Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Un hombre atlético, desde una casa en el centro de Iguala, coordinó las acciones contra los normalistas

*Hubo nueve ataques directos contra los estudiantes, bajo la observación de militares, policías federales y ministeriales, que nada hicieron para protegerlos, indica el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH. Desde que los estudiantes entraron a la ciudad, a las 5:59 de la tarde, militares y policías federales fueron informados de sus movimientos y se concentraron en la caseta de peaje

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Un hombre atlético, que aún no ha sido identificado, coordinó las acciones contra los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa, desde una casa blanca con portón negro en el centro de Iguala, reveló un chofer de autobús detenido frente al Tribunal Superior de Justicia en Iguala, donde una parte de los 43 normalistas fue detenido y desaparecido el año pasado.
Del testimonio de ese chofer habló la abogada Claudia Paz y Paz, de nacionalidad Guatemalteca, del Grupo Interdisciplinario de Expertos independientes (GIEI), en la presentación el informe de seis meses de investigación sobre los hechos del 26 de septiembre que se transmitió ayer por internet.
El experto Francisco Cox, de Chile, denunció que en nueve escenas de ataques directos, hubo mucha observación al menos de policías federales, ministeriales y militares de inteligencia del 27 Batallón de Infantería, que nada hicieron para proteger a 180 víctimas directas, seis ejecutadas, 80 víctimas perseguidas bajo atentado contra sus vidas, 43 desapariciones forzadas y 700 familiares directos afectados por el dolor y el miedo.
Entre las revelaciones, se informó que tuvieron acceso a un video de la terminal de autobuses de Iguala “que no había sido destruido” en alusión a los viodegrabaciones de las cámaras del seguridad en el Poder Judicial que ya no existen. Asimismo, que el normalistas Julio César Mondragón, fue torturado, muerto a golpes en la cabeza y desollado del rostro postmorten.
A partir del video de la terminal de autobuses, cuando los estudiantes estuvieron en ese lugar, se confirmó que los alumnos se trasladaban en cinco autobuses, pero en el expediente judicial sólo consignan cuatro camiones. Subrayaron que la PGR debe determinar el paradero del camión que no ha sido mencionado, y que según declaraciones de policías involucrados, se quedó en la terminal, destruido por los estudiantes.
De los hechos frente al TSJ, revelaron que fueron dos los autobuses detenidos en ese lugar, a una distancia de cien metros uno del otro, en distintos momentos, y que los ataques se extendieron más tres horas, incrementando en el tiempo la intensidad de violencia.

Hechos documentados por expertos

A las 5:35 de la tarde del 26 de septiembre de 2014, dos camiones de la Estrella de Oro salieron de la Normal Rural Ayotzinapa con unos cien estudiantes rumbo a Chilpancingo, a decomisar autobuses para su traslado a marcha del 2 de octubre. Todos son de primer grado, menos seis, cuatro son de segundo año y dos de tercero.
En Chilpancingo se encontraron con policías federales, “sólo por esa razón” se dirigen a Iguala, al crucero de Huitzuco (o Rancho del Cura) y a la caseta de peaje.
A las 5:59 de la tarde, en C-4 (comando de comunicaciones que coordina acciones entre corporaciones de policías y militares) reportaron que normalistas de Ayotzinapa se dirigen a Iguala. Desde ese momento se concentran policías federales en caseta de peaje y hombres de inteligencia del 27 Batallón de Infantería.
Entre 7 y 8 de la noche, los estudiantes llegan al crucero de Huitzuco y a la caseta de cuota, a pedir cooperación entre los automovilistas.
En el crucero de Huitzuco, ocho normalistas abordaron un tercer autobús de la línea Costa Line, y tras hablar con el conductor, acordaron llevar a los pasajeros a la terminal de autobuses y después regresaría con ellos a la Normal.
A las 8:45 de la noche, por disposición del conductor, entraron la terminal, bajaron a los pasajeros, y el chofer encerró a los estudiantes en el vehículo. Los normalistas encerrados pidieron ayuda a sus compañeros por celular.
Precisaron que antes, a las 7:40 de la noche, terminó el informe de la presidenta del DIF municipal, María de los Ángeles Pineda Villa, y así se desechó la versión de que los normalistas pretendían boicotear ese acto político.
Del video, detallaron que se ve llegar a los dos autobuses de la Estrella de Oro a la puerta principal de la terminal, con normalistas de Ayotzinapa que van a ayudar a sus compañeros y salen de ahí con tres autobuses más.
A las 4:30 de la tarde dos autobuses Costa Line salieron de la terminal por la calle Galeana, rumbo a la avenida Juan Álvarez, que termina en el Periférico Norte. Otro autobús de la Estrella de Roja, el que no ha sido incluido en la investigación oficial, salió por la puerta de atrás, a la calle Altamirano. Desde ese momento aparecen en la escena policías municipales con armas en mano.
Al salir el último autobús, se reportó una llamada a la terminal del secretario de seguridad Pública municipal, Felipe Flores, para decir a los directivos que no se preocuparan, que los estudiantes sólo se llevarían los autobuses.
Un autobús que salió por la calle Galeana cambió de rumbo de la caravana porque el chofer no conocía la ruta, se separó del camino “sin saber que los esperaban adelante”, dijo Claudia Paz. En cinco autobuses, los normalistas hicieron tres diferentes trayectorias.

