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Hay personas con intenciones oscuras que les conviene el miedo, dice el nuevo obispo de Chilapa

*Salvador Rangel acusó a los periodistas de exagerar la información sobre la violencia en el municipio porque “tienen que comer” y “entre más argüende armen con la noticia, pues más les pagan”. Fue recibido ayer por feligreses y a la catedral van el alcalde electo y la diputada federal Verónica Muñoz

Luis Daniel Nava / Beatriz García

Chilapa

En su presentación en está cabecera, el nuevo obispo de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, dijo que en Guerrero hay personas con intenciones obscuras, a quienes les conviene infundir miedo y que las autoridades dicen verdades a medias, porque tienen muchas cosas ocultas.
En medio de las autoridades electas priistas, pidió que los nuevos representantes populares volteen hacia las comunidades pobres del estado, porque “muchos chupan mucho y están bien gorditos, los demás están bien flacos”.
Sobre la violencia e inseguridad en el estado y en el municipio, dijo que los periodistas dan esa información porque tienen que comer. “Entre más argüende armen con la noticia, pues más les pagan”, fustigó.
Salvador Rangel sustituyó a Alejo Zavala Castro, quien presentó su renuncia a El Vaticano en enero del presente año, aludiendo al derecho canónico, que indica que un obispo debe renunciar a los 75 años de edad. Zavala Castro estuvo al frente de la diócesis por 10 años.
El nuevo obispo, con 69 años de edad, es originario de Tepalcatepec, Michoacán, fue parte de la orden de los frailes menores franciscanos de la provincia de San Pedro y San Pablo, en ese estado, y llegó a ser rector del seminario menor franciscano en Celaya, Guanajuato; desde 2009 había estado el frente de la diócesis de Huejutla, en Hidalgo.
Después del mediodía, en una repleta catedral y tras un efusivo recibimiento por parte de cientos de católicos, el fraile franciscano dijo que Guerrero es tierra de héroes y de santos, como San David Uribe Velasco, de Buenavista de Cuéllar, y San Margarito Flores García, de Taxco; además de que hay dos obispos en proceso de canonización.
Reveló que al llegar a Chilapa, el representante del alcalde y el padre Javier Casarrubias, en la entrada de la iglesia, le dijeron que Guerrero está en una situación difícil, por lo que les pidió a los presentes que no tuvieran miedo y que fueran hombres de fe, como Jesucristo.
“Guerrero, desde los acontecimientos de Iguala (en septiembre de 2014, cuando siete personas fueron masacradas y 43 estudiantes normalistas desaparecidos por la policía municipal y el crimen organizado, así como al menos 27 heridos) se ha convertido como el punto de enfoque de todo el mundo”.
“A Guerrero lo conocen en Japón, en Alemania, en Australia, en Israel, ya nomás están viendo qué hace Guerrero, qué sucede en Guerrero, quisiera decirle a todo el mundo que en Guerrero la mayoría de la gente es buena, es católica y cristiana, tiene buenos sentimientos y como decimos por ahí, no es el león como lo pintan, sí somos león pero que ya nos cortaron las uñas”.
Y deslizó: “Porque yo creo honestamente que los periodistas a veces le ponen de más, porque tienen que comer y entre más argüende armen con la noticia pues más les pagan”.
Pidió a los periodistas reportar lo justo, lo que es verdad y que no le pongan de más, porque desinforman a todos los que viven en el estado.
No obstante, dijo que sabe que hay problemas y que no van a voltear para otro lado, a esconder la cabeza como el avestruz.
“Tenemos que afrontar la situación que vivimos, pero quiero decirles que hay más gente buena, hay más gente positiva”.
–¿Sí o no?– preguntó el obispo a la muchedumbre.
–Sí– respondió al unísono.
–¿Sí o no?– insistió.
–Sí – volvió a gritar la gente.
–Claro que sí – dijo el obispo y se desataron efusivos aplausos.
Continuó: “Con esa fe y esa valentía queremos afrontar la situación, ciertamente en Guerrero hay muchas injusticias, desigualdad, pobreza. Pero fíjense, hay personas de mal corazón, que son la minoría, hay personas de intenciones obscuras, que les conviene que en Guerrero tengamos miedo, que les conviene que haya problemas, que haya dificultades, como dice un refrán: ‘a rio revuelto ganancia de pescadores’”.
“No lo vamos a permitir, vamos a levantar la cabeza, vamos a afrontar la situación y que Guerrero pueda vivir en estabilidad social, política, económica, en una gran seguridad y en una gran paz”.
Pidió intensificar la oración, el diálogo con vecinos, en las escuelas, monasterios y con los políticos, para buscar una salida al problema de inseguridad y de violencia; así como usar la democracia para exigir paz, seguridad, educación y trabajo.
“Necesitamos ante todo la verdad, porque nos dicen verdades a medias, porque hay muchas cosas ocultas y si las autoridades quieren que les tengamos confianza, nos tienen que hablar con la verdad, para poder recobrar la paz y la tranquilidad”.

