Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Abelardo Martín M.

A Dios lo que es de Dios

Un gobierno laico es aquel que está abierto, sin dogmas  de ninguna índole, sin creencias o confesiones religiosas. Pero de ninguna manera implica no confiar en que la mano de Dios o el manto de la Virgen de Guadalupe –desde siempre, la patrona de México– nieguen su protección y ayuda que tanto necesitan los mexicanos, entre ellos incluidos por supuesto, los guerrerenses. Por eso no puede pasar inadvertido o soslayarse el acto celebrado en Taxco, la emblemática ciudad de la plata, en donde Guerrero todo se acoge a la intervención de Dios y de la Virgen en la superación (no solución) de los muy graves problemas políticos, económicos y sociales que vive la entidad desde hace varios lustros.
El destino se ha encargado, sin duda, de poner a cada uno en su auténtico lugar. La política en Guerrero ha sufrido un desprestigio que muchos protagonistas, desde los partidos o desde los cargos de gobierno, se han encargado de trabajar con ahínco. Sea por negligencia, por omisión o por maldad, el caso es que la gobernabilidad se ha ido deteriorando, no sólo en perjuicio de la autoridad, sino especialmente de la convivencia social que se torna áspera, difícil, muy problemática.
La espléndida crónica de Claudio Viveros Hernández, publicada en la edición de El Sur de este domingo, es más que elocuente.
Dice el resumen: “En un acto religioso, político, turístico y con tintes de espectáculo, ambos personajes participan en la homilía de más de dos horas, encabezada por los obispos Salvador Rangel y Carlos Garfias. La estatua fue hecha en Taxco y se pretende llevarla al Vaticano para ser bendecida por el papa Francisco”
Continúa: “En un acto de fe, religiosidad católica y bendiciones, los gobernadores, el saliente Rogelio Ortega Martínez, y el electo, Héctor Astudillo Flores, convivieron en estas tierras la noche del sábado, en la Plaza Borda y la parroquia de Santa Prisca, cobijados por la Iglesia, juntos y de cerca con cientos de feligreses e invitados, para celebrar la develación y bendición de la Virgen de Guadalupe más grande del mundo, hecha en plata por artesanos taxqueños. Como en el día del relevo que se avecina, Ortega y Astudillo juntos en Taxco, donde se mostraron serenos y sonrientes ante las multitudes, con cierta aura de misticismo y recogimiento, que pareció sublimarse al recibir al parejo y al lado de sus esposas, Rosa Icela Ojeda y Mercedes Calvo, la bendición del obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, y de Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Acapulco. En un acto religioso, político, turístico y con tintes de espectáculo, ambos personajes y compañía, entre ellos los también alcaldes saliente y entrante, Iván de Jesús Castellanos Barrera y Omar Jalil Flores Majul; la diputada local electa, Flor Añorve Ocampo, y su compañero en la curul federal, Salomón Majul González, entre muchos otros de la región, legitimaron la ceremonia en la plaza y participaron en la homilía encabezada por los jefes eclesiásticos, durante más de dos horas, sin ningún atisbo de pestañeo, en medio de un aparatoso despliegue de guaruras por doquier.
Dijo el obispo Rangel: “Desgraciadamente en México la situación hoy día, vamos a decir, no es la mejor, y en terrenos de la paz, de la concordia, tampoco. El estado de Guerrero, Ayotzinapa, Iguala. Son ventanas que se abrieron al mundo y que todo mundo está observándonos qué hacemos”. Por ello, “esta noticia va a caer muy bien, porque la gente de Guerrero yo la estoy admirando cada día; todos los personajes que hay en el mundo político-social y, hasta santos tenemos, cosa que no hay en otro lugar”, como San Margarito, en Taxco, y San David, en Buenavista de Cuéllar.
“Como los ojos están puestos en Guerrero, creo que es un bonito mensaje de paz, de concordia al mundo. Que no solamente hay malas noticias de Guerrero, sino que tenemos ésta muy buena”, con la creación de la imagen más grande del mundo y recalcó la idea de llevarla al papa Francisco, en Roma, para que la bendiga”.
“Después de la presentación del proyecto, el encuentro del gobernador Rogelio Ortega y el mandatario electo Héctor Astudillo no estaba programado, o así se hizo ver, pero se juntaron en una especie de pasarela política-religiosa, con el permiso de los jerarcas de la Iglesia, quienes acogieron con aprobación la deferencia. Antes de la intervención del gobernador Ortega Martínez, la medición del aplausómetro compitió en proporción con Astudillo Flores, quien tranquilamente prodigaba sonrisas a los ciudadanos y correligionarios, y fue donde el impulsor del proyecto, René Martínez, agradeció las donaciones y apoyos y habló de las características de la imagen…”  El actual mandatario, de origen taxqueño, en medio de la fe católica definió el acto como “de cultura y civilidad (…) y en la derrota y en la tragedia recordamos a la Virgen de Guadalupe”, y al saludar públicamente a su relevo, expuso que “a él le vamos a entregar la estafeta el 27 de octubre, en mejores condiciones de como yo recibí el estado de Guerrero”. Agregó: “Con esa fe, con esa devoción con que yo trabajé para lograr la armonía y la paz, se realizó en paz el proceso electoral y gracias a ello tenemos la oportunidad de ir al relevo de las autoridades que habrán de gobernar nuestros municipios durante los próximos tres años y, a Héctor y a Mercedes, la oportunidad de gobernar durante los próximos seis años”, a quienes “hay que ayudarles, porque si les va bien a ellos, le va a ir bien a Guerrero y a México”.
Es esperanzador que tanto el gobernador saliente como el entrante, la alta jerarquía católica del estado y los símbolos más significativos del catolicismo en México (Cristo y la Virgen de Guadalupe) formen parte de la esperanza de Guerrero y de México. Para demostrar que el cambio ya es cosa sobrenatural, basta tomar en cuenta que la corrupción se entronizó e invadió el estado y el país. El concepto, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se utiliza para nombrar al vicio o abuso en un escrito o en las cosas no materiales. La corrupción, por lo tanto, puede tratarse de una depravación moral o simbólica. Y esto es ya el pan de cada día en Guerrero, donde a seis alcaldes se les integraron averiguaciones previas por no haber presentado la Cuenta Pública del 2014.
Por eso la esperanza está viva, si Dios y la Virgen de Guadalupe quieren.

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