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Asumen González Iñárritu y DiCaprio como una experiencia espiritual el rodaje de The revenant

*La película, originalmente estimada en un costo de 95 millones de dólares, terminó por costar 150 debido a las dificultades técnicas y extremas condiciones de trabajo

Gilda Baum-Lappe / Agencia Reforma

Los Ángeles

Extremos cambios climáticos de hasta más de 30 grados bajo cero, constantes dificultades técnicas y condiciones de trabajo casi siempre adversas hicieron que el cineasta Alejandro Gónzález Iñárritu y el actor Leonardo DiCaprio asumieran como una experiencia espiritual el rodaje de su más reciente película, The revenant.
Y si el crew pagó un alto precio (agotamiento, nerviosismo, zozobra, miedo y enojo de agremiados sindicales canadienses), el de producción –encabezado por González Iñárritu– pagó otro, económico, pues de 95 millones de dólares, el filme, que arrancó en Alberta (Canadá), se terminó de rodar con 150 en Ushuahia, Argentina.
“A mí me interesaba profundamente, con esta película, plantearme la decisión intelectual de que, más que un instinto, ¿hasta dónde somos capaces de librar los impedimentos para sobrevivir humanamente?”, cuenta el director ganador del Oscar por Birdman.
Basada en la novela escrita por Michael Punke, The revenant trata sobre la venganza que busca un cazador furtivo del siglo XIX en Estados Unidos (DiCaprio) tras ser abandonado, casi muerto, por sus compañeros.
“Emocionalmente reaccionaba de acuerdo con las circunstancias, porque no todo esto (las complicaciones) estaba en un guión. Era nuestra realidad climatológica, cambiante, así que decidí vivirla con la intención de estar solamente presente en el momento y como una experiencia espiritual de aceptar lo que es”, agrega DiCaprio sentado cómodamente en la oficina del barrio de Santa Mónica que González Iñárritu ha montado en Los Ángeles.
Así como Birdman, González Iñárritu y Emmanuel El Chivo Lubezki apostaron en The revenant por un estilo visual que es el alma de la trama.
Por ello, destaca el cineasta, las jornadas de rodaje fueron limitadas de tiempo, pues había que filmar con determinada luz del día, sin filtros en los lentes de las cámaras y las coreografías de las peleas cuerpo a cuerpo y de las balaceras, prácticamente tenían que llevarse a cabo sin errores. No había lugar para los equívocos.
La filmación, por momentos, se mimetizaba con los hechos de la historia, retando a los actores (DiCarpio, Tom Hardy y Will Poulter, entre otros) y a los técnicos a probar sus niveles de tolerancia y sus instintos de sobrevivencia.
Pero DiCaprio, quien podría volver a aspirar a un Oscar el próximo año, según un sector de la crítica estadunidense que ha visto pietaje del filme, avala y asume el nivel de compromiso de su director.
“Contar de esta manera la historia de estos personajes, en un país aún sin leyes, con libertades para actuar instintivamente, fue uno de los procesos más difíciles pero más valiosos como actor. Viendo las tomas casi como de realidad virtual que reflejan la forma de trabajar de Alejandro y El Chivo, me sentía como una mosca mirando desde fuera lo que creaban y lograban para cada escena”.
“Aún sin ser actor, para mí era básico encontrar y entender la percepción de Leo para expresar un lenguaje y emociones sin palabras, hablando con los ojos, con el cuerpo, resolviendo con honestidad y veracidad”, interviene González Iñárritu.
The revenant, que está terminando de editar el realizador, tiene programado su estreno en Estados Unidos el 25 de diciembre.
“No basta decirle a un actor: ‘Ahora muéstrate triste…’. Es algo mas orgánico, que el cuerpo comunique convenciendo a la cámara de que se trata de un hombre que lo ha perdido todo, que se note en sus emociones de enojo y tristeza. Era (para Leonardo DiCaprio) actuar como en el cine mudo”, comentó el cineasta Alejandro González Iñárritu.

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