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Diseccionan especialistas al intelectual; aplauden a Roger Bartra por cuestionador

Yanireth Israde / Agencia Reforma

Ciudad de México

Un intelectual que promueve directamente la adopción de sus ideas para solucionar los problemas de la sociedad se convierte en un obstáculo para la resolución de éstos, advirtió el antropólogo Roger Bartra.
“La mejor traducción del trabajo que (uno desarrolla) como investigador o como intelectual no la hace uno mismo: es la propia sociedad, la cultura que nos rodea la que, si hay algo útil en lo que estamos haciendo, lo traduce a opciones políticas, culturales, ideológicas o de diferente naturaleza, sin que el autor de esas ideas intervenga directamente”, explicó esta tarde durante el homenaje que le dedicaron sus colegas en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
La intervención directa del intelectual, según constató el propio Bartra durante su experiencia militante, puede ser un obstáculo para solucionar los grandes o pequeños problemas nacionales, puntualizó el ensayista, del que Beatriz Urias, Sara María Lara y Francisco Valdés destacaron su talante crítico.
Desde los 17 años, cuando se formaba como arqueólogo, refutó las convenciones de esta disciplina en su estudio Tipología y periodificación en el método arqueológico, recordó Lara.
Cuestionó más tarde la antropología, el marxismo, la izquierda ortodoxa… y a sí mismo.
“Es un intelectual que cuestiona sus propios puntos de partida”, apuntó Urias.
“Se opuso al intelectual sacerdotal que, a través del público, convoca a los fieles; los fieles creen, se confiesan, comulgan, pecan de nuevo, pero vuelven el siguiente domingo a repetir la escena”, comparó Valdés.
Bartra, en cambio, es “intransigentemente” crítico, no admite verdades sacerdotales ni ortodoxias de ningún tipo.

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