Personal del Ayuntamiento
organiza el recibimiento

Hora y media antes, el obispo Rangel fue recibido con ofrendas por parte del personal del Ayuntamiento priista y cientos de feligreses, quienes se congregaron en la glorieta Eucaria Apreza.
Antes de las 11 de la mañana, hora programada para recibir al obispo, en los alrededores de la glorieta se congregaron unas 500 personas, pertenecientes a las parroquias de la ciudad.
Una parte de la glorieta fue cercada con vallas de metal, donde llegaron los grupos de peregrinos procedentes de distintas comunidades.
En sus manos cargaron cadenas de flores, de ajos, ramos de flores, artesanías, algunos productos de la región, como maíz y frijol, ofrendas que entregarían a Salvador Rangel.
Además, se colocó una carpa y sillas del Ayuntamiento, donde se instaló el secretario general del Ayuntamiento, Aldy Esteban Román, y la diputada electa del PRI por el Distrito 25, Flavia García García. En la misa en la catedral estuvieron el alcalde electo, Jesús Parra García y la diputada federal Verónica Muñoz Parra.
No se presentó el alcalde Francisco Javier García González, quien se ha esfumado de la escena pública desde mayo, cuando se acrecentó la crisis de inseguridad en el municipio.
A las 11:30 de la mañana se vio la llegada del obispo, caminando y acompañado de un séquito de unos 200 católicos, quienes lo recibieron en la entrada de la ciudad, con cadenas de flores de cempasúchil.
En el trayecto de la gasolinera a la glorieta, decenas de personas se acercaron para saludarlo, besarle la mano, abrazarlo, entregarle flores, colocarle las cadenas y obsequiarle ofrendas, al son de la música de viento.
Incluso, un devoto le entregó un sombrero de palma, el que de inmediato se colocó, por unos minutos.
Después, se dirigieron a la catedral sobre la avenida Revolución, que adornaron con figuras amarillas y blancas. En el trayecto la música de viento sonó, feligreses se unieron a la marcha, otros saludaron al nuevo obispo y entregaron obsequios.
La caminata concluyó en la catedral, cerca de las 12:30 del mediodía. El párroco de la catedral, Javier Casarrubias, le dio la bienvenida.
Al término de la misa, se le cuestionó si hay una indicación especial para los sacerdotes de la diócesis, por la ola de violencia que impera.
Expuso que “el papa Francisco, al mandarme aquí a este lugar, es precisamente para fomentar la paz, la concordia, el perdón, el diálogo, la tolerancia. Creo que todos los sacerdotes, empezando por el obispo, las religiosas, los agentes de pastoral, tenemos que trabajar ahí, no hay otro camino, tenemos que perdonarnos, tenemos que reconciliarnos, tenemos que dialogar”.
También manifestó que “no veo otro camino, y creo que todo eso está a nuestro alcance, yo también creo que debemos poner nuestro granito de arena en conseguir la paz, yo creo que hay mucha más gente buena que mala, hay más gente que desea la paz, que la que no quiere”.

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