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Divide opiniones el copy-paste de la iniciativa presidencial para crear la Secretaría de Cultura

“Demuestra que es una ocurrencia de fin de semana”, dice un diputado de Morena. El escritor jalisciense Antonio Ortuño opina que “este asunto en concreto me parece sobredimensionado en extremo”

Silvia Isabel Gámez / Agencia Reforma

Ciudad de México

El copy-paste de la iniciativa presidencial para crear la Secretaría de Cultura dividió opiniones. Al crítico literario Fernando García Ramírez, no le parece mal que Enrique Peña Nieto presente como propias las ideas de quien concibió el documento, el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa.
“En todo caso, la reutilización de las mismas frases que empleó (Tovar y de Teresa) en un artículo periodístico deja ver que es una iniciativa elaborada sin el cuidado necesario, confeccionada con retazos y parches. Hubiera sido mejor dilatarla un poco, para prepararla con más cuidado, con mayor hondura conceptual, con miras más amplias”, señala el consejero editorial de Letras Libres.
El ensayista Armando González Torres considera natural que se tomen como referencia textos escritos por Tovar y de Teresa, y que se retomen documentos institucionales. “No se trata de ningún plagio”, aclara. “Son textos públicos, que provienen a menudo de una misma fuente, y van dirigidos a un mismo propósito institucional”.
Alfonso Suárez del Real, diputado local electo por Morena, califica de escandaloso que se haya armado la iniciativa con fragmentos de escritos del titular de Conaculta. “Acredita que es una ocurrencia de fin de semana”.
Su objeción es que la iniciativa parta, al parecer, de un único discurso, el de Tovar y de Teresa. “Y dos: que se haya ignorado la participación de la comunidad cultural en el proceso”.
Carlos Lara, analista y asesor legislativo, explica que al elaborar una iniciativa, la exposición de motivos debe considerar aquellas propuestas que la antecedieron. Eso hace el presidente Peña Nieto, con el objetivo de apuntalar sus argumentos, y eso harán también los legisladores, agrega, cuando les toque revisarla.
“Es discurso institucional y es el gobierno hablándose a sí mismo”, observa el escritor jalisciense Antonio Ortuño. “La verdad es que hay mucho de discutible en la política cultural mexicana, pero este asunto en concreto me parece sobredimensionado en extremo”.

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