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El barco Esperanza viene alertando sobre las consecuencias del apagón analógico

El barco de Greenpeace, Esperanza, ha recorrido los puertos de Vallarta y Manzanillo para alertar sobre las consecuencias de un mal planeado “apagón analógico”.
Los ambientalistas advirtieron de la falta de un programa de gestión integral de televisiones que garantice una segura recolección, reciclaje y confinamiento de sus elementos.
Las miles de toneladas de plomo que contienen pueden causar afectaciones a las vías respiratorias, al sistema nervioso, problemas cognitivos, disminución irreparable en el desarrollo de capacidades intelectuales en niños y daños en riñones.
Se informó que en Guerrero existen 796 mil 996 televisiones analógicas, 510 mil 65 dependen de la señal abierta para funcionar. En promedio hay 2 kilos de óxido de plomo por televisión por lo que la cantidad de óxido de plomo que puede generarse sólo en este estado es de mil 560 toneladas, que afectarán a la población guerrerense.
Greenpeace exigió a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) que en respeto al derecho humano a un medio ambiente sano, publique e implemente un programa de gestión integral de televisiones desechadas seguro, eficaz y transparente.
De acuerdo con información publicada en su portal de internet, el buque Esperanza comenzó a navegar en el 2002, se trata de la última y mayor embarcación de la flota de Greenpeace. Es el primer barco que recibió su nombre a través de los visitantes de su sitio en internet.
Fue construido en Gdansk, Rusia, en 1984, donde era usado como barco de bomberos.
Cuenta con 72 metros de eslora y alcanza una velocidad máxima de 16 nudos. La nave es ideal para un trabajo rápido y largo. Además su capacidad para navegar entre hielo hace posible que también pueda entrar a regiones polares. (Karla Galarce).

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