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Policías y sicarios siguieron al camión Flecha Roja que tomaron los normalistas en Iguala

*En un video tomado desde las cámaras de la terminal de autobuses la noche del 26 se ve una movilización policiaca atípica en torno a los estudiantes de Ayotzinapa, que de forma regular han tomado vehículos del transporte público en el estado

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Luego que normalistas de Ayotzinapa salieron por la calle Altamirano con el autobús Ecoter Flecha Roja, el último de tres camiones tomados de la terminal de Iguala, llegó veloz un grupo de policías municipales con armas desenfundadas, uno daba informes a través de un radio de comunicación y en un instante se retiraron igual, con prisa. El camión ya se había ido.
Poco después llegaron civiles corriendo al mismo lugar, uno avanza unos metros en dirección a donde se fue el autobús y regresa impaciente con una mano en alto dando instrucciones a los demás, minutos antes de los ataques masivos de policías y sicarios contra los estudiantes que terminaron en la desaparición forzada de 43, la ejecución de seis personas y con una veintena de heridos.
Los segundos de estas imágenes corresponden a los videos de la terminal de autobuses que consiguió el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la noche del 26 de septiembre de 2014, que se difundieron en el programa Atando Cabos de la periodista Denisse Maerker, en Televisa.
Es evidente una movilización atípica policiaca en torno a la toma de autobuses por normalistas de Ayotzinapa, que de forma regular han tomado vehículos del transporte público en Iguala, Chilpancingo y Acapulco para el traslado a sus actividades.
En el informe, los expertos confirmaron que “a pesar de que (los estudiantes) tenían otros objetivos como obtener transporte para que los normalistas provenientes de diferentes escuelas normales pudieran participar en la marcha del 2 de octubre”, podrían haberse cruzado, sin saberlo, en el tráfico de drogas ilícitas o de dinero, específicamente en ese autobús Estrella Roja.
Las sospechas fundadas de los analistas de esta hipótesis son las omisiones, contradicciones y ocultamiento de información en torno a este vehículo que encontraron en la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR), señaladas en el informe de trabajo de su primer periodo de mandato para esclarecer los hechos.
Video testimonial

