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Despiden visitantes las vacaciones de verano en Playa Encantada bajo tenue lluvia

Karla Galarce Sosa

El sábado de cierre de la temporada vacacional de verano, una incipiente llovizna matizó la puesta del sol en el ejido San Andrés, Playa Encantada, donde se reunieron turistas originarios de San Luis Potosí, Tlaxcala, Morelos, Distrito Federal y del mismo Acapulco para despedir su descanso antes de volver a sus ciudades de origen.
Los de San Luis Potosí fueron los primeros en llegar, según explicó Ana, una de las cuatro meseras que atendían a los clientes que llegaban en sus propios vehículos y que para “ambientar mejor el descanso” utilizaron una potente bocina portátil para escuchar mejor la voz del cantante José José, al quien siguieron las melodías de Alejandro Fernández y algunas de bandas norteñas.
Después del grupo de visitantes potosinos conformado por tres parejas que rebasaban los 45 años, llegaron otras tres parejas, pero cuyas edades no rebasaban los 30 años de edad.
Los turistas ocuparon mesas contiguas cercanas a la playa y cada grupo tenía una bocina que emitía sonidos y ritmo, según sus edades. Para los potosinos, el ambiente predilecto fue el que mantenía la voz de José José, en tanto que para los jóvenes nacidos en los 80 y originarios de la ciudad de México los ritmos favoritos fueron el dance, el pop y hasta el reggae.
Los horarios para la llegada, el descanso, la caminata por la playa, el paseo en cuatrimoto o el nado en la alberca fueron marcados en todos los visitantes, pues entre las 3 y las 4 de la tarde todos estaban comiendo algún platillo que ofrecía la amplia carta y sólo algunos niños estaban en la alberca. Después de las 5 de la tarde los prestadores de servicio en cuatrimoto esperaban que algún cliente se decidiera por un paseo hasta la desembocadura del río Papagayo, o que simplemente disfrutara del viento que correría por sus rostros, durante el avance del vehículo sobre la arena y muy cerca del mar.
Al ponerse el sol, unos nubarrones ocultaron el empalidecido astro, y unas gruesas gotas de agua comenzaron a caer en la playa. La vista hacia el mar se nubló por la lluvia que cayó.
Desde su llegada, pasado el mediodía, los visitantes ocuparon por igual las áreas sombreadas por palapas en el restaurante Las Palmas, como el más cercano a la alberca y usaron la cancha improvisada de boleibol.
Una vez instalados, el desfile de cervezas, platillos y de vendedores ambulantes comenzó.
Una vendedora de plátanos fritos también ofreció casi en un susurro huevos de tortuga “preparados”, aunque no se observó que algún visitantes, al menos aquellos instalados cerca de la playa, comprara alguno.
El desfile de platillos que los turistas pedían incluyó camarones al mojo de ajo, a la diabla, cocteles de pulpo y campechanas.
La mesa de las parejas potosinas incluyó, además del tradicional pescado a la talla, una olla con sopa de mariscos, dos botellas de whisky, unas caguamas y algunas latas de corona ligth. Los potosinos disfrutaron también de paseos en cuatrimoto, se tomaron fotografías unos a otros y se quedaron bajo la palapa, aún después de la lluvia.
Los jóvenes morelenses pidieron platillos individuales, pocas cervezas y más michelatos que piñas coladas. También pasearon hasta el río a bordo de cuatrimotos y más osados se introdujeron al mar y se fotografiaron para capturar algún recuerdo y dejarlo instalado en “la nube de las redes sociales”.

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