Los ataques

A las 9:35 de la noche se reportó la llamada de los primeros disparos contra la caravana de tres autobuses de estudiantes que avanzó por calle Galeana, perseguidos por cuatro o cinco patrullas de la policía municipal. Al llegar a la avenida Álvarez, los disparos que primero fueron al aire, se dirigieron a los autobuses.
A las 9:40, al final de la calle Álvarez, donde topa con Periférico Norte, una mujer policía atraviesó la patrulla 002 para obstruir el paso. La policía se retira y varios estudiantes se bajan de los autobuses para mover el vehículo. Les disparan y es herido en la cabeza el normalista Aldo Gutiérrez, que sigue hospitalizado en estado de coma. Su familia aún espera un milagro.
A las 9:48, se reciben las primeras llamadas pidiendo ayuda de ambulancias. Sin poder avanzar, los estudiantes salen del autobús y se reanudan los disparos de manera directa. Los estudiantes se refugian entre dos autobuses Costa Line, donde un estudiante fue herido de la mano, y sufrió amputación de varios dedos.
A las 10:20 de la noche, un normalista sufre una crisis asmática y es evacuado del lugar, y contra el último autobús de la caravana de tres camiones, en el camión Estrella de Oro 1568, hay otro ataque a balazos y es herido un normalista desaparecido. No mencionan su nombre.
Todos los estudiantes del autobús 1568, son obligados a bajarse, tirarse al suelo, les apuntan con armas y los suben en seis o siete patrullas, a la vista de sus compañeros. Algunas versiones coinciden en que los llevaron a la cárcel municipal o barandillas, se habla de entre 12 y 17 estudiantes que llevaron a la cárcel y se encuentran desaparecidos.
Al mismo tiempo, al frente de la caravana un “policía con bigote blanco amarilleno”, en un ríspido diálogo daba órdenes a los estudiantes para que se retiraran de lugar, así como a los policías.
En ese punto, consta en los expedientes, llegaron federales y ministeriales que observaron los hechos y se retiraron del lugar sin atender ni proteger a los normalistas.

Frente al TSJ, ministeriales, federales e inteligencia militar

Por otro lado, rumbo al Periférico Sur, al autobús Estrella de Oro 1531, el chofer recibió la indicación de salir a Chilpancingo lo antes posible, pero al llegar al puente frente al TSJ, fue obligado a detenerse también interceptado por municipales.
Todos los normalistas que se encontraban en ese autobús, fueron detenidos y están desaparecidos.
Las declaraciones de policías municipales en prisión, refieren que en ese lugar había policía federal y ministerial y un agente de inteligencia militar.
El militar reveló que los normalistas no se querían bajar del autobús y lanzaron piedras a los uniformados. Los policías municipales rompieron los cristales de las ventanas con ramas y lanzaron gases lacrimógeno y gas pimienta para obligarlos a salir.
“El mismo militar señala que los jóvenes gritaban, que los bajaron del autobús esposados y los tiraron al piso. Otro testigo dice que los subieron a patrullas y los llevaron en dirección a Huitzuco, es decir, no con dirección al centro de Iguala”, como correspondía a la detención.
Los dos choferes de autobuses Estrella de Oro fueron golpeados y liberados esa misma noche, pero uno “fue llevado a una casa en el centro de Iguala, refiere que es una casa blanca con portón negro, había un hombre de complexión atlética, le preguntaron qué hacemos con ellos, les dijo ya saben ustedes qué tienen que hacer. Cuando estaban a punto de partir, les dijo, liberen”.
“Esta circunstancia nos indica que el operativo era dirigido por una persona que no hemos identificado y que el operativo fue coordinado por una persona, (que daba) todas las órdenes”.

El quinto autobús

Sobre el autobús que no ha sido documentado en el expediente, indicaron que se detuvo un momento en la terminal porque el chofer necesitaba recoger ciertos documentos y salió rumbo a Periférico Sur.
Llegó a pocos metros del otro autobús Estrella de Oro (frente al TSJ), donde también fue detenido por policías municipales y estatales, que bajaron a los estudiantes y los encañonaron con armas AR-15 a una distancia de 6 a 8 metros.
Los normalistas huyeron hacia un cerro, en la colonia Pajaritos, regresaron al Periférico a las 11:30 de la noche, con sus compañeros y en el trayecto, fueron perseguidos de nueva cuenta por policías municipales y estatales.
A las 11:30, reunidos en la calle Juan N. Álvarez, se concentraron más normalistas de Ayotzinapa, activistas y periodistas locales, y cuando estaban en una improvisada conferencia de prensa, desde una camioneta Pick up, negra, tres personas vestidos de negro y encapuchados, dispararon ráfagas directas y mataron a Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo, que recién llagaban a dar apoyo a sus compañeros.

468 ad