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Raymundo Riva Palacio

ESTRICTAMENTE PERSONAL

*La (des)aprobación de Peña

Tercer año de gobierno. El nivel de aprobación del presidente Carlos Salinas fue de 77%; el de Ernesto Zedillo de 55%; el de Vicente Fox de 58%, y el de Felipe Calderón de 62%. Tercer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, a la mitad del camino. Su nivel de aprobación es de 35%, de acuerdo con la última encuesta de Buendía&Laredo, y sigue cayendo. Todos sus atributos van a la baja. Empezaron a caer tiempo antes que se acentuara la pendiente por las crisis de Ayotzinapa y la casa blanca, pero hoy se encuentran en su nivel más bajo desde el otoño de 2013, cuando propuso la reforma fiscal que recargó la mano al aparato productivo del país y a los contribuyentes. Mal es el momento para el presidente, aunque se trate de disfrazarlo.
El spin mediático desplegado es la comparación económica que, tienen bien diagnosticado en Los Pinos, es lo que más ha dañado la imagen del presidente. El crecimiento durante la primera parte del gobierno de Peña Nieto ha sido mayor que el de los presidentes panistas, Vicente Fox (0.3%) y Felipe Calderón (menos 0.1%). Pero, hay matices. Fox vivió en 2000 el “lunes negro” de las bolsas en Nueva York, cuando la especulación con los bonos basura y los derivados provocó un crack bursátil y un retraimiento de la inversión, y los aumentos en las tarifas de luz en 2002. Calderón vivió la crisis crediticia de 2008 que aceleró la quiebra del gran banco Lehman Brothers, que provocó un nuevo crack en los mercados e inició la crisis financiera de la que aún se pagan globalmente las consecuencias.
Con estas analogías en bruto, se trata de esconder lo que es inocultable: la caída en la aprobación presidencial. De acuerdo con la encuesta de Buendía&Laredo, el 57% de los mexicanos desaprueban la gestión del presidente, mientras que el 77% piensa que no tiene las cosas bajo control. Peña Nieto supera en más del doble el peor momento que en esta categoría tuvo en 2008 Calderón, quien había sido el presidente peor calificado desde que se hacen sus mediciones hace un cuarto de siglo, cuando casi el 38% de los mexicanos pensaban que no tenía el control del gobierno.
Según Ulises Beltrán, uno de los expertos en opinión pública más respetados del país, los mexicanos tienden a ser generosos con sus gobernantes. “Sólo en seis ocasiones en los 18 años que revisamos el porcentaje de personas que no aprueban la manera de gobernar del presidente, es mayor que el de los que expresan una evaluación positiva”, escribió Beltrán recientemente en Nexos, sobre la aprobación histórica presidencial. En su análisis apuntó una diferencia de 7% que tuvo el presidente Ernesto Zedillo en 1995 por la crisis del sistema de pagos que provocó un dolorosa devaluación, y ese mismo año de 6%, por el aumento al IVA, la carestía y el desempleo. Ninguno hasta Calderón en 2010 habían vuelto a tener un diferencial tan elevado entre aprobación y desaprobación, y jamás en la proporción que registra Peña Nieto en la actualidad: 22%.
Peña Nieto no ha gobernado en las mejores condiciones. De hecho, son las peores que jamás haya tenido un presidente, desde que se hacen las mediciones. De acuerdo con Beltrán, Salinas arrancó su administración con 66% de aprobación, Zedillo con 43% –el tumultuoso año de 1994 con magnicidios, crisis políticas y alzamiento del EZLN cobró su cuota–, Fox con 63% y Calderón con 62% –pese a la agria disputa postelectoral con Andrés Manuel López Obrador–. Peña Nieto, apuntó Beltrán, inició su gobierno con una “modesta aprobación” de 43%. Su nivel subió nueve puntos en febrero, dijo Beltrán, cuando la PGR capturó a la maestra Elba Esther Gordillo que sería, en sus palabras, “el único impulso positivo importante” durante sus dos primeros años de gobierno.
“Entre julio y octubre de 2013 la aprobación presidencial perdió 15 puntos al pasar de 51% a 36%, impulsada, primero, por las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y los enfrentamientos de los autollamados anarquistas”, agregó. “Y a partir de septiembre, por la presentación de la iniciativa de reforma fiscal que implicó mayores impuestos para prácticamente todos los consumidores y la gran mayoría de los causantes”.
De acuerdo con la serie histórica de Parametría, “si bien los actuales niveles de desaprobación son considerables, fue de diciembre de 2014 a marzo de 2015 donde se presentaron los mínimos históricos de aprobación del presidente y los máximos de desaprobación. En marzo de 2015, el 58% de los mexicanos desaprobaba el trabajo realizado contra 39% que lo aprobaba, aunque un mes antes, en febrero hubo in evento importante ya que fue capturado Servando Gómez Martínez, alias La Tuta, capo del Cartel de los Caballeros Templarios”.
La nueva encuesta de Buendía&Laredo establece nuevos parámetros, similar de altos en la desaprobación y cuatro puntos menos en la aprobación, probablemente por la variable de la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán el 11 de julio. Uno de los datos más reveladores es que el mayor descenso en aprobación fue entre los priistas. Si pierde el apoyo del núcleo duro de su apoyo político, ¿qué puede esperarse del resto de la población? El presidente Peña Nieto enfrenta este desafío en la segunda parte de su mandato. Pero no es el más preocupante. La polarización es donde se anida el mayor riesgo.

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