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Insisten feligreses de Atliaca que su conflicto no está resuelto tras la visita del obispo

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Feligreses de Atliaca, municipio de Tixtla, rechazaron que el nuevo obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, haya resuelto el conflicto religioso en la comunidad, como lo aseguró el 8 de septiembre en su visita al pueblo.
El dirigente de un grupo, Gonzalo Guerrero Suárez, denunció que el obispo está siendo parcial, ya que cuando visitó Atliaca se reunió sólo con el grupo que encabeza Inés Zarate Juárez, que mantiene tomada la iglesia del Divino Salvador, y ha bloqueado la carretera.
Ayer, un grupo de feligreses acompañado de Gonzalo Guerrero acudió a las oficinas del obispado, y demandó una audiencia con
Salvador Rangel Mendoza.
El vecino cuestionó que el obispo se haya reunido con Inés Zárate, a pesar de que fue excomulgada por el obispo, Alejo Zavala Castro, por los conflictos que ha provocado entre los feligreses.
Dijo que el obispo, Salvador Rangel visitó Atliaca el martes 8 de septiembre, por las protestas de vecinos que siguen a Inés Zárate, y para resolver el problema de división.
El obispo se reunió sólo con el grupo de Inés Zarate, y se comprometió que el sacerdote, Carlos Cristino Luna ya no oficiará misa en las tres iglesias, agregó que el problema de división no está resuelto.
El 9 de septiembre, el gobierno del estado en un boletín de prensa informó que “el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, y el subsecretario para Asuntos Religiosos, Jorge Alberto González Rivero, acudieron a Atliaca para atender el conflicto”.
Agregó que “se ofició una misa para colaborar en la reconciliación entre los habitantes, que han tenido diferencias desde hace tres años”.
Se informó que, durante la homilía el obispo hizo un llamado por la paz y la tolerancia, “dio a conocer que el presbítero Carlos Crestino Luna ya no será sacerdote de la iglesia de San Salvador, y en breve nombrará a uno nuevo”.
Al finalizar la misa, los vecinos agradecieron la visita de las autoridades estatales, y de la iglesia católica, y acordaron que no harán más actos de protesta.
Guerrero Suárez insistió que el obispo agravó la situación, ya que tendría que reunirse con las dos partes.

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