. En el comedor están las esculturas para una exposición que pronto se inaugura en Costa Rica. Los temas son el maguey y sus reconocidos animales. “La forma del maguey me gusta mucho”, me dice.
“El presidente Ortega controla todos los poderes del Estado; el Ejecutivo, el Judicial, el Legislativo, el Electoral y más reciente al Ejército y la Policía, pero también, salvo contadas excepciones, tiene sujeto a los medios de comunicación”, afirma el poeta.
“Los ministros del gobierno, continúa, no se atreven a hablar y se someten a lo que les dice el presidente y su esposa. Por años, la ayuda de Venezuela ha sido administrada como patrimonio personal de Ortega y su familia y a nadie dan cuenta. La corrupción penetra toda la estructura del gobierno”.
“En la actual situación, asegura el escultor, es imposible que la oposición pueda crecer. Ésta se mantiene débil y fragmentada. A pesar de su fragilidad es inhibida y molestada de manera permanente por personeros del gobierno y el FSLN”.
“Hoy en Nicaragua no hay nada de Revolución, de izquierda, de sandinismo. El original FSLN ya no existe. Lo que hay es un partido manejado arbitrariamente por el presidente y su mujer”, sostiene el ganador del premio de los libreros alemanes en 1980.

“El presidente, dice el autor de Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), tiene una dependencia patológica de su mujer. A ella nadie la eligió, pero concentra todos los poderes. Es un personaje grotesco que cree en la brujería y el esoterismo. Habla todos los días. Ella, a su antojo, quita a los funcionarios del gobierno y el presidente, después, los tiene que reintegrarlos como asesores”.
Cardenal, autor del poemario Salmos (1964), asegura que “el presidente y su mujer fingen su catolicismo y piedad. Su ley en contra del aborto, incluso terapéutico, perjudica a los pobres. El presidente y su mujer compraron al cardenal Obando, que es un hombre corrupto”.
“El presidente y su mujer se creen dioses. El mundo debe saber lo que pasa en Nicaragua. Vivimos en una evidente dictadura familiar. No hay visos de que en el corto o mediano plazo se le pueda poner un alto”, concluye el sacerdote-monje que fundó la comunidad de Solantiname en el Lago de Nicaragua en 1966.

Twitter: @RubenAguilar

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