Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Humberto Mussachio

LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS

Premian a Aristegui y equipo

El Premio Nacional de Periodismo en la categoría de reportaje le fue concedido al equipo que forman Rafael Cabrera, Daniel Lizárraga, Irving Huerta, Sebastián Barragán y Gustavo Várguez, participantes todo ellos del programa Aristegui Noticias que dirige la querida y muy respetada Carmen Aristegui. El reportaje premiado es el que reveló la compra en 7 millones de dólares de la llamada Casa Blanca de las Lomas por parte de la familia presidencial al Grupo Higa, contratista del gobierno federal y antes del Estado de México. Como consecuencia de esta revelación, la empresa MVS despidió a Aristegui y equipo, por presiones de Los Pinos según la conjetura de numerosos periodistas, entre otros el firmante de esta columna. El mismo equipo también hizo pública la adquisición de un predio al dueño de Higa por el secretario de Hacienda y antes funcionario de Enrique Peña Nieto en el gobierno del estado de México. En fin, un reconocimiento a un valiente grupo de periodistas y una batalla ganada por la libertad de expresión.

Reconocimiento a Valtierra

Otro Premio Nacional de Periodis-mo bien discernido y merecido es el que se entrega al fotógrafo Pedro Valtierra por su brillantísima trayectoria, desde los días en que se inició en El Sol para pasar luego a Uno Más Uno donde obtuvo sus primeros grandes éxitos, entre otros aquella foto magnífica de las caras de unos campesinos, hombres y mujeres, al paso de Juan Pablo II. Después fue enviado a cubrir la guerra de Nicaragua, lo que hizo con admirable valentía. A continuación Pedro participó en la fundación del diario La Jornada, cofundó con Marco Antonio Cruz y otros colegas la agencia Imagenlatina y luego por su cuenta Cuartoscuro, donde dirige revista del mismo nombre. Toda una trayectoria.

Crearán Secretaría de Cultura

Carlos Salinas de Gortari, urgido de legitimación, creó el Consejo Na-cional para la Cultura y las Artes, con el agregado del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, que tiene como función otorgar becas a cientos o miles de creadores, lo que más allá de las intenciones de coptación ha resultado positivo. El problema es que Conaculta, nacido de un simple oficio presidencial, se montó sobre dos organismos que cuentan con ley constitutiva aprobada por el Congreso de la Unión: el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el de Bellas Artes. De crearse la Secretaría de Cultura se podría subsanar la irregularidad jurídica y veríamos a Rafael Tovar y de Teresa, un funcionario culto, eficiente y probo, merecidamente convertido en secretario de Estado, aunque los profetas de nuestra política dicen que quien ocupará el cargo será don José Narro, todavía rector de la UNAM, quien por su formación, experiencia y sensibilidad era el candidato ideal para ocupar la SEP.

Esos administradores del INBA

El Instituto Nacional de Bellas Artes paga a quienes participan en diversas actividades (conferencias, presentaciones de libros, homenajes a figuras intelectuales, etc.). Se trata de una suma simbólica, pero a fin cuentas útil para pagar taxis y otros gastos. Para recibirla, el interesado envía un recibo virtual de los que ahora exige Hacienda con la firma electrónica formalmente reconocida por el Servicio de Administración Tributaria. No es poca cosa cumplir con esos requisitos, pero los administradores del INBA, no conformes con tener un documento debidamente avalado y autorizado por las autoridades fiscales, por sus purititas pistolas decidieron que todo autor que desee cobrar debe presentarse a firmar un “contrato simplificado”, lo que representa una pérdida de tiempo que no se compensa con los exiguos honorarios. Lo más indignante es que los administradores de Bellas Artes, al inventar requisitos ociosos y estúpidos, dan más trabajo para los empleados y más papeleo para la institución. ¡Viva Kafka!

El racismo de la Academia

Tres ministros del gobierno español, instados por el Consejo Estatal del Pueblo Gitano y por el Instituto de Cultura Gitana, pidieron a la Real Academia Española que retirara las definiciones racistas de “gitano” y derivados. En el primer caso porque la RAE considera “trapacero” como sinónimo de gitano y porque el lexicón mismo llama gitano al “que estafa u obra con engaño”, en tanto que define “gitanear” como “tratar de engañar en las compras y ventas” y “gitanada” como “engaños con que suele conseguirse lo que se desea”. Periodistas en Español, una muy buena publicación de internet, cita a Juan de Dios Ramírez-Heredia, quien contrasta con lo anterior lo que dice el mamotreto académico de nazi, “perteneciente o relativo nacionalsocialismo” o “partidario del nacionalsocialismo”. Más suavecita es la definición de “fascista” como “partidario de esta doctrina o movimiento social” o “excesivamente autoritario”. Como se ve, los académicos españoles no ocultan la cruz (gamada) de su parroquia, Finísimo para definir a los genocidas nazis o a los archicriminales y torturadores fascistas, familia a la que pertenecieron Pancho Franco y sus seguidores, cuyos hijos hoy están en el gobierno español y en la Academia de la Lengua.

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