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Margarita Warnholtz

Sobre el levantamiento indígena en Ecuador

En 1997, un movimiento encabezado entre otros sectores por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), logró destituir al entonces presidente Abdalá Bucaram. En 2000, la Conaie lideró la rebelión popular que terminó con la caída del presidente Jamil Mahuad. Hoy en día, la Conaie está nuevamente a la cabeza del movimiento ecuatoriano en contra del presidente Rafael Correa y sus intenciones de modificar la constitución para reelegirse una vez más. No es de extrañarse pues, si bien el régimen de Correa es considerado uno de los más progresistas de América Latina, no solamente ha ignorado la cuestión indígena sino que ha actuado reiteradamente en contra de los derechos de estos pueblos.
Como en otros países latinoamericanos, los megaproyectos mineros que impulsa actualmente el gobierno de Ecuador atentan contra los territorios de los pueblos indígenas, contaminan sus recursos naturales y no se están llevando a cabo los procesos de consulta previa, libre e informada estipulados en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y en la Constitución ecuatoriana.
Por otro lado, la Conaie presentó el mes de junio pasado una demanda de inconstitucionalidad contra la Ley de Aguas y su reglamento, pues consideran que va en contra de los derechos de los pueblos indígenas planteados en la Constitución, además de que permite la privatización del vital líquido. Cuando la ley fue discutida y aprobada en la Asamblea Nacional (órgano legislativo del país en cuestión), ésta desechó la propuesta de los pueblos y nacionalidades indígenas de crear un consejo plurinacional para manejar el agua, por lo que una de las demandas del movimiento actual es la derogación de la mencionada ley y el fortalecimiento de los sistemas comunitarios de administración de los recursos hídricos.
Más allá de estos dos temas (los megaproyectos y la privatización del agua), que son cuestiones que atentan contra los derechos de los pueblos indígenas prácticamente en todo el mundo, el gobierno de Correa desmanteló el sistema de educación intercultural bilingüe que estaba en manos de las organizaciones y pueblos indígenas; cerró escuelas comunitarias y clausuró la Universidad Amawtay Wasi de la Conaie, que no solamente contaba con reconocimiento internacional, sino que era considerada un ejemplo a seguir por otras universidades indígenas latinoamericanas.
Además de violar los derechos de los pueblos originarios, Correa se ha expresado varias veces de manera racista contra el movimiento indígena, al cual a todas luces considera uno de sus principales enemigos políticos desde que en 2006, cuando inició su campaña por la presidencia, el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik rechazó unirse a él y participó en la contienda electoral con su propio candidato.
Una de las más recientes acciones gubernamentales contra la Conaie, fue el intento de despojarla de su sede. El inmueble fue otorgado en comodato a la organización por el gobierno ecuatoriano en 1991 y a finales de diciembre del año pasado Correa pretendió retirárselos, argumentando que lo estaban utilizando para fines políticos y de oposición al gobierno. Sin embargo, ante la presión no sólo del propio movimiento indígena, sino de personalidades e instituciones internacionales, se suspendió el desalojo.
Los anteriores son solamente algunos de los puntos que llevaron al levantamiento indígena actual y al paro nacional que inició en Ecuador el pasado 13 de agosto. Las otras razones de la Conaie se pueden leer en su página web: http://www.conaie.org/en/26-noticias/198-manifiesto-del-levantamiento-indigena-y-popular-del-campo-y-la-ciudad .
Desde que iniciaron las movilizaciones en distintas partes del país, el gobierno de Correa ha respondido con una fuerte represión, pero cada vez son más los indígenas que se suman a las manifestaciones y más las organizaciones, de diversos tipos, que se adhieren al paro. Los indígenas ecuatorianos han demostrado históricamente que no se rinden fácilmente, no olvidemos que ya quitaron a dos presidentes.

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