El video que fue fundamental para señalar esta línea de investigación comienza a las 9 de la noche con 5 minutos, se observa el autobus Costa Line 2313 estacionado en los andenes dentro de la terminal, y en las escaleras de la puerta de espaldas el chofer conversando con los estudiantes. Está parado en la puerta del autobús, parece relajado pero obstruye el paso.
Según los testimonios de los estudiantes, el chofer dijo a ocho jóvenes que iban con él que lo esperaran 10 minutos antes de ir a la Normal de Ayotzinapa, pero al ver que el conductor no les hacía caso pidieron ayuda por celular a sus compañeros, que se encontraban en el crucero de  Huitzuco y en la caseta de peaje.
El lugar parece tranquilo, hay muchos autobuses al fondo y algunas personas conversando.
A las 9 de la noche con 9 minutos llegan dos autobuses Estrella de Oro, el 1531 y el 1568 con unos normalistas, bajan y se dirigen a la terminal, algunos se colocan sus playeras en el rostro a modo de pasamontañas.
En la cámara interior se observa que cuando ingresan los normalistas a la central, el chofer cerró la puerta de la unidad como para impedir la salida de los normalistas que estaban dentro.
En ese momento se reportó al Centro de Comando C-4, un “disturbio estudiantil”, se pide apoyo a la policía preventiva por “un grupo de estudiantes Ayotzinapos, los cuales se quieren introducir a la Estrella Blanca piden que se mande la unidad”.
En unos instantes la mayoría de los normalistas que visten playeras y pantalones de mezclilla llenan los pasillos, son de primer año.
En el extenso documento, el GIEI señaló que la tesis que manejó la PGR en el sentido de que los estudiantes fueron agredidos porque fueron confundidos con una banda rival de Guerreros Unidos que opera en Iguala, es inconsistente.
A las 9 de la noche con 11 minutos, en el video aparece Bernardo Flores Alcaráz uno de los normalistas desaparecidos, conocido entre sus compañeros como el Cochiloco, lleva el dorso desnudo y da instrucciones a sus compañeros.
Este joven fue señalado después por presuntos sicarios perpetradores del crimen, que se encuentran en prisión, de encabezar a un grupo de normalistas para hacer un ataque a la plaza, a modo de justificación para las agresiones.
Las declaraciones de sobrevivientes indican que estaba al frente de la toma de autobuses, no dirigía ningún ataque en Iguala.
A las 9 de la noche con 21 minutos en el video se observa a los estudiantes llevando a empellones a un chofer para llevarse un camión Costa Line, segundos después suben a otro camión de la misma empresa. Algunos rezagados lanzan piedras contra el autobús en donde fueron retenidos sus compañeros, que quedó estacionado en la central.
A las 9 de la noche con 26 minutos salen con los dos autobuses de la central, seguidos por los dos autobuses Estrella de Oro, a donde se suben varios normalistas antes de partir.
Al mismo tiempo se observa en otra cámara de seguridad la salida del último autobús, el Ecoter Estrella Roja, sale por la puerta trasera de la terminal rumbo a la calle Altamirano, que se desvía a otro camino. Los cinco camiones tenían como objetivo regresar a la Normal Rural de Ayotzinapa.
A las 9 de la noche con 27 minutos llega un grupo de policías, uno lleva su arma en la mano derecha y con la izquierda toma su radio y reporta.
Presuntamente es el secretario de Seguridad Pública del municipio de Iguala, Felipe Flores, prófugo de la justicia, quien declaró ante la PGR que recibió una llamada de la central camionera y respondió que guardaran la calma, que no pasaría nada, que los estudiantes tomarían los camiones y se retirarían de la central, y que no les iban a causar daño a los pasajeros.
Dos minutos después aparecen en la misma calle un grupo de civiles corriendo en dirección a donde se dirigieron los autobuses, uno regresa de un lado a otro, levanta un brazo, parece que da indicaciones.
De acuerdo con las declaraciones recabadas por la PGR, varios delincuentes halcones vestidos de civil siguieron a los normalistas esa noche.
Uno de los primeros detenidos, Marco Antonio Ríos Berdel declaró que le pidieron “que se fuera a halconear a los ayotzinapos porque los que vienen en los autobuses, vienen de los contras, Los Rojos a pelear la plaza, son los pelones”.
Los pelones eran los estudiantes de primer grado de la Normal, que por tradición son rapados al inicio del ciclo escolar. Minutos después y calles más adelante comenzaron los ataques de la Policía Municipal y de sicarios de Guerreros Unidos.

El quinto autobús

En el informe, los expertos subrayan que no hay elementos para decir que los normalistas fueron atacados porque el grupo criminal Guerreros Unidos los confundió con el grupo rival, Los Rojos.
Consideran que todas las evidencias circunstanciales confirman la importancia de investigar en profundidad el quinto camión, Ecoter Flecha Roja, que hasta el momento representa la clave más consistente de la violencia desatada contra los normalistas, y posteriormente contra el equipo de fútbol de Los Avispones y otras personas, confundidas con ellos.
Destacan que en Iguala aún hay “un enorme nivel de miedo” entre la población y numerosos testigos se niegan a declarar. Otros lo hicieron pese al gran temor y pidieron confidencialidad, otros proporcionaron información sólo después de numerosos contactos previos, a través de redes de confianza.
Estiman que el miedo no sólo es una respuesta al nivel de agresión sufrido, sino al grado de control que se percibe en la zona por parte de los perpetradores de los crímenes o sus cómplices, y a la falta de protección que sienten los testigos frente a posibles acciones en su contra.

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